El pasado 22 de mayo se cumplieron 111 años del nacimiento de una figura universal, nuestro querido y recordado Bernabé Fernández-Canivell. Un hombre sencillo y bonachón, de profunda mirada donde parecían reflejarse las bellezas líricas de sus queridos amigos y compañeros de generación: Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda...
El pasado 22 de mayo se cumplieron 111 años del nacimiento de una figura universal, nuestro querido y recordado Bernabé Fernández-Canivell. Un hombre sencillo y bonachón, de profunda mirada donde parecían reflejarse las bellezas líricas de sus queridos amigos y compañeros de generación: Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda...
El edificio teatral ha ido cambiando a lo largo de la historia, tanto en su disposición externa, como en su distribución interior, es decir, tanto en lo referente al escenario (lugar donde se realizará la representación) como a la sala, donde los espectadores se disponen a ver lo que se hace y dice en el escenario.
El primer club rotario del mundo se fundó en 1905 en Chicago por el letrado Paul Harris. El nombre de Rotary fue escogido debido a las originarias reuniones que tenían lugar en distintos lugares de sus miembros que rotaban a lo largo del tiempo.
El viento de la adversidad no sopla jamás sobre el reino de la sabiduría. (Proverbio persa)
En sus últimos años vivía Baroja en la madrileña calle de Alarcón nº 12. Recibía a sus amigos con cierta frecuencia y allí transcurría una animada tertulia, no sin ciertos brotes de melancolía…
El 31 de marzo de 1914 nacía en la ciudad de México el hispanista universal, Octavio Paz, cuya rama paterna estuvo vinculada, por tradición, al mundo de las letras. Su abuelo- que era periodista y escritor- poseía una gran biblioteca especializada en historia antigua de México. Su madre, hija de inmigrantes españoles, de origen andaluz, había nacido en México, pero el catolicismo siempre estuvo presente en sus vidas.
La falta de sosiego y de medida han sido consideradas tradicionalmente como características asociadas con la genialidad. Semejante categoría puede adjudicarse a nuestro Goya, cuya complicadísima ficha patológica es harto elocuente como amasijo de desequilibrios, alucinaciones, pesadillas y todo cortejo de pequeños demonios interiores. Genialidad indudable, genialidad de unánime reconocimiento, pero genialidad enferma, dictada por una razón a mil leguas del orden y de la medida.
Basta nombrar a Homero, Milton y Galileo para tener presentes sus figuras augustas de hombres excepcionales, reducidos a la desventurada condición de no poder contemplar el mundo sensible. Estos tres genios fueron desigualmente desventurados, porque Homero y Milton pudieron continuar creando sus figuras literarias y modelar sus versos, dictándolos a otra persona; en cambio Galileo no podía contemplar el firmamento para arrancarle sus secretos.
Al hilo de lo que pudimos contemplar hace algún tiempo en el espacio televisivo “Cuarto milenio”, al que acudió Antonio Montiel para dar testimonio de un estremecedor “encuentro” que le sucedió en los ya lejanos años de su infancia; se me ocurre escribir este artículo para dar -a modo de reflexión-mis impresiones personales del que considero un auténtico “creador”, tocado por ese resplandor de lo inefable.
El poeta granadino, desgajado de la ortodoxia cívica por su peculiaridad sexual, se mantuvo siempre sociable y bien avenido con todo el mundo, con la gente del viejo Madrid, aunque estuvo lejos de ella con lejanía sideral por su limpia, pura y absoluta ignorancia de tales servidumbres, pues su conflicto personal se plantea a un nivel mucho más profundo, a un nivel que podríamos llamar existencial.