Con motivo del ‘Día contra la violencia de género’, os hago llegar un poema de reciente elaboración y expresamente contra este tipo de violencia.
No aguanto más tu desprecio…
Por amor de Dios, te pido
que me olvides, que te vayas,
deja en paz mi pobre niño,
dale un hilo de esperanza…
Cómo por ti he sufrido,
rogando a Dios que cambiaras,
y callé mi orgullo herido
pese a ser tan despreciada…
En tierna y paciente charla,
noble entrega y gran cariño,
me empeciné en que pensara
y aposté en un blanco mirlo,
y logré más puñaladas,
más sufrimiento y castigo…
Te amé a las buenas y malas,
con respeto, entrega y mimo.
tú preferiste tu tasca,
tu juerga entre tus amigos
llenando tu vacía alma
en borracheras de vino
y acudiendo a tu criada
para saciar tus caprichos,
ropa limpia bien planchada…
Qué asco tan sucio egoísmo,
tu norma impuesta en “tu casa.”
Yo, para evitar tus gritos,
fiel cumplo y a “rajatabla”
tanto estúpido capricho,
haciendo cuanto te plazca
sin contrariar tu camino,
y que haya cierta bonanza
sin peros en tu camino
y evitar tu tarascada
y el cruel trato repentino…
Cómo me cruje hasta el alma,
sin vida, cual desperdicio,
peor que esa puta esclava,
ya que es mi propio marido
quien me desprecia y maltrata
como hace con su propio hijo,
castigándole porque habla,
cuando borracho perdido
se arrastra al sofá de casa
y en su cuarto esconde al niño,
que no “moleste a su papa”…
¡Libre hijo y pobre mama!
se acabó tu vil castigo.
Vete, búscate otra esclava
que te aguante, ¡mal nacido!
contigo no hay esperanza,
ni educación ni el cariño,
sin luz ni vida en la casa,
no hay esperanza para un hijo….
No aguanto que hieras su alma
con desprecio y fieros gritos.
Nunca sintió tu cariño,
caricia en la que soñaba.
Contigo estamos hundidos,
tu egoísmo y vacía alma
tu ambiente sucio y mezquino
de esa gente chabacana
no será feliz mi niño
ni el tierno amor de su mama…
Vete por Dios de esta casa,
no aguanto más tu desprecio
ni pena y tanta lágrima
que roba a mi niño el sueño…
Nadie en su sano juicio puede entender esta lacra criminal y, más aún, en la actualidad. Por eso yo proclamo mi más firme rechazo y absoluta reprobación a todo cuanto significa violentar la voluntad de un ser humano y someter al más absurdo desprecio...
Un fuerte abrazo
Salvador Arias Jiménez.
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