
Prometo que hoy iba a dedicar esta mirada a algún tema agradable y ligero, que tenía pensada una crónica sencilla y amena; pero la lectura de la prensa me ha estropeado el plan.



Ando, lo confieso sin rubor, cabizbajo, melancólico y apagado tras el nombramiento de Juan Manuel Moreno Bonilla como nuevo líder indiscutible e indiscutido del PP andaluz.


Sin llegar a los extremos de la omertá siciliana (el que habla, muere, el que calla vive), la ley del silencio está firmemente establecida en nuestros usos y costumbres de ácratas vocacionales.


Una cierta melancolía se ha adueñado de mí, tal vez por la lluvia o acaso por el chaparrón de disparates e imbecilidades que salen de la boca de nuestros gobernantes. No lo sé.


Igual que cada uno de nosotros es quien es por su biografía personal, su historia y sus circunstancias, en los pueblos ocurre otro tanto de modo que Alhama es la suma de su pasado y su presente.


Ya tienen el Boletín Oficial del Estado para dejar constancia de las leyes que su mayoría absoluta les permite legislar (para una minoría muy minoritaria, por cierto).