"…Navegábamos mar adentro durante muchas horas, y tan lejos llegábamos que no se veía nada más que agua y cielo", contaba Antonio mientras su mirada se escapaba hacia el mar, que se extendía frente a él apacible y veteado de espuma blanca.
Hay muchos tipos de héroes. Unos son fácilmente reconocibles porque cubren sus hombros con una pomposa capa hecha de fama, orgullo y afectación; otros, en cambio, pasan desapercibidos ya que prefieren vestir ropas sencillas. Pepe Sales es uno de ellos.
Recuerdos de un niño de la guerra, cuyas experiencias se convierten en una valiosa lección de historia. Porque para aprender tenemos los libros, pero algunas veces es mejor preguntar a la gente mayor.
No todos los emigrantes ni toda la gente joven se marchan de los pueblos para siempre: hay quienes apuestan por quedarse en sus lugares de origen para intentar salir adelante.
Desde la perspectiva de sus más de cuatrocientos años de historia, esta casa y Manolo Herrero hacen un repaso, cogidos de la mano, de los momentos más importantes de las vidas de ambos.
"Cuando estés triste o enfadada y no sepas la razón, busca algo que sea de color rosa; no pares, aunque tardes un rato en encontrarlo", me decía mi madre cuando yo era niña.
Si hay algo que todos apreciamos es una buena clase práctica, de esas que nos permiten descubrir cosas en las que, tal vez por su cercanía o evidencia, no habíamos reparado antes. Es lo que ocurrió a los alumnos del pequeño colegio rural de Agrón.
Confundidas entre las rocas de la sierra resisten apenas las ruinas de un pequeño cortijo, el más humilde de la Almijara. Antonio Recio, descendiente de sus últimos habitantes, nos describe cómo se vivió allí.