Sé que corro el riesgo de que me llamen cansino, “hartizo o “hartible” maneras estas últimas de llamar en mi Granada y Cádiz a quienes son insistentes, pesados o cansinos, la misma palabra lo dice. Lo que se llama "ser más pesao que una vaca en brazos"...
Incluso yo mismo estoy algo cansado de tener que escribir siempre la misma mirada; me apetecería escribir sobre las bondades del za-zen, o sobre esa maravilla que es el ajoblanco, sopa fría que sufre en silencio la tiranía del gazpacho. No es que me falten ideas y temas para dar a esta humilde colaboración semanal un aire más alegre, festivo y primaveral. Lo que pasa es que ahí siguen los gobernantes aplicando políticas que nos llevan a la pobreza extrema para enriquecer aún más a los ricos; lo que pasa es que están pasando cosas en España que no deberían pasar en ningún país, pero mucho menos en uno que se vanagloria de estar saliendo de la crisis, según cuenta ufano el presidente del gobierno; ante estas cosas callar es ser cómplice, hablar de otras cosas es ser escapista, ignorar la realidad, vivir de espaldas a ella, es peligroso.
No me queda más remedio que insistir una y otra vez en lo mismo; no es que crea que mis reflexiones sirvan para mucho, pero al menos, me sirven a mí para decir lo que pienso que no es fruto ni del resentimiento, ni de la envidia, ni de la ira ni de ninguna frustración. Es fruto de la observación serena de la realidad que vivo, que pasada por el tamiz del pensamiento y la reflexión dan lugar a mis ideas. Naturalmente como mi inteligencia es limitada, es posible que mis observaciones estén viciadas. Pero ante las afirmaciones de un presidente del gobierno que no sabe leer su letra, que no sabe leer los discursos sin leer diez veces “fin de la cita” y que no sabe que estamos en el año 2014, prefiero creer en lo que perciben mis sentidos.
Es posible también que mis cansinas reflexiones estén contaminadas por mi ideología, no lo niego. Reconozco mi aversión a todo lo puro, libre de contaminación y demasiado limpio. La belleza imposible del Photoshop, la patria libre de extranjeros y emigrantes, el aire demasiado limpio de montañas nevadas... a vida ensucia, vivir contamina y solo el agua y el güisqui me gustan puros, cada uno por separado. Por lo demás prefiero las manos sucias de un campesino o un albañil a las manos limpias de algunos empresarios, algunos sindicatos y algunos políticos. Y desde luego la convivencia de ideas libremente expresadas y respetadas incluso en el desacuerdo.
Es posible que mis ideas estén contaminadas, pero lo que estoy seguro es que no son mendaces, mercenarias o interesadas. Si escribo que otra política es, no sólo posible si no necesaria, es porque estoy convencido de que es verdad; si escribo que las medidas de ajuste, recortes y empobrecimiento de las clases más desfavorecidas son ideológicas y una clara agresión a España y el pueblo español es porque estoy convencido de la certeza de lo que escribo.
Y desde ese convencimiento pienso seguir escribiendo sobre lo que no quiero escribir, pero considero que es mi deber para mí mismo y para los lectores que tienen a bien compartir estas reflexiones mías. A fin de cuentas, el cansino no soy yo, los cansinos son ellos.
No me queda más remedio que insistir una y otra vez en lo mismo; no es que crea que mis reflexiones sirvan para mucho, pero al menos, me sirven a mí para decir lo que pienso que no es fruto ni del resentimiento, ni de la envidia, ni de la ira ni de ninguna frustración. Es fruto de la observación serena de la realidad que vivo, que pasada por el tamiz del pensamiento y la reflexión dan lugar a mis ideas. Naturalmente como mi inteligencia es limitada, es posible que mis observaciones estén viciadas. Pero ante las afirmaciones de un presidente del gobierno que no sabe leer su letra, que no sabe leer los discursos sin leer diez veces “fin de la cita” y que no sabe que estamos en el año 2014, prefiero creer en lo que perciben mis sentidos.
Es posible también que mis cansinas reflexiones estén contaminadas por mi ideología, no lo niego. Reconozco mi aversión a todo lo puro, libre de contaminación y demasiado limpio. La belleza imposible del Photoshop, la patria libre de extranjeros y emigrantes, el aire demasiado limpio de montañas nevadas... a vida ensucia, vivir contamina y solo el agua y el güisqui me gustan puros, cada uno por separado. Por lo demás prefiero las manos sucias de un campesino o un albañil a las manos limpias de algunos empresarios, algunos sindicatos y algunos políticos. Y desde luego la convivencia de ideas libremente expresadas y respetadas incluso en el desacuerdo.
Es posible que mis ideas estén contaminadas, pero lo que estoy seguro es que no son mendaces, mercenarias o interesadas. Si escribo que otra política es, no sólo posible si no necesaria, es porque estoy convencido de que es verdad; si escribo que las medidas de ajuste, recortes y empobrecimiento de las clases más desfavorecidas son ideológicas y una clara agresión a España y el pueblo español es porque estoy convencido de la certeza de lo que escribo.
Y desde ese convencimiento pienso seguir escribiendo sobre lo que no quiero escribir, pero considero que es mi deber para mí mismo y para los lectores que tienen a bien compartir estas reflexiones mías. A fin de cuentas, el cansino no soy yo, los cansinos son ellos.