Roscos fritos

Ayer merendé un vaso de leche con un rosco frito. ¡Cuánto tiempo hacía que no degustaba yo esta dulce combinación culinaria! 

El ‘jumero’

¡Qué importantes eran aquellas sencillas chimeneas, los humildes ‘jumeros’, en nuestras casas!
 

Por el camino del río

No hay mucho que, en uno de mis casi diarios paseos, busqué aquella antigua vereda que por la margen derecha del río nos conducía hasta el ‘romance’ del cortijo Los Álamos.

¡Un amocafre!

Terminaron por fin las fiestas navideñas. Atrás quedaron la alegría del reencuentro, el descanso por vacaciones, las comidas familiares y de empresa.

“Zorras al menchón”

Fue el 25 de diciembre, primer día de Pascua. Fue en un año cualquiera, década de los sesenta del pasado siglo. Fue una de tantas noches en que los ‘tocaores’ salían a la calle con sus instrumentos para alegrarnos las fiestas navideñas.

Leer, escribir… y las cuatro reglas

Algo, o mucho, había cambiado la enseñanza cuando yo di mis primeros pasos como docente en este apasionante mundo de la formación de niños y jóvenes.

Éramos pobres

Éramos pobres. Y comíamos como pobres. Salió el tema en una comida familiar en la que coincidimos tres generaciones. Pollo asado, encargado en un conocido asador alhameño, con sus patatas fritas (preparadas junto con los pollos) era el menú de ese día. Qué fácil, qué cómodo. Y hasta barato, diría yo.

Las brevas y los civiles

¿Quieres que cojamos algunas brevas?

Bonilla “El pecas” vuelve al cole

Quienes conocimos a Bonilla a través de Alhama Comunicación sabemos que su infancia no fue fácil. Feliz sí, pero dura. 

Las calores de este verano… y las de otros veranos

Que el cambio climático ya es una realidad, lo tenemos asumido: lo dicen los expertos. Que la temperatura media del planeta se ha elevado en pocos años un grado (o grado y medio), también nos lo han dicho ya (los expertos). Y de que este verano ha hecho muchísima calor también nos hemos enterado todos (la tele lo decía al mediodía y por la noche día sí, día también).

‘Esfarfollando’ maíz

Recuerdo que durante muchos años las camas de mi casa estuvieron equipadas con dos colchones: uno de farfollas debajo y otro de lana encima.