Amanecer de mi pueblo en un verano cualquiera. Veranos de aquellos tiempos que ya muy pocos recuerdan.
Amanecer de mi pueblo en un verano cualquiera. Veranos de aquellos tiempos que ya muy pocos recuerdan.
Ser padre, cuidar, educar en los valores a un hijo, no es tarea fácil, pero se aprende y es el mayor gozo de tu familia. Es el gran reto personal, familiar y de un pueblo culto y con valores.
Aprender el manejo de la honda, no el del lápiz.
Aprender a leer en las estrellas, no en los libros.
Aprender de los golpes de la vida, aprender a aprender.
A todas aquellas mujeres que pudieron ser y no fueron. Simplemente… porque eran otros tiempos.
Mujer, madre, gran persona y tierna amiga. A ti, desnudo mi alma y en mi verso arde tu llama, esa humillante injusticia mezclada con bella sonrisa. Tus pesares, mi buena amiga, noble alma los comparte como en gozares se suma a tu alegría. Un fuerte abrazo y un beso...
Detuvo tu mirar mi tiempo cuando escuché tu melodía, fiel duende dejó en mi silencio, y a fuego prendió tu sonrisa.
A las gentes y al pueblo de Agrón, el pueblo de mi madre, en el que pasé largas temporadas durante mi niñez.
Y unos marineros cuentan que en una frágil patera lo vieron junto a su madre navegar. Mas los vientos del Estrecho no le fueron favorables; y su cuerpo, tan pequeño, quedó una noche flotando sobre el mar.