
Hacía meses que no sabía nada de él. Habíamos hablado por teléfono un día a mitad de otoño y quedado en que iría a visitarle en primavera. Pero Juan estaba bastante peor de lo que yo imaginaba. Una fuerte bronquitis lo tuvo hospitalizado más de un mes durante el verano pasado y desde entonces necesitaba de asistencia respiratoria.









