La Galería del Carmen de Alhama de Granada acoge una exposición que va más allá de la pintura para convertirse en una valiente revisión histórica.
El pintor e investigador Jacinto García Rodríguez dedica una década de trabajo a desmontar el mito del "rey llorón" y a presentar a un Boabdil humano, trágico y sabio, cuyo sacrificio preservó la Alhambra para la eternidad.
La historia, a menudo escrita por los vencedores, ha dejado en sus márgenes figuras complejas, reducidas a caricaturas que el tiempo se encarga de solidificar. Pocas son tan emblemáticas como la de Abu Abdallah Muhammad XII, conocido como Boabdil, el último sultán de la dinastía nazarí. La Galería del Carmen de Alhama de Granada se ha convertido, desde el pasado 13 de junio, en el escenario de una necesaria y profunda reivindicación con la inauguración de la exposición "Alhama, el principio del fin". La muestra, organizada por el Patronato de Estudios Alhameños, no solo exhibe una treintena de óleos de una belleza sobrecogedora, sino que presenta el fruto de diez años de investigación del artista granadino Jacinto García Rodríguez, un hombre cuya obra es inseparable de su pasión por la historia y, sobre todo, por los personajes que la habitaron.
El acto de inauguración, abierto por el presidente del Patronato, Raúl Gálvez Morales, congregó a un público que reflejaba el interés que suscita una figura tan ligada al destino de Granada y, en particular, de Alhama. Raúl Gálvez agradeció la colaboración del Ayuntamiento y destacó cómo la obra de Jacinto arroja "luz y color" sobre un personaje histórico crucial. Sin embargo, fueron las intervenciones posteriores las que desvelaron el verdadero alcance de la exposición: no se trataba solo de ver cuadros, sino de entender una historia reescrita con pinceles y empatía.
El lienzo como documento: La rendición como acto de sabiduría
La comisaria de la exposición, Alin Strong, reforzó esta visión al describir la entrega de Granada no como cobardía, sino como "la humildad de un gran hombre que comprendió con sabiduría que el todo es más importante que el yo". Subrayó una verdad incontestable: "Hoy no tendríamos en Granada el monumento más visitado de toda España, la Alhambra, si el rey Boabdil hubiera decidido continuar luchando. Habría sido destruida".
Jacinto García materializa esta idea en sus lienzos. Uno de los cuadros más antiguos y significativos de la saga, "Reflexiones en el Hamam, el dilema" (2004), muestra a un Boabdil meditabundo, reflexionando sobre la terrible elección entre la guerra y la rendición. El artista explicó que la decisión del sultán estuvo profundamente influenciada por el destino de Málaga un año antes: la ciudad fue arrasada y sus habitantes, esclavizados. Boabdil eligió las capitulaciones para evitar esa masacre en Granada.
El artista no solo pinta la historia, sino que la puebla de vida y de detalles personales. En ese mismo cuadro, a los pies del sultán, aparece una pequeña perra. "Esa fue una perra mía", compartió con una sonrisa, antes de relatar la documentada afición de Boabdil por sus canes, compañeros fieles en una vida marcada por la traición y la soledad. Es este interés por "pintar a los personajes de la historia" lo que dota a su obra de una humanidad conmovedora.
La visión del artista: "Dignificar al que fue un gran rey para la historia de Granada"
Cuando Jacinto García Rodríguez tomó la palabra, el público no solo escuchó a un pintor, sino a un maestro, a un investigador y a un hombre con una misión. "Esto no es una exposición al uso", advirtió. "Aquí hay cuadros, pero también hay una historia". Su intervención, articulada en dos capítulos —"Lo que aprendí" y "Lo que puedo enseñar"—, fue una clase magistral que desveló el motor de su proyecto artístico.
Su fascinación por Boabdil nació en la infancia, marcada por la narrativa oficial de la Reconquista y la lapidaria frase atribuida a su madre Aixa: "Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre". "Esa frase me impactó profundamente", confesó Jacinto. "Aquel rey vencido despertó en mí compasión y el deseo de conocer su historia".
