Lo primero que aprendí recién retornado a Alhama, fue que aquí nadie se puede encontrar solo durante mucho tiempo, la hospitalidad de las gentes de esta tierra hace que uno se encuentre como en su casa desde el primer día. Lo segundo fue aprender a responder a la pregunta ¿y tu de quien eres?; la mejor forma de responderla era contestar, según la edad del interlocutor, hijo o nieto de Granico Oro; después claro, había que aclarar de que Granico Oro era hijo.
Mucho ha llovido ya desde que llegué por primera vez a este pueblo, como hijo de emigrantes retornados, y durante estos 28 años, mes arriba, mes abajo, han sido tantos los cambios de todo tipo que se han producido en Alhama, Andalucía y España, que creo que merece la pena hacer el ejercicio del recuerdo, que no de la nostalgia, para ver como éramos hace casi tres décadas y como somos ahora. Creo que hemos ganado con el paso de los años y que esta Alhama en la que ahora vivimos es mucho mas habitable que aquella a la que llegue una madrugada de Carnaval del año 1982.
Y nada mejor como ejemplo, que este medio del que me valgo para dar a conocer mis reflexiones: Cuando llegue aquí les puedo asegurar que aun no existía el teléfono automático en toda la comarca, concretamente en Ventas de Zafarraya no llegaría hasta el año 88, si la memoria no me falla. Hoy prácticamente todos disponemos de las más amplias facilidades para comunicarnos: Teléfono, móvil, correo electrónico... pero seguro que más de uno aun recuerda que era eso de "poner una conferencia".