Anda en la memoria de las gentes una coplilla en la que se dice que Alhama tenía mas de mil tabernas y ninguna librería, evidente exageración interesada; lo cierto es que las tabernas de Alhama, en un presuroso recuento, no van mas allá de las 25, aunque puede que alguna haya omitido mi memoria, siempre remisa a dar detalles concretos en el momento que los requiero.
No se si el número es alto o no, ni entro a juzgarlo; resulta mas que conveniente para dar un paseo “barítimo”, con be de bar y disfrutar de la variedad de la oferta hostelera jameña; oferta que nos garantiza disfrutar de tapas variadas, menús y cartas para todos los paladares y bolsillos y copas, o refrescos, por que no, amenizados con música y buen ambiente.
Y es que el tapeo es un arte en si mismo, gastronomía casi inmediata, que acompañada de un buen vino o una buena cerveza y una agradable conversación constituye uno de esos evidentes placeres de la vida, placeres sencillos y cotidianos, si se quiere, pero no por ello, menos agradables.
Charlar con los amigos, a la hora del aperitivo, tomar una copa nocturna mientras se goza de la música, o simplemente disfrutar de un atardecer otoñal sentado en una terraza tomando un café mientras se ve la vida pasar, forman parte de eso que se da en llamar dieta mediterránea, y que no es solo una forma de comer; es una forma de ver y entender la vida de modo más sosegado, dando importancia a lo que verdaderamente la tiene y minimizando aquello que es menos importante.
El arte del beber forma parte del arte del vivir y, como todos se aprende con la practica, y con esa practica llega el momento en que se sabe que en este arte la moderación es la regla principal y la lentitud y el recrearse esenciales.
Y es que el tapeo es un arte en si mismo, gastronomía casi inmediata, que acompañada de un buen vino o una buena cerveza y una agradable conversación constituye uno de esos evidentes placeres de la vida, placeres sencillos y cotidianos, si se quiere, pero no por ello, menos agradables.
Charlar con los amigos, a la hora del aperitivo, tomar una copa nocturna mientras se goza de la música, o simplemente disfrutar de un atardecer otoñal sentado en una terraza tomando un café mientras se ve la vida pasar, forman parte de eso que se da en llamar dieta mediterránea, y que no es solo una forma de comer; es una forma de ver y entender la vida de modo más sosegado, dando importancia a lo que verdaderamente la tiene y minimizando aquello que es menos importante.
El arte del beber forma parte del arte del vivir y, como todos se aprende con la practica, y con esa practica llega el momento en que se sabe que en este arte la moderación es la regla principal y la lentitud y el recrearse esenciales.
Dejo para terminar la voz del poeta chileno Nicanor Parra:
¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino, bien conversado
entre dos almas gemelas?