Se llama Merceditas. Es la hija de Frasco y de Teresa. Solo tiene once años y hoy ya no va a la escuela. Camina calle arriba con un cesto en la mano y un niñito rechoncho en la cadera.
Llenadlo de simples alegrías, de sonrisas limpias, de miradas con ojos brillantes. De abrazos porque sí, porque nos da la gana porque nada ni nadie nos lo manda.