Reprobación de la estulticia


 Creo vagamente que cuando Erasmo de Rotterdam escribió su “Elogio de la locura”, también llamado “Encomio de la estulticia” lo hizo en tono satírico.

  En modo alguno creo que pretendiera que la estulticia, necedad o como queramos llamar a una cierta falta de dotación intelectual, fuese modelo y norma de vida a usar en el día a día, en los asuntos de Estado o en la política cotidiana. Y, sin embargo, basta la lectura diaria de la prensa para que lleguemos a la conclusión de que la estulticia reina en todos los ámbitos del humano acontecer, sin diferenciar clases sociales, sexos, ideologías, razas o cualquier otra circunstancia; de tal suerte leímos las declaraciones de un alcalde que tuvo la ocurrencia de decir que “me da miedo quedarme solo en un ascensor con una mujer por si se arranca la falda o el sujetador y dice que la he querido violar” el tenor de la frase creo que no es literal, pero si su sentido. El tal alcalde es del PP y recuerdo bien su localidad, pero por respeto a sus ciudadanos, no la digo. Cómo la necedad está muy bien repartida, un alcalde del PSOE llamó “yihaidistas” supongo que queriendo decir asesinos, a la Guardia Civil, justo en fechas en las que este cuerpo lamentaba la perdida de tres de sus miembros que acudieron al rescate de un montañista herido, además el primer edil, cuyo pueblo tampoco digo, “documentó” su idiotez no con una foto real de la represión franquista, que haberla la hubo, si no con un fotograma de un documental.

 Pero es que además ahora se está poniendo de moda el “mojarse” por la causa de la investigación sobre la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) arrojándose encima un cubo de agua, helada a ser posible, lo cual ya es en sí una conducta ligeramente estúpida, toda vez que el remojón si no va acompañado de dinero contante y sonante poco le aprovecha a los investigadores; pero es que además se ha dado el caso real de un bien intencionado pero corto de luces que se ha hecho arrojar encima 1500 litros de agua procedente de un hidroavión de los usados en apagar incendios, el objetivo de la descarga de los 1500 litros está ingresado con politraumatismos, el piloto no sé dónde anda, pero tengo para mí que ambos están a falta de un hervor, que es falta de madurez y experiencia, como poco.

 Prosigue la lista de necedades que se dan en este país nuestro, en el cual rebozarse en tomate maduro se considera fiesta digna de salir todos los años en los telediarios, y dónde no es rebozado en tomate es empapado en vino por fuera, que de ser por dentro este firme defensor de la Romería del vino nada tendría que decir en contra.

 Y, ¿Qué decir de esa costumbre de hacerse autorretratos en el filo de un tajo, frente a una ola de las más grandes o en otros lugares en los que “peligra la vida del retratista?, fotos que no tienen otra función que la de ser puestas en redes sociales.

 Podría añadir otros casos de estulticia, incluso no muy lejos de aquí, pero creo que ya he documentado suficientemente que la situación es tal que no cabe un necio más, no ya en España, si no en el mundo. Y lo peor es que estos tales no ponen solo en peligro sus vidas sino que con su acción votante eligen presidentes de gobierno, alcaldes, presidentes de autonomías y toda suerte de gente rapaz y, las más de las veces poco capaz, porque en esto de la necedad el reparto es notoriamente abundante de forma que no escapan a ella ni gente humilde ni poderosos, ni ricos ni pobres, ni gente iletrada ni gente docta, que bien se sabe que lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta.