No hay mucho que, en uno de mis casi diarios paseos, busqué aquella antigua vereda que por la margen derecha del río nos conducía hasta el ‘romance’ del cortijo Los Álamos.
Terminaron por fin las fiestas navideñas. Atrás quedaron la alegría del reencuentro, el descanso por vacaciones, las comidas familiares y de empresa.
Fue el 25 de diciembre, primer día de Pascua. Fue en un año cualquiera, década de los sesenta del pasado siglo. Fue una de tantas noches en que los ‘tocaores’ salían a la calle con sus instrumentos para alegrarnos las fiestas navideñas.
Algo, o mucho, había cambiado la enseñanza cuando yo di mis primeros pasos como docente en este apasionante mundo de la formación de niños y jóvenes.
Éramos pobres. Y comíamos como pobres. Salió el tema en una comida familiar en la que coincidimos tres generaciones. Pollo asado, encargado en un conocido asador alhameño, con sus patatas fritas (preparadas junto con los pollos) era el menú de ese día. Qué fácil, qué cómodo. Y hasta barato, diría yo.
¿Quieres que cojamos algunas brevas?
Quienes conocimos a Bonilla a través de Alhama Comunicación sabemos que su infancia no fue fácil. Feliz sí, pero dura.
Que el cambio climático ya es una realidad, lo tenemos asumido: lo dicen los expertos. Que la temperatura media del planeta se ha elevado en pocos años un grado (o grado y medio), también nos lo han dicho ya (los expertos). Y de que este verano ha hecho muchísima calor también nos hemos enterado todos (la tele lo decía al mediodía y por la noche día sí, día también).
Recuerdo que durante muchos años las camas de mi casa estuvieron equipadas con dos colchones: uno de farfollas debajo y otro de lana encima.
José Antonio Moreno, “Chispas”, fue alumno mío en el alhameño colegio del Callejón. Ahora, casado con una santacruceña, somos casi vecinos en este mi pueblo natal y suyo de adopción. Es más, nos vemos con frecuencia: en los casi diarios paseos por mi “circuito urbano” suelo encontrarlo cerca de su navecilla donde siempre ha tenido gran variedad de animales.
Era, verdaderamente, el verano una estación de mucho trabajo. Me refiero al verano para las gentes del campo, en aquellos tiempos de mi infancia y juventud.