Andrés García Maldonado tomó posesión como nuevo académico de San Telmo



 La Academia de bellas artes de San Telmo reconoció a Andrés García Maldonado su labor en Málaga, tanto en la Universidad como en política y el periodismo, destacando sus valores y entrega, sin olvidar su origen alhameño y los reconocimientos que hasta ahora se le ha hecho por numerosas entidades.



  Andrés pos su parte agradeció a los académicos que les propusieron como miembro y la representación del Ayuntamiento por parte del concejal de padres alhameños, Raúl López, así como todos los asistentes. En su discurso sobre el camino real nazarí: Alhama puente entre Granada y Málaga, destacó la relevancias históricas acontecidas, los personajes históricos y la relación entre Alhama y Málaga.

 Al finalizar el acto el concejal Raúl López leyó unas palabras del Alcalde de Málaga, quién se encontraba en el Senado, disculpando su ausencia y felicitando a Andrés por su labor hacia la ciudad de Málaga, haciendo referencia a la larga amistad que los une.









     
 

"EL CAMINO REAL NAZARÍ: ALHAMA, PUENTE ENTRE GRANADA Y MÁLAGA"

Discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo

 Caminantes de la vida y de la esperanza, sí hay otros caminos. Precisamente, los que han hecho al andar, espiritual y materialmente, los seres humanos a lo largo del transcurrir de los tiempos. Son caminos construidos por la entrega y la generosidad, por la necesidad y el esfuerzo, por el deseo de relación y de avanzar por todos los lugares y sentidos. Son caminos del existir que nos legaron nuestros mayores, y que nosotros traspasamos, ensanchándolos, a quienes nos han de suceder cumpliéndose lo establecido, generación tras generación, siglo tras siglo, milenio tras milenio.

 Así, sí compartimos con el poeta que hacemos caminos al andar sobre nuestros espirituales mares, a la par que asentamos otros sobre nuestras geografías para que los sentimientos puedan proyectarse y extenderse hacia todos los ámbitos, mejorando el diario transitar de las personas por el inmenso sendero que es la vida misma.



Excmo. Sr. Presidente de la Real Academia,
Iltmo. Sr. Teniente-Acalde.
Iltmos. Sres. Académicos.
Sr. Alcalde de Alhama.
Sres. Representantes de la Universidad y de la Cámara de Comercio.
Sres. Representantes de los Ayuntamiento de
Vélez-Málaga y Rincón de la Victoria.
Señoras, señores.
Amigos todos:

 Jamás he olvidado aquél día de febrero de 1968, en el que, por vez primera, tenía una relación especial con nuestra Real Academia. Representando, todo orgulloso,  a mi hermano Juan Manuel, Juan Manuel Brazam, recogía la Medalla de Oro que la misma le había otorgado por su magistral obra “La rueda”, realizada cuando tan sólo tenía veintipocos años,  y que presentó al Salón de Invierno que, con prestigio nacional, organizaba nuestra ya por entonces más que centenaria institución.

 Cuarenta y cinco años que, en multitud de ocasiones, he tenido la fortuna de estar en contacto con la Academia y, sobre todo, con la mayoría de sus miembros, varios de ellos entrañables amigos en el correr de estos nueve lustros. Amigos y personalidades de la Cultura y del Arte en Málaga, con los que he tenido el alto honor de compartir ilusiones y anhelos por esta tierra nuestra. Empezando por el compromiso histórico que resueltamente nos impusimos en nuestro justo afán por conseguir la Universidad, precisamente en aquellos años, en el que ejercía como redactor del diario “Sol de España”, y éste en el que accedo a la Academia, como académico correspondiente por la ciudad de mi nacimiento, Alhama, y no digo de Granada porque aquí, en Málaga, cuando se dice Alhama es en referencia siempre a ésta. No en vano hace más de mil años, pertenecía a la Cora de Rayya, como le sucedió a parte de su actual término municipal, en variados aspectos, hasta mediados del siglo pasado, como el caso de que Ventas de Zafarraya perteneció al Obispado de Málaga hasta los años cincuenta.

