La Junta proyecta una nueva vía para acercar la Axarquía y el occidente granadino, dos regiones unidas por la historia y separadas por la orografía.
05/11/2006.- Durante siglos y hasta prácticamente la entrada en funcionamiento de la A92, fue el paso natural que conectaba el occidente granadino con la zona más oriental de nuestra provincia; la unión de caminos a través de los cuales se vivieron periodos de floreciente intercambio humano y mercantil en los momentos de paz y de férrea vigilancia y control en los momentos de guerra.
Hoy en cambio, a pesar de la proximidad geográfica, de la historia común y de compartir incluso la sierra Tejeda-Almijara y Alhama, que por algo se llama así, los pueblos a uno y otro lado del popular boquete de Zafarraya se encuentran muy alejados en la práctica. El camino que les lleva hasta esa impresionante mella de sierra, paso entre ambas provincias desde el Neolítico -se encontraron allí restos de un hombre del Neanderthal- es tan sinuoso, estrecho y empinado que no resulta ser la mejor opción si hay la menor urgencia.
Así, la carretera de montaña con curvas cerradas como herraduras que es la A402 entre La Viñuela y Alhama de Granada, resulta ideal para una escapada paisajística en la que no importe el ritmo obligatoriamente lento de un vehículo pesado, pero insufrible para ser utilizada por cualquier otro motivo.
Por eso, por la separación injusta que las malas comunicaciones y las características de un terreno con una orografía nada dúctil impone a dos regiones tan próximas, la Junta de Andalucía ha apostado por proyectar una nueva carretera que sirva efectivamente para conectar no sólo las dos provincias, sino también como alternativa válida y directa para aquellos que quieran acceder a la costa oriental de Málaga desde Murcia, Alicante o Valencia, según mantiene el delegado de Gobierno de la Junta de Andalucía en Málaga, José Luis Marcos.
Y es que el nuevo trazado continuaría en la vía granadina uniendo Ventas de Zafarraya, Alhama de Granada, Santa Cruz del Comercio y Moraleda de Zafayona, que conectaría con la A92. «Se trata de hacer un nuevo trazado más lineal, que acerque en tiempo real a municipios tan próximos geográfica e históricamente que aún hoy muchos sienten que la alta Axarquía, Zafarraya y Alhama pertenecen a un mismo lugar», indica Marcos.
Tal sentimiento no es baladí y está sustentado en siglos de convivencia, en ocasiones tensa, en ocasiones fructífera. De hecho, Ventas de Zafarraya, hoy perteneciente a Alhama de Granada, fue parte de Vélez-Málaga hasta el siglo XIX. «En el siglo XVI, hubo un pleito entre Alhama y Vélez-Málaga sobre a quién pertenecía Ventas de Zafarraya. Lo ganó Vélez, pero tras la subdivisión provincial del XIX, lo perdió», afirma Emilio Martín Córdoba, técnico de Patrimonio Histórico-Artístico del Ayuntamiento de Vélez-Málaga.
Límites marcados
Parece que aún hoy se quiere dejar muy claro a qué provincia pertenece Ventas y hasta el propio boquete de Zafarraya, porque justo antes de atravesar este paso natural, enmarcado aún por el puente por el que en otros tiempos pasó el tren conocido popularmente como 'la cochinilla', un cartel anuncia que se pisa suelo granadino.
Otras fuentes recuerdan también que tras la reconquista, estaba en Alhama un tribunal de la Inquisición y que era allí donde se juzgó a los moriscos de la Axarquía que hicieron frente a los católicos.
Según Martín Córdoba, es en la época fenicia cuando esta ruta que conecta Vélez con Alhama adquiere una importante dimensión comercial. Salazones, vino, aceite y productos exóticos cruzaban de un territorio a otro y fue la necesidad de garantizar la seguridad de la mercancía la que motivó que la sierra se jalonara de centros fortificados.
«La ruta se mantiene como vía de paso y de comunicación durante la época Romana y es ya en Al-Andalus, cuando las taifas granadina y malagueña entran en conflicto cuando se reactiva los puntos estratégicos y surgen torres, fortines y fortificaciones», asegura el historiador, que recuerda que durante el reino nazarí la principal vía de conexión terrestre entre Granada y Málaga era este puerto de Zafarraya. La actividad comercial fue tal que incluso el castillo fenicio de Zalia, hoy en el término municipal de Alcaucín, se convirtió en el lugar en el que se fiscalizaban las mercancías que iban de Granada a Málaga y viceversa, además de servir para dar seguridad al comercio.
