
Supongo que los lectores que ronden mi edad, o la sobrepasen, recordarán cuando había que ir al colegio los sábados.

Lo dicen las estadísticas, cada vez somos menos y, me temo, que más viejos, Alhama pierde población.

Como no tengo apetencias exquisitas en lo que respecta a la literatura, no tengo inconveniente ninguno en leer novela policíaca, es más la leo con verdadero placer.

Acabo de comprobar en el calendario del ordenador que efectivamente estamos en el 18 y no en el 16, como creía nuestro presidente del gobierno.

Manda la tradición que en estas fechas en las que estamos nos felicitemos y deseemos lo mejor de lo mejor y no seré yo el que abogue por romper una tradición.

Esta denominación se suele utilizar para referirse a personas de reconocido prestigio, relevancia e influencia en la vida política, cultural o deportiva.

Cuenta la leyenda que cierto obispo recién llegado a Granada preguntó qué era ser malafollá, que lo escuchaba mucho, alguien le pregunto si conocía a Fonseca y el obispo contestó:” ¡No hace falta que me digas nada más!

Un hartazgo de que la realidad que vivimos los españoles sea cada vez más chabacana, de un horroroso mal gusto.