 Gracias a todos los académicos numerarios por el alto honor que me habéis concedido, comenzando por nuestro presidente, mi buen amigo don Manuel del Campo, y en especial a los académicos don Manuel Olmedo Checa,  don Elías de Mateo Avilés y don José Infante Martos que me propusieron. De los tres no sólo puedo decir, sino que digo que a sus cualidades intelectuales y culturales, unen un saber entregarse por aquello que engrandece al espíritu, con altas miras y esa imaginación creativa y constante, imprescindible para caminar en medio de la decidida y la apatía.

 Querido Paco, dignísimo y eficaz secretario de esta Corporación, no soy ajeno a que se suele elegir a uno de los proponentes para que pronuncie el laudatorio, ¡y mira que lo ha sido!, pero, ante el dilema de tener que escoger entre tres personas a las que estoy agradecido por igual, a las que siempre he apreciado y admirado, de las que soy amigo desde hace décadas, me he decidido por lo fácil para no verme en el brete de optar entre ellos: Pedírselo al académico con el que tengo más trato diario y que, además, entre amigos y amigas, en tantos casos, ya desde mis primeros años en Málaga, que recuerde, es uno de los que más tiempo hace que conozco y con el que ya compartí plenamente nuestro sueño de siglos, el logro más importante de toda la Historia de Málaga, su Universidad.

 Así, mi efusivo agradecimiento, por las palabras que has pronunciado, que reflejan más que méritos míos, la amistad que siempre nos ha unido y la generosidad con la que, en todo momento, mes has distinguido. Gracias, muchas gracias.

 En la vida de todo ser humano hay unos caminos espirituales, propios, de los que habla el poeta, y otros geográficos que con el deslizarse de los años vadean lo corpóreo incrustándose en nuestro espíritu, como senderos que simbolizan el devenir de nuestros principios vitales. Esto es lo que me ha pasado a mí con la actual carretera que, desde mi Alhama natal, me llevaba, en mi niñez y juventud, a Granada, y después, a partir de los diecinueve años, me traía a Málaga para, sin despojarme de mi alhameñismo, convertirme para siempre en malagueño.

 Carretera que antes fue acceso que, casi desde la misma noche de los tiempos, llevaba desde el mar que bañaría a Málaga hacia el interior de la región y, desde ésta, a lo que se denominaría Mare Nostrum, con lo que ello supone de haber sido paso y cauce de personas, culturas y civilizaciones desde, al menos, la Prehistoria.  

 Ya en el Paleolítico Medio, era así. A lo largo del trayecto se suceden valiosos testimonios de asentamientos de personas y poblaciones de hace más de cien mil años.

 Los hombres de estos remotos tiempos, como a continuación los del neolítico, seguidos de túrdulos, íberos, fenicios, romanos, visigodos y musulmanes han ido dejado su huella y, con ello, la realidad indiscutible de que era la ruta  que utilizaron tanto para avanzar y asentarse en el interior como para alcanzar el mar.

 La abundancia de testimonios romanos se ve igualada por la de musulmanes. Por ejemplo, en el año 886 Al-Mundir, en su lucha contra los muladíes de esta Cora,  penetra por este camino y, en el corazón del mismo, cuando tenía cercado a Umar ibn Hafsún recibe la noticia de que acaba de morir su padre, Mohamed I, y que ha de regresar a Córdoba para subir al trono.

 Avanzando  en el tiempo, hace ahora algo más de mil años, ya era la vía de comunicación más importante, la de mayor tráfico, de todo el reino Zirí, apareciendo como tal ruta en las célebres “Memorias” del rey Abd Allah, el más preciado documento historiográfico sobre el siglo XI,  cuando narra una campaña que le trae a Málaga en 1082.

 Es en 1239 cuando Alhamar llega hasta Málaga para convertirla en parte esencial de su reino, el de Granada, el reino nazarí, y da categoría de Real a esta ruta, la que utilizaran en sus desplazamientos a esta parte del reino, la práctica totalidad de los veintitrés reyes nazaríes, desde el fundador de la dinastía hasta el último, el desafortunado Boabdil. No olvidemos, además, que Alhama era lugar de descanso y recreo de estos sultanes.

