A pesar de haber recibido recientemente una notificación en la que determinado ente cultural municipal nos retiraba el permiso para hacerlo.
Pero es que las cosas no funcionan así ni mucho menos, no se trata de que nos den o nos dejen de dar permiso para publicar en este medio los actos públicos organizados por cualquier ente municipal, para asistir a los cuales no necesitamos permiso, evidentemente. Y para informar de ellos a los lectores de Alhama comunicación. Porque a fin de cuentas este es el núcleo del asunto. Nadie puede decirnos lo que podemos o no publicar en este medio a los redactores, salvo su director, evidentemente y no estamos dispuestos a dejar de informar sobre todo lo que creamos interesante en el mundo de la cultura alhameña mientras los lectores nos muestren su apoyo, unos y sus críticas, otros, tanto los unos como las otras publicadas en este medio, y todos, al menos en mi caso, bien recibidos, a veces es buena la crítica para reflexionar sobre el propio trabajo.
Se puede estar en acuerdo o en desacuerdo con la línea editorial de esta casa, con las opiniones de sus colaboradores y con el trabajo que hacemos y, lógicamente admitimos las críticas, comentarios y descalificaciones; hacemos un trabajo público y, por tanto, estamos expuestos a las reacciones del público para bien o para mal y eso es perfectamente normal e incluso deseable. Lo que no estamos dispuestos a admitir es que nadie nos autorice o desautorice a publicar informaciones en este medio de actos públicos. Todo el mundo es dueño de su imagen y existe el deber de respetar el honor y las imágenes privadas de las personas, como en su artículo 18 recoge nuestra actual constitución; pero también esta misma constitución reconoce el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.
Somos los primeros en defender el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen en el ámbito de la intimidad, pero en actos de carácter público, el ejercicio del derecho a informar y recibir información no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa, como también establece la constitución. Por tanto seguiremos informando de cualquier acto público relacionado con el mundo de la cultura porque las leyes nos permiten informar a nosotros y a nuestros lectores les permiten informarse. Tal vez a mí personalmente, Antonio Gordo Villarraso, pueda ofenderme o no, que me digan lo que puedo o no puedo publicar como persona privada; pero mientras sea redactor de Alhama Comunicación, es decir, mientras asuma el compromiso de ofrecer a nuestros lectores información veraz y a expresar libremente mis ideas, pensamientos y opiniones, diferenciando eso si, lo que es información de lo que es opinión, no aceptaré nunca ninguna imposición, censura, ni cortapisa a ejercer mi derecho a informar y, sobre todo, el de los lectores de Alhama Comunicación a estar informados.
Afortunadamente hace muchos años que los tiempos han cambiado y hoy nadie tiene por qué acatar decisiones inaceptables de nadie, mucho menos aún si están claramente en contra de las leyes sobre el derecho a la información que rigen en nuestro país y que en otras épocas, que parece haber quien echa de menos, no regían. Sin aspavientos, incluso con la humildad que me da saber que el trabajo que hago lo hago para el público al que me dirijo, digo, sencillamente que seguiremos informando aunque haya a quienes no les guste ni nuestro trabajo ni nuestro medio de comunicación, pero a fin de cuentas solo el agua le gusta a todo el mundo por carecer de sabor, olor, forma ni color y, como escribió Orwell “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques, todo lo demás es relaciones públicas”.