La gente la sierra



  “No éramos ni ladrones, ni criminales, ni bandoleros. No lo olvides nunca. Luchábamos contra una dictadura fascista”. Elena Moya, “La maestra republicana”.

  Entre las pequeñas y grandes historias que mis padres me contaban de Alhama, para que no dejara de tener en cuenta que a pesar de residir en otra tierra éramos de ésta, se encontraban las historias de “la gente la sierra”, estas últimas contadas en voz más baja… La expresión “la gente la sierra”, traía a mi imaginación figuras de bandoleros, armados de trabuco y recorriendo los campos a lomos de caballo.

 Siempre me ha parecido curioso que la forma de referirse a los combatientes antifranquistas sea esta, no bandoleros, bandidos o forajidos para los vencedores, ni maquis o guerrilleros para los vencidos, si no la mucha más aséptica y distante "gente de la sierra". Por lo que he podido leer y oír aquí y allá es perfectamente posible que en las sierras de Alhama y su comarca se encontrasen partidas de guerrilleros de la Agrupación Guerrillera de Granada (algunos de cuyos integrantes aparecen en la foto, tomada en 1948) e incluso de la de Málaga; pero también es posible que gente huida de la guerra, la miseria y la España de Franco practicase el bandolerismo como medio de vida. A fin de cuentas la miseria es un acicate más fuerte que la pertenencia ideológica a las ideas comunistas, socialistas o anarquistas para echarse a la sierra.

 De cualquier forma en nuestro pueblo, los que tienen edad para ello, aún recuerdan a los moros de Franco, que, junto a la Guardia Civil, combatían en una guerra no declarada, pero igualmente existente contra los defensores de la República. Estos moros, algunos con apodos tan “alhameños”, como el “Moro Matute” o “Moro Guitarra”, hacían la instrucción en la Plaza del Rey, según los recuerdos de un niño de la época, mi padre, que también fue testigo de la irrupción en el cortijo en el que vivía, por trabajar allí mi abuelo, de un grupo de gente armada para abastecerse de comida y tabaco. Por los recuerdos de mi padre, iban uniformados y usaban “avisperos”, también llamados “naranjeros”, subfusiles fabricados por la República en Valencia, de ahí lo de naranjeros, lo que me hace suponer que se tratase de combatientes antifascistas más que gente echada a la sierra por necesidad a los que imagino más bien armados con viejas escopetas de caza.

 Lo cierto es que aunque el régimen de Franco lo negó existió una resistencia armada, igual que la hubo en toda la Europa ocupada por los nazis, de hecho muchos de los guerrilleros españoles antes habían luchado contra el nazismo, y sólo la falta de interés de los aliados en acabar con Franco (para los servicios secretos británicos “Franco solo es peligroso para los españoles”, y para los Estados Unidos un aliado contra el comunismo), y otra serie de circunstancias adversas hizo que Franco, que fue evolucionando del fascismo más puro al “no meterse en política” continuase en el poder durante cuarenta años. El último guerrillero, anarquista, murió en Galicia en 1965.

Foto: Agrupación guerrillera de Granada 1948