 Como escribió mi padre en “Alhama vista por un extranjero "…y reanudaron la marcha por la amplia senda que en aquellos siglos era el camino real nazarí que unía las populosas ciudades de Málaga y Granada, por el que también pasaron los ilustres viajeros egipcios al-Umari, autor de “Caminos de las miradas en los reinos del mundo”, en la primera mitad del siglo XIV, y Al Basit, quien fue testigo directo de un ataque lusitano en las afueras de Málaga, en las segunda mitad del siguiente siglo, y, entre ellos dos,  el tangerino Ibn Battuta, que desde Fez, en 1349, vino a Andalucía años después del desastre de los benimerines en el Salado.

 Entre los escritos musulmanes de estos siglos, es sumamente interesante y curioso el testimonio de este último. “El Viajero”, como se le conoce en la Historia, el que a los veinte años emprende  los viajes que le hacen célebre, recorriendo toda Asia durante años y años, hasta el punto de que cuando vuelve de esos viajes a Damasco, recibe la noticia de que su padre había muerto quince años antes.

 Ibn Battuta cuando ya había viajado durante veinticinco años y recorrido más  de ciento diez mil kilómetros, decide, antes de retornar a Tánger, conocer Andalucía, entrando en ella por la “Montaña de la Victoria”, Gibraltar, donde permanece un tiempo. Visita Ronda “una de las ciudades del islamismo mejor fortificadas y más felizmente situada”; Marbella, “una ciudad pequeña donde los alimentos abundan”. Pasa una noche en Sohaïl (Fuengirola), y llega a Málaga, “una de las ciudades más bellas de España”, quedando impresionado por la noble hospitalidad de ésta.

 En Málaga se sorprendió al ver que en sus mercados se vendía la exquisita uva malagueña al precio de una pequeña dracma las ocho libras, comentando que no se olvidaría jamás de la calidad de  éstas, como tampoco de la de sus higos y aceitunas.



 En su permanente propósito de conocer personajes por todos los lugares que recorre, aquí conversa con el eminente jurista al Tanyali, quien forma parte de una de las más ilustres familias de predicadores de Málaga, al que encuentra en la mezquita-aljama, y con el predicador Al Sahili “El del Turbante”, quien fundó una madraza en Málaga, ya en la primera mitad del siglo XIV, siendo la primera de Al Ándalus, años antes que la célebre de Granada, y a la que vendrían, por aquel camino real nazarí, sabios y estudiantes de todo el reino así como de otros. Este fue el primer centro de enseñanza superior que tuvo Málaga. ¡Y pensar que pasarían seis siglos más para que llegase nuestra Universidad!

 Clareando aquel día de finales del verano  del 750 de la Hégira, “El Viajero” coronaba la colina que hoy une la Cala del Moral con Rincón de la Victoria, y situándose cerca de la Cueva del Higuerón, la de las leyendas y el tesoro, quedaría deslumbrado con el bello alborear que, desde el mar, se producía ante sus ojos. Bajando la cuesta, entraría en la pujante Bezmiliana, hoy nuestro Rincón de la Victoria. Amurallada población, con mezquita, medina, puerto pesquero y almadrabas, lugar que ya dos siglos antes era famoso por su pescadería.

 Desde aquí, por lo que se conoce como “Camino viejo de Vélez” -donde la ventura me ha deparado que quede situado el hogar de todos los míos-, continuaba hacia  Bélleh, o Vélez: “Una hermosa ciudad, que tiene una bonita mezquita; abunda en uvas, frutas e higos, a la manera de Málaga. Salimos de  Vélez para Alhammah, o Termas de Alhama, una bella ciudad con una  portentosa mezquita muy bien situada y construida. Posee una fuente de agua caliente a la orilla de su río, a  la distancia de cerca de una milla de la población. Se ve allí una casa para los baños de los hombres y otra para los de las mujeres”.
En Alhama visita detenidamente la población y el balneario. Parte para Granada y dice: “Sus alrededores no tienen semejanza en todo el Universo; constituyen un espacio de 40 millas, cortado por el célebre Chennil o Genil, y otros numerosos ríos: Los jardines, los vergeles, las praderas o los huertos, los castillos y los viñedos rodean Granada por todas partes”.

 Después de su fructuosa estancia en Granada, Ibn Battuta vuelve a Alhama, pernoctando en ella antes de reemprender el camino hacia Vélez, ya retornado definitivamente a su ciudad natal.

