En diciembre de 2012 escribía una carta a los Mensajeros de la Ilusión pidiéndoles una Casa de la Cultura (ver aquí).
No suelo creer mucho ni en reyes ni en magos, pero he de reconocer que los destinatarios de mi carta, si bien se han tomado su tiempo, al final parece ser que andan en camino de resolver mi ruego. De momento lo que tenemos verificado y comprobado es la compra por parte del pueblo de Alhama, que en definitiva es quien paga, si bien a través de las gestiones del Grupo de gobierno del PP de Alhama, de un edificio que está en la memoria de todos los que alguna vez hemos ido al cine de nuestro pueblo, a un mitin político o a disfrutar de una noche de ocio discotequero y que es el que aparece en la foto. Como no me recato de decir lo que pienso de quienes nos gobiernan, cuando lo hacen mal, o creo que podrían hacerlo mejor, tampoco me duelen prendas en felicitar a quienes han gestionado la compra del ilustre edificio y en animarlos a una pronta rehabilitación que lo haga apto para el disfrute de todos los alhameños de origen, adopción o quienes nos visiten con motivo de algún acto cultural.
Pero ya aviso que a mi no me vale sólo como espacio escénico, si bien es cierto que es necesario, y aspiro a que el viejo cine albergue un lugar de encuentro para todos los alhameños interesados en la Cultura, escrita con mayúscula, que es como a mí me gusta. Llamo a los grupos de teatro, a los músicos, a los pintores, a los cantantes corales o individuales, a los poetas, a los aficionados al cine, a todos los interesados, en definitiva, en disfrutar de esa parte esencial del ser humano que es la realización lúdica, el disfrute del arte y la cultura, a ocupar las instalaciones de La Casa de la Cultura. Una ocupación, no simbólica si no real y efectiva con la presencia en unas instalaciones que deben ser para disfrute de todos los alhameños.
Advierto que la responsabilidad del Consistorio acaba cuando las obras terminen y se inaugure la nueva sede cultural de Alhama. Cierto que la concejalía de Cultura está obligada a apoyar las iniciativas que surjan del pueblo, y me consta, incluso personalmente, la buena disposición de todos los colaboradores de dicha concejalía a dar facilidades a quien algo tenga que ofrecer, contar, decir o exponer. Pero seremos nosotros, la gente de la calle, la que haga efectiva la Casa de la Cultura, es responsabilidad nuestra llenarla de vida con nuestra presencia activa a través de las distintas organizaciones que existen en nuestro pueblo consagradas de un modo u otro con la cultura y las artes escénicas.
Insisto en que el Ayuntamiento tiene su parte de responsabilidad en el mantenimiento y organización de la Casa de la Cultura y no creo que la vaya a eludir, no se gasta un pueblo 400.000 euros, euro menos, euro más, para luego dejar la inversión sin amortizar, pero en esto es la iniciativa privada de todos la que debe cooperar con la iniciativa pública, que también es nuestra, por supuesto, para hacer que las actividades realizadas sean capaces de atraer gente, visitantes a nuestro pueblo que disfruten de algo más que de las terrazas de verano, que puedan disfrutar en todas las épocas del año de los eventos culturales, lúdicos y festivos que seamos capaces de ofrecerles. Es, por tanto, algo más que un espacio para el ocio y la cultura, es, o puede ser, motor de recuperación de la economía de nuestro pueblo y Comarca de Alhama a poco que sepamos rentabilizarlo. En nuestras manos está llenarlo de contenido o dejarlo languidecer, hacerlo verdaderamente nuestro o cederlo como allá por los años sesenta cedimos el agua de nuestro pueblo a quienes supieron hacer mejor uso de ella.
Pero ya aviso que a mi no me vale sólo como espacio escénico, si bien es cierto que es necesario, y aspiro a que el viejo cine albergue un lugar de encuentro para todos los alhameños interesados en la Cultura, escrita con mayúscula, que es como a mí me gusta. Llamo a los grupos de teatro, a los músicos, a los pintores, a los cantantes corales o individuales, a los poetas, a los aficionados al cine, a todos los interesados, en definitiva, en disfrutar de esa parte esencial del ser humano que es la realización lúdica, el disfrute del arte y la cultura, a ocupar las instalaciones de La Casa de la Cultura. Una ocupación, no simbólica si no real y efectiva con la presencia en unas instalaciones que deben ser para disfrute de todos los alhameños.
Advierto que la responsabilidad del Consistorio acaba cuando las obras terminen y se inaugure la nueva sede cultural de Alhama. Cierto que la concejalía de Cultura está obligada a apoyar las iniciativas que surjan del pueblo, y me consta, incluso personalmente, la buena disposición de todos los colaboradores de dicha concejalía a dar facilidades a quien algo tenga que ofrecer, contar, decir o exponer. Pero seremos nosotros, la gente de la calle, la que haga efectiva la Casa de la Cultura, es responsabilidad nuestra llenarla de vida con nuestra presencia activa a través de las distintas organizaciones que existen en nuestro pueblo consagradas de un modo u otro con la cultura y las artes escénicas.
Insisto en que el Ayuntamiento tiene su parte de responsabilidad en el mantenimiento y organización de la Casa de la Cultura y no creo que la vaya a eludir, no se gasta un pueblo 400.000 euros, euro menos, euro más, para luego dejar la inversión sin amortizar, pero en esto es la iniciativa privada de todos la que debe cooperar con la iniciativa pública, que también es nuestra, por supuesto, para hacer que las actividades realizadas sean capaces de atraer gente, visitantes a nuestro pueblo que disfruten de algo más que de las terrazas de verano, que puedan disfrutar en todas las épocas del año de los eventos culturales, lúdicos y festivos que seamos capaces de ofrecerles. Es, por tanto, algo más que un espacio para el ocio y la cultura, es, o puede ser, motor de recuperación de la economía de nuestro pueblo y Comarca de Alhama a poco que sepamos rentabilizarlo. En nuestras manos está llenarlo de contenido o dejarlo languidecer, hacerlo verdaderamente nuestro o cederlo como allá por los años sesenta cedimos el agua de nuestro pueblo a quienes supieron hacer mejor uso de ella.
Yo, a modo de idea totalmente renovadora sugiero la posibilidad de que la final del Domingo de Piñata se haga en la Casa de la Cultura, sentados y calentitos. Ya se que no es el Teatro Falla, pero tampoco nosotros somos Cádiz, por mucho que admiremos el carnaval de esa tierra y a sus gentes.
Espero que esta carta a los mensajeros de la ilusión, que remito con bastante antelación tenga respuesta antes de cinco años, que es lo que tardaron en responder a la primera.