En primer lugar, hablando de yacimientos arqueológicos en nuestra comarca, deseo compartir plenamente las palabras e interés de Cristóbal Fernández Monteagudo cuando pregunta por ese sueño -que puede hacerse realidad, aunque no nos lo creamos- de conseguir el Museo Arqueológico de Alhama, al menos de comenzar una Sala de Arqueología de la Comarca que, sin lugar a dudas, sería punto de partida para todo lo demás.
La Cueva de los Molinos, junto al molino de "San Francisco", al lado de la denominada "Acequia Alta", donde se encontraron hallazgos arqueológicos del Neolítico Medio, hacia el IV milenio a. C., es un loable y triste a la vez ejemplo de comportamiento ciudadano y de expolio.
Sí, reiteramos, cien mil años hace que estamos aquí, desde el Paleolítico Medio, María del Carmen Castillo Rivas, especialista en la cuestión, la que ha estudiado profunda y ampliamente, nos lo concreta y sitúa esta presencia del ser humano en los lugares correspondientes de nuestra comarca.
Hace más de cien mil años, ya en el Paleolítico Medio, la región de Alhama estaba ocupada por el hombre prehistórico, hallazgos arqueológicos como los de los cortijos "El Navazo" y "El Chopillo", a unos diez kilómetros de Alhama, y los del Llano de Zafarraya, nos ponen de manifiesto la ocupación temprana de esta región.
Tornadizo en aquél tiempo, en concreto, era el que abandonaba su creencia y, con ello, la nación a la que pertenecía, y se integraba activamente en otra que, por lo general, era adversaria y hasta enemiga de la primera.
“Matastes los Bencerrajes, / que eran la flor de Granada; / cogiste los tornadizos / de Córdoba la nombrada”...
Sí, moros viejos y alfaquíes presagiaron que, la perdida de Alhama por los musulmanes, traería la ruina total del hermoso reino de Granada:
“…La respuesta que me han dado / es que mi hija es cristina / y por nombre le habían puesto / doña María de Alhama. / El nombre que ella tenía / mora Fátima se llama”.


Sí, “las cartas echó al fuego y al mensajero matara”. Naturalmente las cartas venidas de que Alhama era ganada por los cristianos nada habían de agradar a Muley Hacén, pero la vieja injusticia de despreciar y hasta dar muerte a quien traía las malas noticias quedó consagrada por los siglos junto con la pérdida de Alhama por los musulmanes, más en la leyenda que en la historia, en el maravilloso romance. Mientras que los portadores de buenas nuevas, como el mensajero Alfonso Muñiz que portó la buena nueva de la conquista de Alhama a Sevilla, eran tan gratamente agasajados, recibiendo tan importantes gratificaciones, “albricias”.