Prometo que hoy iba a dedicar esta mirada a algún tema agradable y ligero, que tenía pensada una crónica sencilla y amena; pero la lectura de la prensa me ha estropeado el plan.
Y es que un grupo de economistas de la FAES ha llegado a la conclusión de que los pobres vivimos no solo por encima de nuestras posibilidades, sino que incluso vivimos más años de los que son deseables, para ellos, se entiende.
Que dicen que antes la gente se jubilaba a los setenta años y se moría a los setenta y tres, y claro, así si salen las cuentas: en cambio ahora podemos cobrar la pensión unos once años y eso es ya mucho dispendio, por mucho que luego saquen pecho y digan que la economía está en vías de recuperación. Dicen eso sí, esos expertos que en caso de trabajo físico la cosa ya cambia y se pueden jubilar un poco antes. Imagino que será para que se entre al trapo de que unos trabajos desgastan más que otros. Servidor de ustedes que ha desempeñado trabajos de los llamados físicos entiende que un médico de urgencias, un profesor de educación primaria o un funcionario de los que atienden al público, pese a no sufrir desgaste físico merecen disfrutar de la jubilación a una edad temprana. Porque el centro de la cuestión está, según mi leal saber y entender, en que lo que se está cuestionado con esta propuesta es limitar el derecho a una vida de ocio, después de la vida laboral. Y para mi este derecho, el de limitarse a hacer lo que a uno realmente le gusta, o a no hacer nada si esa es su vocación, es un derecho irrenunciable y el estado es el responsable de buscar modo de financiar las pensiones. Insisto, esto después de una vida de trabajo honrado, algo de lo que muchos de los que nos gobiernan no tienen ni la más mínima experiencia, por cierto.
Del mismo modo estoy de acuerdo con que quien disfrute de su trabajo, porque hace lo que quiere y lo que le da motivos para iniciar cada día con ilusión, que lo haga hasta que las fuerzas le acompañen. Pero para quien el trabajo es un medio de ganarse la vida y nada más, considero que la edad de 60 0 65 años está más que bien. E insisto en que es el estado el que debe sufragar esa jubilación, y debe de hacerlo de una manera digna y no como lo hace en nuestro país donde la media es de unos 900 euros, algo menos en Andalucía.
Y no me vengan con que no hay dinero, ni con lo de la herencia recibida. Que no cuela.