La habitación por de noche era todo techo, y la noche carne y la carne acción. La noche, brava y sin fundamento, pasó como una secuencia sabrosa y extraña.
Y ante su impulso habrán de huir las sombras / el triunfo de la vida / una vez más.
Las pasadas fiestas me hicieron reflexionar sobre algo que sí que creo que nos inquieta y desasosiega: es la soledad.
Ya perdí mi caballo de cartón, / queridos Reyes Magos, / con sus bridas de seda, / con sus ojos de ámbar.
Nació Dios entre los hombres / y el mundo no se enteró.
Y los fantasmas del odio, / rojos sus ojos de ira, / a la puerta están llamando.
Vuelvo la vista atrás / en ocasiones / por contemplar caminos / que recorrí.
Tendido, dormitando, / sobre el mullido suelo / de la alameda, / sueño que, cerca, el río / susurra su canción / de agua y piedra.
Trae viejas melodías / de algún viejo cantar.
Los ríos son dedos / que de tus manos escapan / dando nombre, a toda la comarca.