Cuanta vida, en tan tiernos juegos, de hijo y madre, en su larga vida.
Desecaron los cauces / de los ríos sin niños / los sedientos veranos, / las sequías de abril.
(A Antonio Sánchez Quintero, in memoriam)
A quienes conmigo compartieron años de formación en el Seminario de Granada; a quienes a ella dedicaron su gran preparación, su esfuerzo y su tiempo: mi más entrañable recuerdo y mi inmensa gratitud.
Te cambiaría estos versos / por tu dulce sonrisa, / por tu mano en la mía, / por respirar tu aliento.
Tu eres dulce melodía, / que hace mi encuentro tan tierno, / noble mirada y sonrisa, / que remansa en mi alma el sueño…
Gozares en tierna sonrisa / de amor y hechizo tan sincero, / fuerza en raíz de recia vida, / luchando juntos, nuestros sueños.
Para las nuevas generaciones leer un libro «no es una posibilidad ni la consideran para ná divertida», sin embargo, ¿por qué es vital y necesario leer?
Y, los dos juntos, / veremos nuevamente amanecer.