 Concretamente la ruta que el Legado Andalusí designaría a finales del pasado siglo como “la de Ibn Battuta”, sólo respeta el itinerario histórico en su primera mitad. Partiendo desde Málaga pasa por la Cala del Moral, la antigua Bezmiliana, Benajarafe, Almayate Bajo, Torre del Mar, Vélez-Málaga, Puerto de Zafarraya, El Almendral y Alhama, y desde aquí ignora el antiguo alcorce que unía a esta última con  Granada, olvidándose de las poblaciones de Agrón, Ventas de Huelma, La Malahá y las Gabias, buscando poblaciones turísticamente más rentables.

 Abd al-Basit, el último gran escritor viajero musulmán que nos habla de este recorrido y de los encantos de sus ciudades y lugares, de Alhama afirmó: "Uno de los parajes más bellos y amenos".

 Ya en plena guerra de Granada, cuando el camino va dejando de ser nazarí para convertirse en cristiano, entre Alhama y Granada, el itinerario más detallado se ofrece en una crónica sobre la entrada de tropas castellanas para abastecer Alhama, en junio de 1483: “Tras meter las provisiones en Alhama, las huestes fueron a asentar el real en una ribera de un río que se llama de Cacín, en el camino que va a Granada, junto a la alquería de igual nombre. El ejército continuó vía Granada, quemando todas las alquerías y lugares que en la comarca había, hasta que llegaron a un lugar de buena población con su fortaleza que se llama  Almalaha. La Malahá, cuyo viejo nombre de Quemple procedía de las tribu árabe de los aysies, la que se asentó en esta comarca granadina en el 740, bajo el mando del general sirio Baly.

 El camino seguía por la torre de la Gabia. Este itinerario es el  que aparece en los mapas como “Camino viejo de Granada” y “Cañada” y fue  escenario del trasiego del ganado de los pastos de Zafarraya a Sierra Nevada. Una vez parte de Castilla, pasó el control de la Mesta. Lo que pone en evidencia su relevancia para la época.

 Ahora,  volviendo desde Alhama -dado que los caminos, como los sueños, van y vienen-, el trayecto se encamina por el “Puerto de Zafarraya”, lugar citado para el encuentro de los cristianos para el socorro de Alhama,  con la conquista de la cual, aquella noche tenebrosa de febrero de 1482, se había iniciado la Guerra de Granada, en la que este sendero tanto protagonismo tuvo a lo largo de los diez años que, como la de Troya, duró esta guerra de leyenda que venía a  poner fin  a la Edad Media en la Península Ibérica.
Desde el Campo de Zafarraya, en su bajada, el camino pasaba junto a la fortaleza de Zalia, lugar conquistado tres años después que Alhama y dos antes que Vélez-Málaga, por el capitán don García Maldonado, quien trajo este apellido desde el Campo de Calatrava, formando parte de las tropas de Gutierre de Padilla, clavero de la Orden de Calatrava, nombrado capitán mayor de Alhama.

 Zalia, lugar que se desplomó bajo el domino cristiano, levanta aún exiguos restos de muralla proyectándolos sobre el camino convertido en carretera como fantasmal protesta por el trato recibido en estos últimos cuatro siglos, a pesar de que la mitología llega a situar aquí a Ulises en su periplo por el Mediterráneo. Desde esta fortaleza, cuya primera construcción fue fenicia, se ejercía un control sobre los ganados que iban a la dehesa de Zafarraya, durante siglos explotada conjuntamente por Vélez y Alhama, lo que conllevó más de una controversia, pero lo que supuso que quedarán más unidas ambas ciudades.
El pasaje continuaba hasta entrar, por la puerta de Granada, en Vélez, de la que se escribe: “Es de tres mil vecinos, a la marina, ciudad muy fuerte y de las principales de este reino".

 Hacia Málaga, como hemos dicho, Bezmiliana, por donde salieron hacia la ribera del mar las tropas del marqués de Cádiz tras el desastre de la Axarquía; donde pernoctaría Fernando el Católico en su caminar hacia la conquista de Málaga, cuya  mezquita fue donada por el rey castellano para la construcción de una venta, y donde Isabel la Católica, en aquel verano de 1487, descansó varias veces en su caminar por estos lugares.

