Eloy Ruiz Fernández el primer kuro-obi (cinturón negro) de Arenas del Rey, educado, formal y trabajador.
Eloy Ruiz Fernández, el primer kuro-obi de Arenas del Rey, es un claro ejemplo de cómo la práctica del karate puede forjar no solo deportistas, sino también personas con valores sólidos. Educado, formal y trabajador, Eloy es reconocido por sus vecinos y compañeros del Club Deportivo Alhama-Ippon, tanto dentro como fuera del dojo.
Como parte de ese grupo de cinturones negros, y con la iniciativa de Antonio Mateo, Eloy ha recibido un pino personalizado plantado en su honor, un gesto significativo que refuerza la conexión entre el karate y la naturaleza. Este árbol, plantado por su sensei, simboliza no solo el esfuerzo invertido para alcanzar el cinturón negro, sino también el compromiso de cuidar lo que crece con dedicación y paciencia, tal como se cuidan los principios del karate.
El camino hacia el cinturón negro no es fácil, pero precisamente ahí radica su valor. A lo largo de su trayectoria, Eloy ha cultivado virtudes fundamentales que el karate enseña: el respeto hacia los demás, la disciplina para superar los desafíos, la perseverancia ante las dificultades y la humildad incluso al alcanzar grandes logros. Estas cualidades lo han ayudado a destacar no solo en el tatami, sino también en su vida diaria, ganándose el aprecio de quienes lo rodean.
Eloy también ha brillado en el ámbito competitivo, obteniendo numerosos premios que han sido motivo de orgullo para Arenas del Rey. Sus triunfos, más allá de las medallas, reflejan el espíritu del karate: la mejora constante y el esfuerzo por dar siempre lo mejor de sí mismo. La concejalía de deportes de su pueblo, reconociendo su dedicación y los valores que transmite, le ofreció un emotivo homenaje, agradeciendo su contribución al deporte y al desarrollo de su comunidad.
El pino de Eloy no es solo un árbol. Es un símbolo de todo lo que representa: esfuerzo, dedicación, respeto y superación. Así como ese árbol crecerá con el tiempo, el impacto de Eloy en su comunidad y en quienes comparten su pasión por el karate seguirá extendiéndose, recordándonos a todos que el verdadero logro no está solo en alcanzar metas, sino en el camino recorrido para lograrlas.