
Fue a finales de septiembre del pasado año. ¿Lo recuerdan? Yo les invitaba, en mi artículo de presentación, a hacer un alto en el caminar de la vida y “volver la vista atrás”.
Fue a finales de septiembre del pasado año. ¿Lo recuerdan? Yo les invitaba, en mi artículo de presentación, a hacer un alto en el caminar de la vida y “volver la vista atrás”.
Alguna que otra vez, con algún pretexto tonto poco consistente, me gusta recorrer andando las calles de la parte antigua del pueblo.
“¡Ya faltan diez días pa la feria!” “¡Ya faltan cinco días!” “¡¡Dos días faltan ya pa la feria!!” Y así íbamos contando desde no sé cuánto tiempo antes y tirando de los días que faltaban como el que tira de sus últimos días de condena.
Si cualquiera de nuestros niños o jóvenes de hoy en día nos oyese hablar del “concejil”, lo más probable es que anduviese un poco despistado intentando averiguar de quién hablábamos.
Llegaron en un viejo carromato tirado por un caballo percherón que, por su aspecto, parecía estar poco acostumbrado a los piensos de cebada y a los asiduos cuidados.