Afortunadamente soy lo bastante inteligente como para ser consciente de mis limitaciones intelectuales.
Soy republicano por tradición familiar, pero, sobre todo, lo soy porque fruto del estudio y la reflexión he llegado a la conclusión de que la república es el modo de gobierno que cumple todas mis expectativas democráticas.
Sólidas bases en las que se fundamentaba el estado nacional-católico, la familia, el municipio y el sindicato, llenaron los bancos de las Cortes de gente mayor, curiosamente vestidos de lo que a mí me parecía de primera comunión.
Alguna vez tenía que pasar y el momento ha llegado. Hoy no tengo ninguna idea para esta mirada.
De vez en cuando tengo que permitirle al niño que llevo dentro algún capricho para evitar que se desmadre y me ponga en alguna situación comprometida.
En ningún sitio del Génesis ni del Corán aparece que el árbol del bien y del mal, de cuyo fruto comieron los primeros desahuciados de la historia, o el mito, fuese un manzano. Y sin embargo en casi toda la iconografía alusiva a este mito aparece la manzana.
Los tiros no van ni por la isla de Nueva York ni por la película del mismo nombre de Woody Allen. Mucho más modestamente me refiero al combinado a base de güisqui y vermut.
De las muchas cosas que de la vecina provincia de Málaga me gustan, hay sobretodo dos en especial. Una es la magnífica actriz María Barranco y la otra es el ajoblanco.
Creo que como casi todas las personas de mi generación, que viene a ser la del inicio de los planes de desarrollo, he tenido un buen número de primeras veces.
Prometo que hoy iba a dedicar esta mirada a algún tema agradable y ligero, que tenía pensada una crónica sencilla y amena; pero la lectura de la prensa me ha estropeado el plan.