Tras 40 años como maestro, su jubilación le permitió sumergirse en lo que él llama su "tercer proceso": investigar, leer, contrastar y pintar. Este trabajo minucioso le llevó a desmontar los clichés. Descubrió que la historia de Granada no era la de un simple derrotado, sino la de un hombre atrapado en una tormenta perfecta: una guerra civil instigada por su propio padre, el despótico Muley Hacén; las presiones de su madre y la nobleza; y un enemigo exterior, los Reyes Católicos, implacable y unificado.
"Boabdil vivió la peor época", sentenció el artista. "Guerra externa con los cristianos, guerra interna y con su familia". Lejos de la imagen de debilidad, Jacinto presenta a un hombre "introspectivo, melancólico, espiritual y aficionado a la poesía", valiente en batallas como la de Loja y elogiado por sus contemporáneos cristianos como Gonzalo Fernández de Córdoba, quien lo llamó "un buen rey".
Su investigación, plasmada en el libro-catálogo "Tras la huella nazarí" —realizado en colaboración con el historiador José Miguel Reyes Meza—, busca ser "una herramienta rigurosa y sensible para quien quiera comprender con mayor equilibrio el final del Islam en Granada". En sus propias palabras, el objetivo es claro: "Vengo aquí sin ánimo de polemizar, sino para dar a conocer una historia distinta y por la dignificación del último rey Boabdil".
Alhama: El principio del fin y el refugio anhelado
El título de la exposición no es casual. La pérdida de Alhama fue el punto de inflexión que anunció la caída definitiva del reino. Pero la conexión va más allá. Andrés García Maldonado, presidente de honor del Patronato, reveló un dato histórico fascinante: cuando Boabdil negociaba la rendición, "pide la ciudad de Alhama como condado para quedarse aquí". La petición fue denegada tajantemente por la reina Isabel, consciente del valor estratégico y simbólico de la plaza.
Esta revelación añade una capa de significado a la presencia de la exposición en la ciudad. Boabdil, que conoció los baños de Alhama en su juventud, vio en ella un posible último refugio que le fue negado. García Maldonado, cautivado por la obra, lanzó un desafío al artista: pintar un cuadro sobre "la vuelta de Boabdil a Alhama a caballo, entrando por la Puerta de Granada".
Una historia que sigue viva
La exposición "Alhama, el principio del fin" es, en definitiva, mucho más que una colección de arte. Es un acto de justicia poética e histórica. Jacinto García Rodríguez, con la paciencia del maestro y la pasión del artista, ha logrado su objetivo: que no repitamos clichés simplistas. Su Boabdil no es el de la leyenda negra, sino el hombre que, como él mismo escribió en el Manuscrito Carmesí, lo perdió todo, pero que con su última gran decisión salvó el alma de Granada.
Al cerrar el acto, el alcalde Jesús Ubiña Olmos elogió el "carácter polifacético de Jacinto", resaltando el doble mérito de quien "no solo escribe la historia, sino que la pinta". La muestra permanecerá abierta hasta el 27 de junio, ofreciendo a los visitantes la oportunidad única de mirar al pasado con otros ojos y de entender, a través del arte, que la historia de Boabdil no es la de un fracaso, sino la de un sacrificio que resuena hasta nuestros días.
El guitarrista David Eyres, músico y compositor británico afincado en Alhama, fue el encargado de poner un estupendo broche musical que cerraba el acto de inauguración, pero abría la exposición a cuanto quiera visitarla durante el tiempo que permanecerá abierta.
Información de la Exposición
· Título: "Alhama, el principio del fin"
· Autor: Jacinto García Rodríguez
· Lugar: Galería del Carmen, Alhama de Granada
· Fechas: Del 13 al 27 de junio
Horario:
· Lunes a viernes: de 11:00 a 13:00 h. y de 17:00 a 19:00 h.
· Sábados: de 11:00 a 13:00 h.
· Visita especial: Los sábados, el autor, Jacinto García Rodríguez, ofrecerá una visita guiada explicando la historia detrás de cada cuadro.
Vídeo entrevista y apertura de la exposición