El fantasma de las eras


  
  Casi no hemos acabado de cenar y mi hermano y yo ya estamos en la puerta, sentados al fresco. Allí están ya mi vecina Dolores y su hija; pronto se incorporan a la reunión Pepico y María y también mis padres.

Con dos ‘pinchás’ de pimientos


 Llegaron en un viejo carromato tirado por un caballo percherón que, por su aspecto, parecía estar poco acostumbrado a los piensos de cebada y a los asiduos cuidados.

La espigadora

 No ha amanecido aún y Encarna ya está terminando de desayunar: un tazón de café negro (café llama ella a aquella cebada tostada que venden en la tienda a ocho gordas el cuarto) migado con un cantillo de pan, algo duro, que tenía en el cajón de la mesa de la cocina.

El niño yuntero


A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido.

Grandes obras públicas



 Nota previa.- En el pasado mes de febrero este artículo fue publicado en el “Anuario” que el Patronato de Estudios Alhameños edita con motivo del Día Histórico de Alhama. No obstante, dado que la citada publicación no llega a muchos de los seguidores de esta sección, he decidido publicarlo también en este medio.

El molino de arriba


 
 Tenía ganas Maribel de dar por allí una vuelta y volver a ver de cerca aquel antiguo molino; o lo que queda de él. Y fuimos, fuimos esta mañana. Recorrimos sus alrededores, recordamos, comentamos…

Maestros ambulantes



-Siete días estuve yo en la escuela- me decía a veces mi padre cuando, en ocasiones, las circunstancias me obligaban a aparcar temporalmente los libros para echar una mano en las tareas del campo.

El cuartillo las “ostocias”



 Al volver la vista atrás, al recordar aquellos lejanos años de nuestra infancia, al revivir aquellas experiencias escolares donde escaseaban los medios y abundaba el castigo; al recordar aquellos trabajos infantiles, cuando había que cambiar los libros por el cebero… al desempolvar los recuerdos de aquellos tiempos que, ciertamente, fueron difíciles, la verdad es que, a pesar de todo, no queda en nosotros ese poso de tristeza que tal vez cabría esperar.

Que vengas otro día, que hoy no tengo suelto

  ¡Qué lujazo esto de las comuniones hoy en día! ¿No es así? A mí así me pareció la última a la que asistí. En el Pato Loco fue. Un pastón debió de costarles a los padres la comida de los más de cincuenta invitados que allí nos reunimos. Y claro, hay que corresponder. No le vas a regalar ahora al niño el llaverito con la cruz, o el juego de bolígrafos, o el librito de cuentos infantiles. Si no le regalas un móvil o un sobre con cien euros, quedas realmente mal.

Los guardas de los melones; "Hay que saltar la acequia"



 Falleció no hay mucho en el pueblo Fidel Gómez, Fidelín. Fidel era de mi edad, uno de los quintos del 68. Para la esperanza de vida que hoy disfrutamos, su partida ha sido prematura, además de inesperada.

La boda



 Conservo yo, como la mayoría de ustedes, las fotografías de mi boda, fotografías ya en color en aquellos años, guardadas en un album algo estropeado por el paso del tiempo y por los repasos de mis hijos y mi nieto. Y también conservo, obsequio de un antiguo compañero, otra colección de fotografías, también en color aunque de menor tamaño, recuerdo de aquel inolvidable día. Y hay entre estas un par de ellas donde sólo se ven las mesas del salón ya preparadas con algunas cervezas y botellas de vino.