
Palomitas de maíz ofrecidas por la organización del evento, las sillas en el Patio del Carmen y esa expectación que la pantalla en blanco provoca en todo buen aficionado al cine ofrecían todos los ingredientes necesarios para disfrutar de un fin de semana cinematográfico que se iniciaba a las 8 de la tarde, hora difícil y comprometida del viernes 17 de agosto.