
Dice el tango, lo que tanto les gusta bailar a ellos, que veinte años no son nada. Puede, pero espero que no diga lo mismo de cincuenta. Aunque, eso sí, en tantos momentos, no nos parezcan nada al sentir que se han pasado volando. Y, sobre todo, cuando han transcurrido formado un buen matrimonio, día tras día. Más de 18.262 días, teniendo en cuenta los doce bisiestos vividos.