Res pública, por supuesto


 No estoy en absoluto en contra de la iniciativa privada, de hecho publico mis miradas en un medio de comunicación de iniciativa privada si bien con clara vocación de servicio público y en uno de mis artículos, Emprendedores: La economía real, reconocía la deuda que tenemos los alhameños con todos cuantos han aunado su trabajo y su dinero para proporcionarnos servicios y productos.

¿Aquí sobramos todos?


 Comentaba la semana pasada la pérdida de algunos empleos como el de sereno o el de cobradores, desaparecidos en el altar del progreso y la tecnología.

Cajas y bancos


  La primera vez que me hice una cartilla de ahorros, fue  por la necesidad de disponer de una para domiciliar el cobro de unos libros que adquirí por correo.

Invitación al optimismo


 Vivimos en un continuo sobresalto, pendientes de las cifras macro económicas y de si a España la rescatarán o no la rescatarán o del río de millones de euros que pierden los bancos que se recuperan del río de millones de euros que nos recortan de donde más nos duele.

El camino de la activa senectud

   
  No hace muchos días la señora Lagarde, directora del fondo Monetario Internacional, hacia cuentas sobre los años de vida de los europeos y los gastos que esto ocasiona y llegó a la conclusión de que unos pocos años más, tres, creo que dijo, suponían un gasto importante.

Reflexiones ante el candil apagado

 Entre los cacharrillos que adornan mis estanterías hay dos de especial significado para mí; se trata de un pequeño cincel de cantero, que me recuerda que soy un trabajador manual, o lo fui y un candil de los de toda la vida.

Derecho a la diferencia

 Mitad monjes, mitad soldados, viriles, recios y raciales; así quería el régimen de Franco a los hombres españoles; a las mujeres, con la pata quebrada y en casa. Pero todos uniformemente iguales en la grisura. Nada de destacarse ni diferenciarse.

Orgulloso de ser andaluz


 Aunque no soy especialmente sensible a los planteamientos nacionalistas de ningún tipo, debo decir que  me siento,  por estas fechas, orgulloso de ser andaluz por más que en el hecho de serlo no me quepa ningún merito y sea fruto del azar.

A callejear


 La primavera, que los griegos sobrados de poesía personificaban en el mito de Proserpina, ha llegado un año más a reiniciar el ciclo de la vida, allá donde lo dejó el año pasado.

Billetes verdes


 “Billetes, billetes verdes, pero qué bonitos son," sonaba el estribillo de una rumba de mi infancia, allá por los últimos sesenta. Aludía, cómo no, a los billetes de mil pesetas, por la época los de más valor.

La refugiada búlgara de Casablanca


 La primera vez que vi Casablanca tuve un flechazo total con Annina Brandel, su historia me conmovió mucho más que la de Ilsa y su aspecto frágil y juvenil, la actriz que la interpretaba tenía por la época 17 años, me enamoraron totalmente.