 En las crónicas castellanas del siglo XV y tras la conquista, se menciona reiteradamente. Por ejemplo, en la correspondencia del conde de Tendilla, quien también recibe importantes propiedades en Almayate.
Durante los años y siglos posteriores, recorrerían este camino escribiendo sobre el mismo, entre otros muchos personajes, el silesiano Nicolás de Popielovo, en 1494 y 1495; el geógrafo y cartógrafo alemán Jerónimo Münzer, en 1495; en 1525, el patricio Andrés Navagero, embajador de la República de Venecia en la Corte de Carlos I; en 1564, Georgius Hoelnagle y, tres años después, Antón van den Wyngaerde, quienes realizan inigualables grabados de Alhama, Vélez, Granada y Málaga, como de tantas otras ciudades españolas. Ya finalizando el siglo XVI, el italiano Camillo Borguese, nuncio especial de Clemente VIII, quien viajando entre Málaga y Granada, escribió “De Málaga sacar comida para dos días y el primero ir a Vélez-Málaga, el segundo a Alhama y, el tercero, ya en Granada”.

 No sé si se aplicó bien esto don Miguel de Cervantes, cuando en el otoño de 1594 recorrió varias veces esta vía, de Vélez a Alhama y, pocos semanas después, de Granada a Vélez, pero sí se quedó con la historia de Cenotia, la mujer de mayor carga erótica de toda su obra, inspirada en Elena de Céspedes, alhameña de origen morisco y esclava, la primera cirujano mujer, transexual que se hizo pasar por varón. Fue el no rendir las cuentas de lo recaudado en poblaciones de este camino lo que le llevó a la Real Cárcel de Sevilla, donde engendró su obra magna para gloria de las letras Universales.

 En 1659, Francisco Bertaut, noble francés que vino a España a pedir la mano de María Teresa de Austria para el rey Luis XIV.

 En 1782, el diplomático y escritor provenzal Peyrón quien, como los escritores románticos de diversos países, no fue ajeno a las bellezas y atractivos de las ciudades y paisajes de esta senda. Robert  Semple, Richard Ford, Teófilo Gautier, que desde Granada se desplazó a Málaga, en el verano de 1840, para asistir a la inauguración de la plaza de toros de “Álvarez”; el ruso Vasili P. Botkin, quien comenta: “Los autóctonos viajan normalmente a caballo, pasando por caminos de montaña que son más seguros”; Devillier, junto con el pintor Gustavo Doré, quien escribe: “Este camino es uno de los más hermosos de España desde el punto de vista pintoresco”.

 A mediados del siglo XIX, el "Espadón de Loja", Ramón María Narváez, como lojeño y autoritario, impone que la dirección más adecuada para comunicar Granada con Málaga "ha de ser por Loja", lo que supuso un durísimo golpe al camino natural de Granada a Málaga y de Málaga a Granada por Alhama.

 Como natural que fue siempre, y a pesar de su desatención desde el siglo XIX hasta nuestros días, el camino ha seguido siendo  en todo momento el de miles y miles de malagueños y granadinos. Por este llegaron a esta tierra familias enteras para hacerse malagueñas. Pongamos unos ejemplos, que se han dado en este último siglo y cuarto y que están directamente relacionados con miembros de la actual Corporación Municipal de Málaga: Por ese camino vinieron hacia Málaga, en el último tercio del XIX, los hermanos Prados Naveros: uno, el padre de Emilio Prados; otro, el bisabuelo de nuestro querido alcalde, Francisco de la Torre Prados, y los tres tíos bisabuelos míos; y en el último tercio del XX,  Juan Gabriel López y Ana Maldonado, padres de quien tan dignamente hoy representa en este acto a la ciudad de Málaga, el teniente-alcalde Raúl López Maldonado, él entrañable amigo y ella prima mía. Si entre cuantos no encontramos aquí comentásemos nuestro árbol genealógico, nos sorprenderíamos del elevado número de malagueños que son oriundos de las poblaciones que conforman lo que fue el viejo camino nazarí. Ejemplos presentes: La ilustre profesora y escritora malagueña María Jesús Pérez Ortiz, su madre, como su tío, el eminente psiquiatra don Pedro Ortiz Ramos, nacieron en Alhama; el abuelo de María Luisa González, Federico Maldonado Quesado, también, y así numerosos casos más.

