Ay, concierto, al pueblo dormido, / desde el puente, en vieja guitarra, / lágrimas derrama, entre amigos, / que alivia pena, en sufrida alma…
Ahora, al caer la tarde de este día, / siento nuestro fracaso. / ¿Qué es lo que hicimos mal?
¡Qué cercanos se encuentran en la vida / el triunfo y el fracaso, / la luz y las tinieblas, / la alegría y la pena!
Las manos en el bastón / y los ojos entornados. / Así se pasa las horas / en la recacha sentado.
Ella, como un suspiro delicado / que dormita invisible en el silencio, / atrapaba su mirada furtiva y luminosa, / en la templada brisa de un atardecer amable…
En esta noche de magia, / mientras sosegado duermes, / llegarán, muy despacito, / los Reyes Magos de Oriente.