Concretamente el número 12, en un amplio artículo realizado por Ignacio F. Benítez Ortúzar sobre este importante personaje y el premio que lleva su nombre.
Igualmente, la revista recoge otro interesante artículo de José Antonio López Nevot, Catedrático Universidad de Granada con el título “Eduardo de Hinojosa, historiador del derecho”, a la revista completa nuestros usuarios puede acceder desde aquí.
Especial relevancia tiene este ilustre alhameño al cumplirse en 2019 el centenario de su fallecimiento en Madrid, por lo que también se está preparando un reconocimiento internacional.
Número dedicado al insigne historiador Eduardo Hinojosa.
Por su inestimable contribución a la historia del Derecho español en su próximo centenario.Especial relevancia tiene este ilustre alhameño al cumplirse en 2019 el centenario de su fallecimiento en Madrid, por lo que también se está preparando un reconocimiento internacional.
Número dedicado al insigne historiador Eduardo Hinojosa.
Fecha de nacimiento: 25 de noviembre de 1852, Alhama de Granada
Fallecimiento: 19 de marzo de 1919, Madrid
PREMIO EDUARDO DE HINOJOSA Y NAVEROS A LAS CIENCIAS JURÍDICAS
Ignacio F. Benítez Ortúzar
Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Jaén
Vicepresidente del Patronato de Estudios Alhameños
A falta de un año para celebrar el centenario del fallecimiento del insigne jurista y egregio académico D. Eduardo de Hinojosa y Naveros, el pasado día 19 de mayo tuvo lugar en el salón de actos del Excelentísimo Ayuntamiento de Alhama de Granada el acto de entrega del I Premio “Eduardo de Hinojosa y Naveros en Ciencias Jurídicas”.
El premio “Eduardo de Hinojosa y Naveros en Ciencias Jurídicas” tiene su origen en un convenio de colaboración alcanzado entre el Patronato e Estudios Alhameños y la Editorial Dykinson, S.L., fruto del cual, tan prestigiosa editorial en el ámbito jurídico se compromete a editar y distribuir los trabajos seleccionados por un prestigioso jurado formado por cinco catedráticos de distintas áreas del Derecho y de diferentes Universidades. En esta primera ocasión fueron dos los trabajos galardonados, uno con el primer premio y otro con un accésit. El trabajo que obtuvo la primera edición del premio correspondió a la obra “Los Consejeros Independientes en la Administración de las Sociedades Cotizadas. Fundamento del corporate governance” presentada por Trinidad Vázquez Ruano con pseudónimo RUVAZ. Asimismo, se otorgó el accésit a la obra “Bienes digitales. Una necesidad europea”, presentado por José Antonio Castillo Parrila, con pseudónimo FELIX.
El Patronato de Estudios Alhameños con la creación de éste premio, que tiene vocación de permanencia en el tiempo, recupera la memoria del ilustre jurista y académico. Uno de los grandes personajes alhameños que, con su humanidad y compromiso profesional, ha hecho historia. Eduardo de Hinojosa y Naveros, fue Académico de número de la Real Academia de la Historia (29/02/1884; http://www.rah.es/eduardo-hinojosa-naveros/) , de la Academia de buenas letras de Barcelona (1901; http://www.boneslletres.cat/esp/academics.asp?op=5) y de la Real Academia de la Lengua (donde ocupó la silla T, ingresando en 1904; http://www.rae.es/academicos/eduardo-de-hinojosa); en su vertiente política fue gobernador civil de Alicante (1891), Valencia (1892 y 1986) y Barcelona (1987), Director de Instrucción Pública en el Ministerio de Fomento (1899) y Senador (1900); y en su dimensión dogmática fue considerado como el ”príncipe de la Historia del Derecho español”, creando toda una escuela de historiadores del Derecho.
Nacido en Alhama de Granada un 25 de noviembre de 1852, en el número 9 de la calle que hoy lleva su nombre, las referencias bibliográficas que hacen referencia al joven Eduardo de Hinojosa se refieren a un joven “de aspecto moruno, de piel atezada, aceitunada y morena, cabello y barba endrina, de ojos negros y rasgados”. Desarrolla su vida universitaria a caballo entre los estudios de Derecho y de Filosofía y Letras, entre las universidades de Granada y Madrid. Fuertemente marcado por una férrea educación católica, iniciada en su hogar materno en Alhama de Granada y continuada en los Colegios de las Escuelas Pías de Archidona (Málaga) y San Fernando (Madrid). Su marcado catolicismo y la turbulenta época histórica en la que se desarrolla la primera mitad del de su vida definirán, sin duda, la semblanza de este alhameño universal.
Dejando al margen los cortos periodos de actividad política que desempeña como Gobernador Civil de Alicante, Valencia y Barcelona (en los gobiernos de Cánovas del Castillo) y la Dirección General de Instrucción Pública o el Cargo de Senador (en los Gobiernos de Sagasta), es en la última década del siglo XIX, en el ámbito meramente académico, donde se suelen situar los inicios verdaderamente académicos de Eduardo de Hinojosa y Naveros, en una trayectoria marcada por una no continuidad, por la irregularidad, lo que desemboca en un curriculum no centrado en una única disciplina.
