De castañas y migas, la tradición frente a lo comercial.
El Ayuntamiento de Jayena organizó el pasado sábado 30 de octubre una jornada lúdico cultural bajo el lema “fiesta de las castañas”. Tuvieron lugar varas actividades, entre ellas un taller de jabón. En este taller los asistentes se familiarizaron con la forma artesanal de elaboración de jabón, además de concienciarse de la importancia del reciclado para el medio ambiente, ya que llevando a cabo este proceso se está reciclando aceite usado a través del proceso de la saponificación.
Saponificación es el nombre que recibe el proceso químico de la hidrólisis de un éster (compuesto orgánico), en un medio básico, por el cual un cuerpo graso, unido a una base y agua, da como resultado jabón y glicerina. La jornada contó además con dos actos gastronómicos, a las dos de la tarde una degustación de migas de pan o migas de pastor con tocino y chorizo. Un plato tradicional en la rica gastronomía jayenera, y comarca alhameña.
Trescientas raciones que dejaron un buen sabor de boca, de las que no sobró ni una miga. Y ya entrada la tarde tuvo lugar otra degustación de castañas asadas. Como exaltación y apoyo a la tradición que tiene lugar en Jayena cada 31 de octubre, la conocida como “noche de las castañas. Una antigua tradición jayenera que tiene lugar en esa noche del 31 de octubre, víspera de Todos los Santos. La tradición dice en Jayena que amigos y familias se reúnen al calor de la lumbre, con el achaque de asar castañas. Y arropados por el calor del fuego la noche festiva sirve de antesala para las celebraciones posteriores del día de todos los santos y el día de difuntos. También estaba previsto, que tuviera lugar un mercado de productos tradicionales de la Comarca de Alhama, pero la previsión de lluvia finalmente hizo que el mercado se suspendiera.
Elogiar por ello la iniciativa del Ayuntamiento de Jayena, que ha contado con el apoyo de la Asociación de municipios de Tierra de Aguas, y la Diputación de Granada en el patrocinio; en cuanto a la defensa de tradiciones como la fiesta de las castañas. Tradiciones al fin y al cabo que dan identidad a los pueblos, que constituyen un reclamo turístico, y que han de suponer una puesta en valor de nuestros pueblos. Sin desmerecer lo foráneo, se hace necesario poner en valor, lo afín, lo local y cercano, circunscrito en este caso a la tradición frente a lo comercial y la globalización. El planeta lo necesita, y lo está pidiendo a voces.