En una república social bien organizada, en la cual el estado garantizase los servicios básicos y un salario para todos suficiente para cubrir las necesidades, ni la caridad ni la solidaridad serían necesarias.
No, no voy a hablar de la vida privada de nuestro Jefe de Estado, aunque por el título pudiera parecerlo. La pregunta viene a cuento porque hay quien cree que podría serlo, pero no en sentido figurado sino literalmente.
“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” escribió Juan (8,32) en su evangelio. Pese a que el nuevo alcalde de Nueva York, Bill de Blasio es ateo, izquierdista (muy izquierdista) y preocupado más por las desigualdades sociales que por las religiones, supongo que como descendiente de italiana y persona culta debe conocer esa frase.
Confieso que estoy esperanzado por el anuncio de que hay dotación económica para terminar el tramo Santa Cruz-Alhama; igual que nuestra legislación, yo aplico la presunción de inocencia hasta que pruebas fuera de toda duda la enerven, y por tanto, voy a esperar a que venga Manuel Morales a Alhama a decir lo que tenga que decir, y entonces, y solo entonces, me decepcionaré si es que tengo que decepcionarme.
Estimada señora Caballero: Ante todo decirle que me dirijo a usted con el tratamiento usual que empleo para la gente a la que respeto y admiro profundamente, de usted; en algunos casos, pocos, antepongo el don, como en el caso de Don Mario Benedetti, Don José Saramago, Don Marcos Ana, o Don José Luis Sampedro.
Se afirma que todas las ideas son respetables, cosa con lo cual no estoy de acuerdo en absoluto; no creo que las ideas sostenidas por el Partido Nacional Socialista Alemán de los años treinta sean dignas de respeto sino del más absoluto repudio.
Queridos votantes del PP: Espero que al recibo de esta disfrutéis de buena salud, máxime si moráis en zonas de gobierno autonómico popular bastante proclives a las privatizaciones sanitarias.
Pienso que lo mejor de las vacaciones, para quienes pueden disfrutar de ellas, es el regreso, el reencuentro con las cosas cotidianas que conforman el día a día. Y, por supuesto, contarlas o compartirlas en las redes sociales.