Desde la perspectiva de sus más de cuatrocientos años de historia, esta casa y Manolo Herrero hacen un repaso, cogidos de la mano, de los momentos más importantes de las vidas de ambos.
"Cuando estés triste o enfadada y no sepas la razón, busca algo que sea de color rosa; no pares, aunque tardes un rato en encontrarlo", me decía mi madre cuando yo era niña.
Si hay algo que todos apreciamos es una buena clase práctica, de esas que nos permiten descubrir cosas en las que, tal vez por su cercanía o evidencia, no habíamos reparado antes. Es lo que ocurrió a los alumnos del pequeño colegio rural de Agrón.
Recuerdos de un niño de la guerra, cuyas experiencias se convierten en una valiosa lección de historia. Porque para aprender tenemos los libros, pero algunas veces es mejor preguntar a la gente mayor.
Confundidas entre las rocas de la sierra resisten apenas las ruinas de un pequeño cortijo, el más humilde de la Almijara. Antonio Recio, descendiente de sus últimos habitantes, nos describe cómo se vivió allí.
La de Pedro es la historia de un amor y entrega incondicionales a la montaña donde creció y donde ha vivido siempre, a la que quiso dedicar toda su vida profesional, como Guarda Mayor.
Como otras mujeres antes que ella, Rosa nació en una época difícil de la que, a pesar de las circunstancias que le tocó vivir, guarda muy buenos recuerdos.