Los acontecimientos que marcan la década de los setenta del Siglo XIX español, llena de vaivenes políticos, militares y culturales, con la marcada decadencia de la que pudiera llamarse “ciencia oficial”, junto a una incipiente revolución cultural agrupada en torno a una categoría de profesores universitarios despedidos y marginados por su ideas de apertura a Europa, agrupados en torno a la Institución Libre de Enseñanza, fundada por Giner de los Ríos, unido a la consistente convicción religiosa de Eduardo de Hinojosa y Naveros, desarrollando una actividad ideológica, en esta línea, como redactor de “la España católica”, o traduciendo junto a sus hermano Juan al castellano “los jesuitas” de Paul Feval, pueden explicar la “desorientación” en la que en cierto modo se desarrolla la trayectoria de este alhameño universal.
Doctor en Derecho y Licenciado en Filosofía y Letras a los 19 años, en el Madrid de “corrillos” y “tertulias” en el que se mueve el poder político, económico y cultural de la España decimonónica, confluyen en Hinojosa –junto a las fuertes tradiciones católicas de su infancia y juventud- la admiración hacia su amigo Menéndez Pelayo y la unión a los hombres más representativos el campo católico, junto a la influencia del arrebatador prestigio de algunas de las personalidades “marginadas” de la época, como Salmerón, Giner de los Ríos o Azcárate, con los que fraguó excelentes relaciones de amistad y admiración profesional.
Eduardo de Hinojosa y Naveros, no obstante, no muestra tentación alguna por la Universidad, a la que accede sólo tras la incorporación de la Escuela Superior de Diplomacia a la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en 1900 –en la que venía ocupando la Catedra de Geografía Histórica, primero y, después, de Instituciones Medievales-. Incluso normalizada la situación política y creada la Cátedra de Historia del Derecho en la Universidad Española, jamás aspira a ella.
En realidad, aun cuando –por motivos ideológicos- nunca se vincula directamente a la Institución Libre de Enseñanza, cuyos componentes pilotan la renovación del ambiente cultural de la época, comparte con ellos la necesidad de contemplar el panorama científico universal, de aprender nuevas técnicas y de ampliar horizontes. Las relaciones son fluidas con Giner de los Ríos y, sobre todo, con Joaquín Costa.
La universalidad de Hinojosa y Naveros quedan patentes al acercarnos a la edición de alguna de sus obras. Así, entre otras, la obra “la servidumbre en Cataluña en la edad media” se publica inicialmente en ruso en 1901; o la que lleva por título “El elemento germánico en el Derecho español” aparece publicada bajo la rúbrica “Element im spanisches Rechte”; en Alemania en 1910, cinco años antes de que viese la luz la edición española; o cuando la obra “la recepción del Derecho Romano en Cataluña” se publica por primera vez en Francia en 1908. Sin embargo, sus obras completas no aparecen publicadas de un modo sistemático hasta que son recopiladas en 1948 por el Catedrático de la Universidad de Madrid, Alfonso García Gallo, en cumplimiento de un acuerdo adoptado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas cuatro años antes, en el 25 aniversario de su muerte.
Su periodo más fecundo se sitúa ya entrado el siglo XX, especialmente entre 1910 y 1914, cuando cae enfermo. Con una España más tranquila institucional y culturalmente, Hinojosa y Naveros, contando con una amplia producción científica y gran prestigio internacional, consigue lo que en el marco académico se llama “crear escuela”. En la actualidad, cualquier manual o programa de Historia del Derecho de la Universidad española tiene, al menos, un epígrafe dedicado a Eduardo de Hinojosa y a su escuela.
Entre sus discípulos directos se encuentran a Galo Sánchez, Ramos Loscertarles y Sánchez Albornoz, fundadores junto a otro reducido número de historiadores del Derecho de la Revista “Anuario de Historia del Derecho Español” en 1924. Curiosamente, como señalara el tristemente asesinado en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid, Francisco Tomás y Valiente, en su Manual de Historia del Derecho Español, cómo tras la interrupción de su publicación entre 1935 y 1942 en la reanudación de la publicación, “la firma de los fundadores del anuario no volvieron a aparecer en las páginas de la Revista”. Entre estos discípulos, a los que Eduardo de Hinojosa dirige directamente sus tesis doctorales, destaca por su representatividad Claudio Sánchez de Albornoz y Menduiña, Catedrático de Historia de España de las Universidades de Barcelona, Valencia, Valladolid y Madrid, Diputado por Ávila en las tres legislaturas de las Cortes Republicanas, Ministro de Estado en 1933 y vicepresidente de las Cortes en 1936, exiliado en Buenos Aires desde 1940, desempeñando en el periodo comprendido entre 1962 y 1970 el cargo honorífico de presidente de la Segunda República Española en el Exilio. Claudio Sánchez Albornoz funda y dirige en Buenos Aires el Instituto de Historia de España, creando la publicación periódica “Cuadernos de Historia de España”, con el mismo espíritu que una veintena de años antes hiciera en Madrid con el “Anuario de Historia del Derecho”.
Allá desde Argentina, en 1952, Sánchez de Albornoz expresamente dedica una tirada aparte de 19 páginas de los “Cuadernos de Historia de España” a la conmemoración del centenario del Nacimiento en Alhama de Granada de su maestro Eduardo de Hinojosa y Naveros.
Por fechas similares, también desde el exilio, en este caso en Méjico, el discípulo de Giner de los Ríos, Rafael Altamira y Crevea, que fuera Catedrático de Historia del Derecho en la Universidad de Oviedo, dedica en 1951 la primera edición de su obra “Historia de España y de la Civilización Española” a Eduardo de Hinojosa y Naveros.
Con la creación del Premio Eduardo de Hinojosa y Naveros en Ciencias Jurídicas, el Patronato de Estudios Alhameños, de la mano de la Editorial Dykinson S.L., coincidiendo con el centenario de su fallecimiento, quiere rendir homenaje a tan insigne personaje.
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