Fernando el Católico y Alhama, una transcendental relación histórica

 

 La conservación de Alhama a toda costa, acudiendo a ella reiteradamente para socorrerla y abastecerla, con los primeros años de la guerra de Granada, hicieron que Fernando el Católico, V de Castilla y España y II de Aragón, además de quedar históricamente vinculado con nuestra ciudad, se convirtiese en el admirado y renombrado rey-soldado de la época y de la Historia.

Muley Hacén, el último sultán al que perteneció Alhama


 Hace años, bastantes, ya escribimos en varias ocasiones de Muley-Hacén en relación a su histórica e importante relación con Alhama, como se ha reflejado en la serie “Isabel”. Su pérdida al ser conquistada por los cristianos fue, en definitiva, el inicio de su fin como sultán de Granada. Sus reiterados intentos por recuperarla supusieron una verdadera desesperación para él. El valor de los que la defendieron, contra tan duras arremetidas por parte de las tropas granadinas, quedaba para siempre reflejado en las tres escalas que los Reyes Católicos situaron en el escudo de armas que dieron a tan preciada, por ambas partes, ciudad-fortaleza.

La advocación de la primera iglesia de Alhama a la Encarnación


 La mezquita mayor de Alhama, cumpliéndose el mandato de Isabel la Católica, fue consagrada y se puso bajo la advocación de Santa María de la Encarnación, como ya estaba previsto antes de ser conquistada la ciudad, desde cuando tuvo noticia de la violenta discusión entre su embajador y aquel abencerraje que manifestó que "María no quedó virgen tras parir a Jesús".

El príncipe Juan y Alhama, un gesto más de Isabel la Católica


 Era tal el significado y afecto que la gran reina Isabel la Católica le tenía a Alhama que, siempre que tuvo oportunidad para ello, bien lo puso en evidencia. Así cuando organiza la Hacienda privada del Príncipe de Asturias, su amado hijo Juan, incluye a Alhama entre las ciudades de la misma.

El histórico abrazo de Alhama

 Se odiaban hasta extremos increíbles. Eran encarnizados enemigos. Siendo los dos grandes caballeros de la Andalucía castellana, llegaron a ayudar al emir de Granada en contra del “enemigo” cristiano. La tremenda inquina les venía desde sus abuelos y a los pies de las murallas de Alhama hicieron las paces para siempre, aquel día de marzo de 1482.

Isabel la Católica empeñó sus joyas por Alhama



 Isabel la Católica, probablemente la persona que más ha hecho por Alhama en toda la historia de nuestra ciudad, no empeñó las joyas para la empresa de Colón, como durante siglos se ha dicho y, aún hoy en día, se mantiene y cree por millones de personas. Los alhameños debemos deshacer el entuerto histórico y, por supuesto, dejar la realidad histórica bien clara.

Nuestro "Hospital de la Reina"



Como se informaba ayer, Alhama tiene que ver con el inicio de la Sanidad Militar propiamente dicha. Ahora bien, lo que lo desconocemos no es tal como afirmaba el ponente. Una vez más, por medio de nuestro historiador Andrés García Maldonado, desde 1966, cuando él acaba de cumplir 18 años, se ponía ya bien en claro años que sabíamos que esta ciudad fue la primera que contó con un hospital de sangre y que ello fue, precisamente, gracias a Isabel la Católica. De ahí el empeño que puso en que llevase la denominación que ya tiene más que consolidada: Hospital de la Reina.

Cervantes, Alhama y las alhameñas Cenotia y Elena de Céspedes


Miguel de Cervantes, el inmortal autor de El Quijote, estuvo, al menos, dos veces en Alhama y, más aún, a pesar de prácticamente evitar toda alusión en sus obras y escritos a Granada, cuando abundan los dedicados a Málaga, Córdoba y, por supuesto, Sevilla, como escribe Daniel Eisenberg, editor del Boletín de la Cervantes Society of America, "para confirmar la magia, el misterio, el encanto que rodeaba Granada, hay el más importante, y casi el único, granadino en las obras de Cervantes. Se trata de la maga Cenotia, de Alhama, que aparece en Persiles, 11, B. Controla la hermosura. el tiempo, la riqueza. Es también la mujer de mayor carga erótica de todas las suyas, por lo general castas o casadas".

La morera del patio del Carmen, don Sixto y sus alumnos



“Don Sixto fue un maestro inolvidable, tanto por el sistema pedagógico de enseñanza como por la humanidad que desbordaba, cuantos fuimos alumnos suyos supimos de su entrega para que todos aprendiésemos no solo cultural general, sino bondad y afecto hacia los demás. Por ello, a pesar de que han transcurrido tantos años, ha sido y será siempre muy bien recordado por cuantos fuimos sus alumnos.”

Piedra de Alhama para la catedral de Málaga



Nuevamente, los viejos problemas de las cubiertas de la bella y monumental catedral de Málaga están pasando por serios deterioros que están demandando una urgente intervención, como ya sucedió hace unos años. Entonces, aprovechando que se hablaba de la construcción de esta catedral y, muy especialmente de sus bóvedas, ya hablamos en algún artículo de cómo la piedra de Alhama -y seguro que algún buen maestro del tratamiento de la misma- está muy presente en esta singular construcción. Ahora, dentro de este espacio de “Alhama Comunicación”, creemos oportuno abordar esta cuestión que, sin lugar a dudas, ha de tener su interés y hasta curiosidad para no pocos de nuestros lectores, especialmente, en esta ocasión, para los alhameños y malagueños, en especial.

Historia de la fuente y de la denominación “Del Cisne” del paseo



Probablemente, con toda seguridad debiera escribir, una persona “descabezada”, bien por naturaleza, bien por algo de esto y algunas copas de más, de muchas más, se ha permitido -que no atrevido, porque  ello nada conlleva de “valentía” ni siquiera negativa, si es que la hay por aquello del riesgo personal que puede suponer-, a lo mejor brotándole algún gen que lleva de “verdugo”, oficio que, por mucho que lo justifiquen, nunca he visto con un mínimo de buen ojo,  “cortarle” la cabeza al Cisne de la fuente del Paseo, como siempre se denominó a esta lugar desde que lo mandara realizar, al hermoso gusto francés, uno de los tres mejores alcaldes que ha tenido Alhama desde el transcurrir del siglo XIX, cuando los alcaldes comienzan como tales en su función y representación,  hasta nuestros días, Francisco de Toledo y Muñoz.