Hay hechos que por su importancia y ejemplaridad no deben olvidarse jamás. Los que, de tiempo en tiempo, deben recordarse para que las nuevas generaciones sepan de ellos y, de alguna forma, los incorporen a su memoria y sigan transmitiéndose en el transcurrir del tiempo.
Lo repito una vez más. Nada de barrio árabe o musulmán. Es ciudad propiamente dicha, históricamente, es la parte antigua de Alhama. Fue la que recibió esa consideración, ya con los cristianos, en el siglo XV.
“Al contemplar amorosamente la semblanza del compañero ausente, la nota más característica es su modestia. Hinojosa era modesto no sólo en su trato y en su porte personal, sino también en su ánimo y empleo que siempre hizo de sus facultades”, del discurso conmemorativo que le dedicó su amigo Antonio Maura, presidente del Gobierno.
Los años pasan y siempre es interesante, cuando van transcurriendo las generaciones, recordar aspectos esenciales e importantes de nuestra historia local y comarcal.
El equipo siempre fue durante aquel tiempo, prácticamente hasta casi su último año, en progresión y tras conseguir quedar finalista, participó en los campeonatos nacionales, que se celebraron en Burgos.
Fue un equipo excepcional de balonmano femenino. Adelantado a su tiempo. Sin medios ni posibilidades, la entrega y esfuerzo de las chicas que lo constituyeron lo hicieron posible y vencedor. Maruchi Espejo fue la mejor jugadora de toda la provincia de Granada en aquellos años y Mari Carmen Serrano la mejor portera de aquella década en este deporte.
Manuel Vinuesa. Hombre de altos sentimientos y saber, espiritual y culto, fue el que consiguió con el apoyo de los miembros de la Unión Cooperativa Panadera que el descanso dominical llegase a los panaderos, al igual que como teniente-alcalde creo el denominado “¡Día de Jauja!” Donde los niños disfrutaron con todo para ellos gratis un día de toda feria alhameña.
Cuando, cumplidos sus días -varios miles menos de los que todos hubiésemos deseado que viviese- , Manuel, que amaba, sí amaba de querer, apreciar, prendarse, cortejar,… nuestra Alhama, decidió -lógicamente en primer lugar por convicciones espirituales- la fórmula más rápida e irreversible de que se fundiese su ser material con esta tierra, pero consiguiendo, sin buscarlo, que esa unión que se extenderá hasta el final de los siglos no fuese como la que le sucedió a Virata que, al paso de algún tiempo, quedó en el olvido de los hombres para siempre.
Cuenta la leyenda que un caluroso día del mes de julio de 1655, exhaustos, tres carmelitas, procedentes de Granada, subían la cuesta de Cacín camino de Alhama, apareciéndoseles un anciano vestido de manto blanco y túnica parda, con crecida barba blanca, el que les hizo pasar a su choza y aliviar sed y hambre, hasta que se quedaron dormidos.
Alhama, la inmensa mayoría de los alhameños, a lo largo de los siglos, junto con su primera gran devoción a su Patrona, la Virgen de las Angustias, le ha tenido también especial devoción a la del Carmen, así como a la del Rosario. La mayoría no sabe la historia de la actual imagen del Carmen, así como del Crucifijo que preside el templo del Carmen, lo que en estas fechas de conmemoraciones religiosas y populares en honor de esta Virgen es oportuno narrar lo que sabemos al respecto.
Repito, hay que hacerlo, al menos de generación en generación, puede que esta sea la última que me toque a mí, pero nos seguirán, seguro, otros, al menos de década en década, porque los hijos y personas ilustres, que nos dieron lustre y prestigio, nunca deben desaparecer en el olvido.