Esa es la triste realidad a la que debemos hacer frente: No podemos contar ni con los Magos de Oriente para que nos traigan los regalos, ni con “dioses, reyes ni tribunos” para que nos traigan la salvación.
Y eso es en parte malo y en parte bueno. La parte positiva es que con un año recién iniciado podemos elaborar una lista, no para los Magos de oriente, ni para los simpáticos vecinos de fuera de esta galaxia nuestra, ni para quienes nos gobiernan que están contumaces en “sostenella y no enmendalla”, cómodamente apoyados en su mayoría parlamentaria y no oyen otra voces que las de quienes les halagan, que cada vez son menos, por cierto. Esa lista de deseos que queremos para este 2014, debemos escribirla en nuestra agenda, cada uno en la suya, e intentar hacer algo para realizar los deseos. No se trata de hacer la revolución, ni estoy llamando a nadie a las barricadas; se trata de que cada uno de nosotros en su ámbito de actuación personal actúe. No hace mucho dimos en Alhama pruebas de que es posible actuar contra el hambre.
Estamos solos, pero aún contamos con nuestra capacidad de actuar en la calle, protestando de manera pacífica y legal contra aquello que sea necesario; apoyando a los partidos y sindicatos. Sí, he escrito apoyando a partidos y sindicatos que por muy tocados que estén por la corrupción, son los que forman una sociedad democrática, que con todos sus problemas y carencias es preferible a cualquier dictadura fascista. Hablo de la fascista porque es la única que he conocido y me gusta hablar de lo que sé, en la medida de lo posible.
En nuestras manos está conseguir que las cosas mejoren, otra política es posible, en nuestras manos está que la carretera se termine a nuestra entera satisfacción, en nuestras manos están todas las cosas que son importantes y que solemos dejar en manos de otros para luego quejarnos en bares y corrillos en la calles. Podemos hacer lo posible para, al menos intentarlo, podemos seguir como estamos hasta ahora. Desanimados, indignados, cabreados...pero sin hacer nada para que cambien las cosas.
Yo, por si acaso, los regalos que quiero para este año me los he comprado ya; no espero a que los de Oriente me traigan los que ellos quieran, para luego quejarme de que no me han gustado. No sé si me explico. Que yo creo que sí.