Una ruta insegura
Este camino nunca fue fácil. Su orografía, las cuevas y los bosques hacían peligrar y con razón el intercambio de mercaduría. De hecho, la aparición de las ventas, a las que hoy se acude para satisfacer el estómago en los fines de semana, se levantaron precisamente para que los comerciantes pudieran descansar manteniendo su mercancía a buen recaudo. De hecho, de Vélez al paso de Zafarraya había una jornada de camino, por lo que la venta que se levantó tenía la función de servir al descanso, asegurar la mercancía durante la noche y posibilitar el cambio de yunta. Los robos, en este caso a manos de bandoleros, harían también estragos en el XIX y de hecho cuentan que es entonces cuando se cortan muchos árboles, con el objetivo de impedir su ocultación.
La llegada del ferrocarril, por cuyo trazado de vía parece va a pasar buena parte de la nueva carretera que proyecta la Junta, permite que la mercaduría de Torre del Mar, que contaba con un muelle de carga y descarga, llegara hasta Ventas. El pescado de la costa oriental malagueña pasaba así al occidente granadino y de ahí al resto de la provincia. Por su parte, las huertas de Zafarraya, han dado y dan productos de primera calidad que recorren el camino contrario.
Hoy, la carretera de herradura que es la A-402 en su último tramo malagueño permite disfrutar de un paisaje bellísimo, desde el que se aprecia el imponente valle de Alcaucín, en las faldas de Tejeda. Eso sí, la vía, demasiado estrecha y sin arcenes apenas permite parar al viajero para contemplar el paisaje allí donde le parece más hermoso. De hecho es mejor no pensar en qué podría ocurrir si el vehículo, por cualquier circunstancia, no pudiera proseguir el trayecto. Comprobar cómo hacen dos vehículos pesados que circulen en dirección contraria para salvarse sin tocarse debe cortar levemente la respiración.
La carretera está en bastante buen estado hasta que deja a la izquierda la señal que marca el rumbo a Periana. Es entonces cuando se complica. Las indicaciones dicen que quedan sólo once kilómetros hasta alcanzar el paso a Granada, aunque en este caso los números poco tienen que ver con el tiempo real en llegar allí donde parece que la propia naturaleza se ha abierto para indicar el punto exacto por el que la sierra, toda una frontera natural, permite el intercambio. Después de muchos estudios, todas las alternativas de la nueva carretera, para cuya construcción será necesario echar mano de tecnología punta capaz de doblegar el terreno, indican que el boquete de Zafarraya seguirá siendo ese nexo que une y marca fronteras.
El Sur:
Por eso, por la separación injusta que las malas comunicaciones y las características de un terreno con una orografía nada dúctil impone a dos regiones tan próximas, la Junta de Andalucía ha apostado por proyectar una nueva carretera que sirva efectivamente para conectar no sólo las dos provincias, sino también como alternativa válida y directa para aquellos que quieran acceder a la costa oriental de Málaga desde Murcia, Alicante o Valencia, según mantiene el delegado de Gobierno de la Junta de Andalucía en Málaga, José Luis Marcos.
Y es que el nuevo trazado continuaría en la vía granadina uniendo Ventas de Zafarraya, Alhama de Granada, Santa Cruz del Comercio y Moraleda de Zafayona, que conectaría con la A92. «Se trata de hacer un nuevo trazado más lineal, que acerque en tiempo real a municipios tan próximos geográfica e históricamente que aún hoy muchos sienten que la alta Axarquía, Zafarraya y Alhama pertenecen a un mismo lugar», indica Marcos.
Tal sentimiento no es baladí y está sustentado en siglos de convivencia, en ocasiones tensa, en ocasiones fructífera. De hecho, Ventas de Zafarraya, hoy perteneciente a Alhama de Granada, fue parte de Vélez-Málaga hasta el siglo XIX. «En el siglo XVI, hubo un pleito entre Alhama y Vélez-Málaga sobre a quién pertenecía Ventas de Zafarraya. Lo ganó Vélez, pero tras la subdivisión provincial del XIX, lo perdió», afirma Emilio Martín Córdoba, técnico de Patrimonio Histórico-Artístico del Ayuntamiento de Vélez-Málaga.
