Muerte de una heroína roja



Como no tengo apetencias exquisitas en lo que respecta a la literatura, no tengo inconveniente ninguno en leer novela policíaca, es más la leo con verdadero placer.

 La que actualmente me tiene ocupado es la del mismo título de esta mirada y es del autor chino Qiu Xiaolong y me está proporcionando una idea aproximada de la vida cotidiana en la China de los años noventa en la época de Deng Xiaoping. Digo aproximada porque el autor, que vive y trabaja en los Estados Unidos, no debe ser un gran admirador del comunismo chino, ni de ningún otro; pero a pesar de eso creo en la honestidad de su escritura y creo que lo que cuenta de los problemas de los habitantes de Sanghái, lugar en el que trascurre la acción, son reales o lo eran en los años noventa del pasado siglo. Aún no he terminado la lectura de modo que esto, es, como tantas otras veces, una excusa para hablar, no de mi libro, si no de la otra heroína roja a la que daban por muerta, pero que sigue viva, haciendo lo que tiene que hacer que es ocuparse de los problemas de los habitantes de Andalucía.

 Ya se que aún quedan muchos problemas por resolver, pero estoy convencido de que no los va a resolver todos completamente, puede que ni siquiera alguno completamente, pero trabaja en ello y es mucho más de lo que se puede decir de otros que andan a la greña a ver lo que dicen las encuestas. Que, según publica el diario el País de hoy mismo es que Ciudadanos ocuparía el primer lugar, el PP el segundo, el PSOE el tercero y podemos quedaría como farolillo rojo:

https://politica.elpais.com/politica/2018/01/12/actualidad/1515752835_076355.html

 Naturalmente esto sería de celebrarse hoy las elecciones y aún queda tiempo, es de suponer, para que las cosas cambien, casi siempre para peor, cuando cambian las cosas en un país, sea este España o China casi siempre es para peor para la clase trabajadora y para mejor para los previamente acomodados. Así, los principales problemas de los habitantes de Shanghái de los años noventa del pasado siglo eran, problemas para acceder a un trabajo adecuado y se tenían que conformar con el que les proporcionaba el estado, y lo mismo pasaba con la vivienda. Sustituyamos “Estado” por “Mercado” y los problemas de un habitante de la provincia de Granada de hoy viene a ser casi los mismos, con el agravante de que no tenemos tren, y de esto según creo recordar, no tiene la culpa la heroína roja de San Telmo, por mucho que les pese a quienes quisieran verla fuera de la presidencia. Deseo absolutamente legítimo y respetable, por otra parte, por mucho que esté convencido, y cada vez más que el embolado en el cual estamos metidos, tiene difícil solución, pero las soluciones que tampoco lo van a resolver pueden ser más justas o menos injustas. Siguiendo con los chinos de los años noventa un mal trabajo es preferible a ningún trabajo, y en esto tengo una amplia experiencia, y una vivienda llena de carencias es mejor que estar debajo de un puente, y de esto hablo de oídas.

 Es decir que, en igualdad de condiciones, esto es, que ambas soluciones, las de la derecha y las de la izquierda, nos van dejar casi como estamos, mejor optar por la que menos lesiva resulte para los trabajadores. El lector decida por su cuenta cual es la más lesiva.

 Del mismo modo la idea de hacer pagar a la banca un impuesto para garantizar las pensiones, idea que ya fue expuesta por Rubalcaba en su tiempo, es decir que los bancos rescatados con dinero público, con parte de sus beneficios rescaten la “hucha de las pensiones”, en principio parece adecuada y lógica. El problema está en conseguir convencer a los votantes de que eres la persona adecuada para gestionar las pensiones, y de paso el país y después convencer a los consejos de administración de los bancos de que aflojen fluidamente la pasta del rescate. A ver quien le pone el cascabel al gato.