 Camino que ha unido y une a pueblos, tierras y personas, camino que lo ha sido y es también en el afecto de millones de personas, senda de toda una vida que jamás dejará de ser la de mi sentir. Por ella vine a hacerme malagueño y por ella constantemente ratifico mi condición de granadino de Alhama, lo que no sólo es compatible sino dichosamente enriquecedor.

 Es indudable, todos sabéis de la amistad que nos une desde hace más de cuarenta y cinco años, que me hubiese agradado, como a todos vosotros, el que Paco de la Torre hubiese podido estar aquí, responsabilidades ineludibles en Madrid se lo han impedido, pero yo no he salido mal parado, ¡ni mucho menos!, pues de representar a Málaga un primo cuarto lo ha hecho un sobrino, al que también quiero y respeto por el ejemplo que a todos nos da de inteligencia, entereza, constancia y eficacia.

 Reitero mi reconocimiento a la Academia por haber hecho posible que este día de las Mercedes, en el que mi madre celebrara su onomástica, sea aún más inolvidable para mí, como ella misma, la que me hizo de Alhama al igual que María del Carmen, con nuestros hijos, Carmen Elena y Félix Luis, y nuestros nietos, Andrés Corsini y Juan Carlos, todos ellos nacidos en Málaga, cada día me hacen más malagueño.

 Y gratitud de la muy noble y leal ciudad de Alhama, en nombre de su alcalde, José Fernando Molina López, aquí presente, por volver a ratificarle, como ya se hizo con el entrañable Rafael Bejarano, el honor de ser ciudad vinculada a esta dignísima e histórica Real Academia de Bellas Artes de San Telmo con dos académicos correspondientes.

 Así, con el poeta, seguimos haciendo caminos entre todos, no dejando de soñar los de la tarde, con las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas y, como alegres viajeros,  iremos cantando a lo largo de las sendas porque éstas están dispuestas a la convivencia y a la concordia, al hermanamiento de tierras y personas, culturas y naciones, abriéndonos, aunque sólo sea por medio de estelas sobre la mar, los senderos que nos encaminan hacia la Eternidad.

Muchas gracias.

Andrés García Maldonado
Salón de los Espejos
del Excmo. Ayuntamiento de Málaga,
24 de Septiembre de 2013.
 
     


Andrés con su familia presente en el acto.



Noticia previa del 20 del 20-sep-2013

Andrés García Maldonado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo



El acto solemne de la toma de posesión, y abierto al público, se celebrará el martes 24 de septiembre en el salón de los Espejos del ayuntamiento de Málaga a las ocho de la tarde.




Andrés García Maldonado, una vez que tome posesión como Académico correspondiente a Alhama de Granada, pronunciará un discurso sobre el Camino Real Nazarita: Alhama, puente entre Granada y Málaga.

La Real Academia de Bellas Artes de San Telmo tiene como fin primordial el fomento y difusión de las Bellas Artes en la capital y en su provincia. La integran treinta y cuatro Académicos de número, vecinos de Málaga, y está dividida en seis secciones. En las cinco primeras se encuadran profesionales de la Pintura, la Arquitectura, la Escultura, la Música y la Poesía. La sexta sección acoge a quienes, sin ser profesionales de ninguna de las artes citadas, se hayan distinguido por su amor a la Bellas Artes. La sección de Pintura consta de ocho miembros, cuatro la de Arquitectura, y dos las restantes, salvo la sexta, en la que existen dieciséis Numerarios.

Forman parte también de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo un número ilimitado de Académicos Correspondientes, cuyos nombramiento recae en personas que sean propuestas por tres Académicos Numerarios y cuyos méritos artísticos merezcan tal reconocimiento, así los como los Académicos de Honor, en número máximo de cinco, elegidos por sus relevantes méritos. Es por tanto que Andrés formará parte de la Real Academia como Académico Correspondiente a Alhama de Granada junto el ya miembro Rafael Bejarano Pérez.

Así queda representada Alhama de Granada por dos miembros junto con académicos correspondientes de ciudades como Madrid, Barcelona, Salamanca, Cádiz, Granada, Antequera o capitales extranjeras como Verona o San Petersburgo.


Invitación al acto acádémico. Libre para quienes deseen asistir. | PULSA PARA AMPLIAR