Un nutrido número de vecinos de Jayena acudieron a presenciar este emotivo evento, que tuvo lugar el pasado 28 de febrero en el Centro de Interpretación Turística de Jayena. El libro se puede adquirir a demanda en la librería Virginia de Jayena.
El acto que tuvo lugar a las cinco de la tarde, contó con la presencia de Antonio Francisco Olmos Reyes, alcalde de Jayena y Diego Quirosa Maldonado Primer teniente de alcalde; llenó de expectación y curiosidad al numeroso grupo de vecinos, que prácticamente atestaba el recinto del Centro de Interpretación Turística de Jayena. Momento dulce y conmovedor fue cuando Ramón recibió una placa conmemorativa de sus familiares.
Ramón Arias Fernández compartió con el público las páginas de su obra, "Testimonio de Vida", transportando a los asistentes en un viaje íntimo a través de las experiencias, que han moldeado la vida del autor. Dando evidencia Ramón en su relato, de su profunda sencillez, hasta llegar a tener que haber iniciado su camino con las nuevas tecnologías desde cero, para poder simplemente escribir el libro. Como se relata en su contraportada el libro “es fruto de un descomunal esfuerzo, personal.”
La presentación se convirtió en un relato emotivo y cercano, donde la interacción entre el autor y el público fue palpable, creando un ambiente de cercanía y complicidad. Los asistentes tuvieron la oportunidad de plantear preguntas, compartir reflexiones y profundizar en los temas tratados en el libro. Esta conexión directa entre el autor, con una pluma cargada de vivencias, y su audiencia elevó la presentación a una experiencia íntima y participativa. Que brindó una perspectiva única sobre la historia, entrelazando la narrativa personal con el contexto histórico.
Nada describe mejor el momento, que la intervención en el acto de José A. Ruiz Arias, sobrino de Ramón:
"Estando un día en casa de mis padres, recuerdo que mi madre se acercó y me preguntó si había visto el libro que el Tito Ramón había escrito sobre su vida. Aunque no lo dije, noté la cara de orgullo con que mi madre se dirigía a mí.
Inmediatamente, sentí una curiosidad irresistible por palpar y escudriñar el libro (en ese momento; aún sólo un borrador). Eran las memorias de mi tío, y en algún lugar debía aparecer yo, y quería encontrar esa página. Es la vanidad humana. Supongo que todos la tenemos. Pero pronto, nada más empezar, la excitación vanidosa se tornó en algo magnético que me hizo olvidar ese primer Impulso. Literalmente, devoré la mitad del relato de una sentada, sin más pretensión que leer una línea más, y otra, y otra. Me dejó una mezcla de sensaciones que aún recuerdo bien. El libro hablaba de mi familia, y eso me hizo sentir un orgullo mucho mayor que si hubiese hablado de mí mismo. De repente, se hizo la luz sobre una parte que desconocía de mi vida y de mis antepasados.
Y me gustó. Me hizo sentir un orgullo que nunca había sentido: ese de pertenecer a donde pertenezco, y venir de dónde vengo. Recuerdo sentir una enorme admiración por el esfuerzo y las ganas infinitas que debió poner mi tío en este proyecto. Ahora mismo, mientras escribo, me imagino a mí mismo ojiplático en aquellos momentos. Creo que, de alguna manera, esta bibliografía es una necesidad vital de mi tío con la que empatizo profundamente, pero que no sé si yo mismo sería capaz de acometer llegado el momento. Creo además que la primera parte del relato, la que cuenta su niñez y su vida en la sierra, debiera ser lectura obligada para las generaciones actuales. Hay lecciones de vida en esas líneas que no se pueden enseñar ni en mil escuelas. Así, sentí un irrefrenable impulso de ayudar en esta empresa. No pude resistir el ofrecerme para revisar y editar el texto.
Lo cierto es que la edición me supuso mucho más tiempo del que yo mismo planifiqué. Sin embargo, esta tarea es una de esas cosas que, cuesten lo que cuesten, te devuelven siempre una recompensa infinitamente mayor. Estoy muy orgulloso de mi tío. A pesar de esa vida tan calamitosa, a su edad, aún conserva ese espíritu que te hace invulnerable al hastío. Yo quiero eso para mí. Me
maravilla esa fabulosa capacidad de poner en pie toda la amalgama de recuerdos de una vida entera. Y además contarlo de forma amena.
Ha quedado muy bonito, tito. Te mereces todo mi esfuerzo en esta edición, y la de mil libros más que viniesen, por lo bueno y humano que siempre has sido, y lo estoicamente que has afrontado la vida. Eres un ejemplo para mí. Te quiero".
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