Límites marcados
Parece que aún hoy se quiere dejar muy claro a qué provincia pertenece Ventas y hasta el propio boquete de Zafarraya, porque justo antes de atravesar este paso natural, enmarcado aún por el puente por el que en otros tiempos pasó el tren conocido popularmente como 'la cochinilla', un cartel anuncia que se pisa suelo granadino.
Otras fuentes recuerdan también que tras la reconquista, estaba en Alhama un tribunal de la Inquisición y que era allí donde se juzgó a los moriscos de la Axarquía que hicieron frente a los católicos.
Según Martín Córdoba, es en la época fenicia cuando esta ruta que conecta Vélez con Alhama adquiere una importante dimensión comercial. Salazones, vino, aceite y productos exóticos cruzaban de un territorio a otro y fue la necesidad de garantizar la seguridad de la mercancía la que motivó que la sierra se jalonara de centros fortificados.
«La ruta se mantiene como vía de paso y de comunicación durante la época Romana y es ya en Al-Andalus, cuando las taifas granadina y malagueña entran en conflicto cuando se reactiva los puntos estratégicos y surgen torres, fortines y fortificaciones», asegura el historiador, que recuerda que durante el reino nazarí la principal vía de conexión terrestre entre Granada y Málaga era este puerto de Zafarraya. La actividad comercial fue tal que incluso el castillo fenicio de Zalia, hoy en el término municipal de Alcaucín, se convirtió en el lugar en el que se fiscalizaban las mercancías que iban de Granada a Málaga y viceversa, además de servir para dar seguridad al comercio.
Una ruta insegura
Este camino nunca fue fácil. Su orografía, las cuevas y los bosques hacían peligrar y con razón el intercambio de mercaduría. De hecho, la aparición de las ventas, a las que hoy se acude para satisfacer el estómago en los fines de semana, se levantaron precisamente para que los comerciantes pudieran descansar manteniendo su mercancía a buen recaudo. De hecho, de Vélez al paso de Zafarraya había una jornada de camino, por lo que la venta que se levantó tenía la función de servir al descanso, asegurar la mercancía durante la noche y posibilitar el cambio de yunta. Los robos, en este caso a manos de bandoleros, harían también estragos en el XIX y de hecho cuentan que es entonces cuando se cortan muchos árboles, con el objetivo de impedir su ocultación.
La llegada del ferrocarril, por cuyo trazado de vía parece va a pasar buena parte de la nueva carretera que proyecta la Junta, permite que la mercaduría de Torre del Mar, que contaba con un muelle de carga y descarga, llegara hasta Ventas. El pescado de la costa oriental malagueña pasaba así al occidente granadino y de ahí al resto de la provincia. Por su parte, las huertas de Zafarraya, han dado y dan productos de primera calidad que recorren el camino contrario.
Hoy, la carretera de herradura que es la A-402 en su último tramo malagueño permite disfrutar de un paisaje bellísimo, desde el que se aprecia el imponente valle de Alcaucín, en las faldas de Tejeda. Eso sí, la vía, demasiado estrecha y sin arcenes apenas permite parar al viajero para contemplar el paisaje allí donde le parece más hermoso. De hecho es mejor no pensar en qué podría ocurrir si el vehículo, por cualquier circunstancia, no pudiera proseguir el trayecto. Comprobar cómo hacen dos vehículos pesados que circulen en dirección contraria para salvarse sin tocarse debe cortar levemente la respiración.
La carretera está en bastante buen estado hasta que deja a la izquierda la señal que marca el rumbo a Periana. Es entonces cuando se complica. Las indicaciones dicen que quedan sólo once kilómetros hasta alcanzar el paso a Granada, aunque en este caso los números poco tienen que ver con el tiempo real en llegar allí donde parece que la propia naturaleza se ha abierto para indicar el punto exacto por el que la sierra, toda una frontera natural, permite el intercambio. Después de muchos estudios, todas las alternativas de la nueva carretera, para cuya construcción será necesario echar mano de tecnología punta capaz de doblegar el terreno, indican que el boquete de Zafarraya seguirá siendo ese nexo que une y marca fronteras.
El Sur:
TEXTO: GEMA MARTÍNEZ
FOTOS: SALVADOR SALAS / MÁLAGA/
FOTOS: SALVADOR SALAS / MÁLAGA/