Tengo una gran deuda contraída con Alhama y con los alhameños, lógicamente con algunos más que con otros; pero en todo caso es una de esas deudas impagables por que es de gratitud.
Vine una fría madrugada de febrero, coincidiendo con nuestro Carnaval, por cierto, y por aquel entonces era un mozuelo de pocos años y menos luces. El tiempo me ha ido agregando años y ya son más de treinta los que llevo aquí. Las luces sin embargo no han acabado de aposentarse en mi caletre y continuo asistiendo al espectáculo del mundo y sus monarquías y gobiernos con la misma desazón, desconsuelo y rabia que a mis dieciocho años.
Pero hoy, por aquello del espíritu de las saturnales, que son fiestas donde ha de imperar la armonía y los buenos deseos, no quiero ni debo hablar de política ni de políticos, sino que debo agradecer a todos mis paisanos que entonces me recibieron con los brazos abiertos e hicieron que me sintiese lo que era por designios del azar, alhameño, pero distaba mucho de serlo, del todo al menos, por los años vividos en tierras del norte de las Españas, tierras a las que mis padres tuvieron que marchar por ese exilio económico, que no por llamarse emigración duele menos.
Pero a lo que iba, que no es otra cosa que dejar constancia de mi gratitud a esta Comarca de Alhama y a sus gentes con las que he convivido y combebido,que es otra forma de convivir mucho más sabía y de las que he aprendido las lecciones más importantes, que casi nunca son las que se aprenden en las aulas, por importantes que éstas sean en la educación de las personas.
Si me pusiera a hacer la lista de toda la gente a la que debo gratitud, necesitaría el espacio de varias miradas, pero son todas con las que he compartido aula, o taller o tajo de trabajo, o mesa y mantel, o la ilusión y el esfuerzo de hacer algo juntos, una revista, una radio, o lo que se tercie. Mucha es la gente que me ha acompañado en mi caminar a lo largo de estos años en los que me he ido reencontrando con mis paisanos, con mi tierra, con mis raíces y con mi modo de estar en el mundo, que es ser alhameño, con todos los añadidos que hacen al caso de español, andaluz o europeo, todo eso junto somos todos, pero, nacido en Alhama de Granada, que el DNI no miente.
Y como las deudas hay que pagarlas para que no se hagan trampas, he intentado, e intento, pagar las mías de gratitud a mis paisanos de dos modos, uno de esos modos ha sido y es colaborando en lo que he podido en estos años en cuestiones culturales, contando algunas de las cosas que han pasado y pasan y compartiendo mis reflexiones con quien tiene a bien leerlas. Y el otro ha sido desempeñando el cargo de Juez de Paz, cargo en el que cesaré en pocos días. Se que con eso es imposible pagar la deuda, pero es todo lo que sé hacer y lo que voy a seguir intentando hacer.