Por el camino verde que va a la ermita



No sé si es muy verde el camino de los Ángeles, pero que va a la ermita del mismo nombre, es algo que no se puede negar.

 Va y continua su recorrido hasta llegar a la presa, el Ventorro y el restaurante asador Pato Loco, que no son malos destinos donde saciar la sed que el camino pueda dar y matar el gusanillo, con una buena tapita, o las que vengan bien.

 Y es que como dejé apuntado en alguna mirada anterior, pasear por el camino de los Ángeles, es, en toda estación, un verdadero placer, pero en otoño a mí particularmente me resulta especialmente agradable.

 Sería de desear que el ejemplo del pintor anónimo que ha “engalanado” el camino con señales atroces y de pésimo gusto, según denuncia en este mismo medio Manuel Naveros, no cunda y dejemos el camino tal como está si es que no hay intención de mejorarlo. Para groserías paisajistas, mejor estarnos quietos y respetar el color natural de las piedras, los árboles y la tierra y arena del camino, que no es exactamente verde, pero se me puede disculpar la licencia poética.

 Sé que la realidad es la que es, y que acatarla obliga a nuestros gobernantes a hacer no lo que desean y expusieron en su programa electoral si no lo que buenamente pueden y, por tanto no pediré que se arregle y adecente en su totalidad el camino de los Ángeles, que a tanto no llega mi ingenuidad; pero sí que me atrevo a pedir que se estudie la manera y modo de limpiar de las piedras cercanas a la ermita y protagonistas de la leyenda del caballero y su caída. Tampoco pido que se actúe precipitadamente, no sea que el arreglo sea peor que el actual desaguisado, pero supongo que algún modo habrá de restituir la sobria tonalidad gris natural de las piedras y eliminar esos coloridos chillones que puede que en las Eurovegas queden divinamente, pero aquí resultan ofensivas para la vista. No dudo de que el pintor que ha gastado su tiempo y su dinero en pintar las señales, posiblemente lo hiciese con la mejor de las intenciones (uno es así de ingenuo). Pero francamente el resultado no es que sea discutible, es que no puede haber discusión en que es horroroso.

 Ya digo que no pido una actuación que arregle el camino, sé que la economía está como está, pero al menos que limpien esas señales que a los muchísimos visitantes que tiene el camino cada fin de semana les van a llevar a pensar que en Alhama estamos algo idos de la cabeza, o que tenemos un increíble mal gusto señalizador.