Pudiera ser que tú y yo, / en este instante breve y luminoso, / seamos más que carne y deseo, / más que historia o casualidad.
Desde mi lecho de arena / te vi, amazona ufana, / altiva, desafiante, / sobre tu jaca alazana.
Se le va descubriendo poquito a poco por sus leyendas, por sus casas solariegas, por sus mazmorras, por su casa cuna, por su primer hospital de sangre, por su iglesia mantenida por familias adineradas de bien.