
La de los enfermos de Hepatitis C que no pueden afrontar el gasto del tratamiento para el que Sanidad sólo aporta 125 millones de euros.
El paisaje se va vistiendo de otoño, poco a poco, lentamente, como si se resistiera a dejar el verano. El esquema de la “tractoreta” continua en el “Vadillo”, tal vez reflexionando sobre lo efímero y fútil del éxito, que como viene se va.
Creo vagamente que cuando Erasmo de Rotterdam escribió su “Elogio de la locura”, también llamado “Encomio de la estulticia” lo hizo en tono satírico.
Tal vez no con la aparatosa motosierra que gasta el bigardo de la foto, pero sí con su irreprimible ansia cortante, nuestro gobierno recorta, recorta, recorta…
“No éramos ni ladrones, ni criminales, ni bandoleros. No lo olvides nunca. Luchábamos contra una dictadura fascista”. Elena Moya, “La maestra republicana”.
Me apropio del título de la novela de Tom Sharpe a sabiendas de que a él ya nada le importa y de que a sus herederos legales supongo que tampoco, máxime cuando recomiendo a mis paisanos su lectura para reír a carcajadas, que nos hace falta.
Supongo que la diferencia, la única diferencia, entre el dolor de una madre judía y el de una musulmana ante el dolor por un hijo muerto es el nombre distinto del dios al que rezan y el idioma en el que lo hacen.