
La condesa Isabel Bathory (que debería ser la que aparece al final de esta mirada) pasó a la historia con el sobrenombre de “La Condesa Sangrienta".

No puede ser más diferente el título de esta mirada respecto a la que hace una semana escribió el titular de la sección.

Pedir que digan la verdad los que ya no saben qué cosa pueda ser eso, de tanto mentir, tergiversar, y, sobre todo, insultar, es pedir demasiado.
Esas palabras forman parte de una definición muy gráfica de mi padre sobre el ejercicio de la libertad y la defensa de la dignidad personal.