La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada ha condenado a 23 años de prisión a Mohamed E.B., el acusado de acabar con la vida de su esposa a golpes con una pata de la cama en el domicilio que ambos compartían en Alhama de Granada en la mañana del 11 de octubre de 2010. Además, tendrá que hacer frente al pago de 120.000 euros en concepto de indemnización a cada uno de los hijos de la fallecida.
Lunes, 31 de enero de 2013.- El fallo, al que ha tenido acceso Europa Press, se produce en consonancia con el veredicto que el jurado hizo público el pasado 5 de diciembre, considerando al procesado culpable de un delito de asesinato con las circunstancias agravantes de alevosía y ensañamiento, y de acuerdo a la petición de condena que en su día formuló la Fiscalía de Granada, que solicitó para él 25 años de prisión.
El tribunal considera probado que fue sobre las 8,00 horas de aquel 11 de octubre de hace poco más de dos años cuando el acusado, que tenía tres hijos menores de edad con su mujer, Fatiha E.K., de 37 años, inició una discusión con ésta motivada por el hecho de que ella estaba preparando un nuevo domicilio que le había sido concedido en régimen de alquiler y gestión municipal, al que tenía previsto trasladarse en compañía de los niños.
* Origen de la noticia.
Les realatamos a continuación las tres últimas jornadas del juicio, puesta que la primera la relatamos en nuestra edición del 30 de noviembre.
El juicio, que ha terminó el miércoles 5 de diciembre se inició el pasado viernes 30 de noviembre de 2012, y tras estas cuatro sesiones el tribubal popular lo ha declarado culpable por unanimidad, lo que le puede suponer hasta 25 años de cárcel, que es lo que pide el fiscal.
Juicio, miércoles 5 de diciembre de 2012 (Origen)
El jurado declara culpable de asesinato al acusado de matar a golpes a su esposa.
El jurado popular ha declarado este miércoles culpable de asesinato con alevosía y ensañamiento a Mohamed E.B., el acusado de acabar con la vida de su esposa a golpes con una pata de la cama en el domicilio que ambos compartían en Alhama de Granada en la mañana del 11 de octubre de 2010.
El tribunal popular ha considerado probado por unanimidad que el procesado, de 60 años, golpeó a su mujer, que entonces tenía 37, al menos hasta en 15 ocasiones "aumentando deliberada e inhumanamente su dolor" antes de morir, y que, después del crimen, se duchó, se cambió de ropa y se dirigió hacia una cabina telefónica para confesarle a la Guardia Civil lo que había hecho y pedirle que se personara en su vivienda.
El veredicto, que se ha hecho público pasadas las 13,00 horas de este miércoles, recoge también como probado que aquella mañana, y después de que los tres hijos del matrimonio se marcharan al colegio, el acusado y su esposa iniciaron una discusión porque ella iba a mudarse a una casa que le había concedido el Ayuntamiento en régimen de alquiler.
En el transcurso de la pelea, según el jurado, y "de forma sorpresiva", el procesado se situó por detrás de la mujer y la agarró de un pañuelo que tenía anudado al cuello con el objetivo de "inmovilizarla" y anular sus posibilidades de defensa, golpeándola al menos 15 veces, lo que le provocó, según la autopsia, una hemorragia subaracnoidea que acabó con su vida.
Por contra, y también por unanimidad, el tribunal ciudadano no ha considerado probado que el procesado sufriera un arrebato u obcecación a consecuencia de los insultos de su esposa, como él declaró, ni que perdiera el control olvidando que le había dado más de un golpe, aunque sí contemplan la circunstancia atenuante de confesión a la autoridad.
Tras la lectura del veredicto, la Fiscalía de Granada ha mantenido su petición de 25 años de prisión por asesinato, con alevosía y ensañamiento, y con la agravante además de parentesco, y una indemnización a los tres hijos menores del matrimonio de 300.000 euros. La misma solicitud de condena han mantenido tanto la acusación particular --que ejerce la hermana de la fallecida--, como las acusaciones populares --Abogacía del Estado y Junta de Andalucía--, aunque con cambios en su petición de responsabilidad civil, desde los 300.000 a los 600.000 euros.
La defensa, por su parte, ha manifestado su disconformidad con el veredicto, y mantiene que los hechos se enmarcan en un delito de homicidio, sin circunstancias agravantes, con lo que la pena debería ser de 12 años de cárcel.
En la primera sesión del juicio, el pasado viernes, el inculpado reconoció que "perdió el control" pero aseguró que "no recuerda nada", salvo que dio a su mujer un primer golpe en la cabeza después de que ésta le insultara en árabe.
Según dijo, aquella mañana, después de que sus tres hijos se marcharan al colegio, ella comenzó a mover muebles porque tenía la intención de mudarse a una casa que le había concedido el Ayuntamiento en régimen de alquiler. Según explicó, él quiso ayudarla, pero ella le contestó que no quería ni verlo y lo insultó, tras lo que él se "enfadó mucho" y le arrebató una pata de la cama que llevaba en la cama, agrediéndola con ella. Después de cambiarse la ropa, que tenía manchada de sangre, fue a una cabina telefónica y avisó a la Guardia Civil.
Juicio, martes 4 de diciembre de 2012 (Origen)
Fiscalía mantiene su petición de 25 años de prisión para el acusado de matar a su esposa en Alhama.
La Fiscalía de Granada ha mantenido su petición de 25 años de prisión por un delito de asesinato con ensañamiento y alevosía para Mohamed E.B., el acusado de acabar con la vida de su esposa a golpes con una pata de la cama en el domicilio que ambos compartían en Alhama de Granada en la mañana del 11 de octubre de 2010.
La acusación particular, que ejerce la hermana de la víctima, también ha ratificado su solicitud de 25 años de pena para el procesado, para el que la defensa pide 12 años de prisión por un delito de homicidio, con las circunstancias atenuantes de confesión a las autoridades y arrebato, puesto que el acusado sostiene que "perdió el control" cuando su mujer le insultó en árabe.
El jurado que enjuicia el caso desde el pasado viernes ha recibido este martes el objeto del veredicto, con lo que ya se ha reunido para deliberar sobre la culpabilidad o no culpabilidad del inculpado, que deberá centrarse en si cometió asesinato, con agravantes, o un homicidio, y en las próximas horas podía hacer pública su decisión.
En la primera sesión del juicio, el pasado viernes, el inculpado reconoció que "perdió el control" pero aseguró que "no recuerda nada", salvo que dio a su mujer un primer golpe en la cabeza después de que ésta le insultara en árabe.
Según dijo, aquella mañana, después de que sus tres hijos se marcharan al colegio, ella comenzó a mover muebles porque tenía la intención de mudarse a una casa que le había concedido el Ayuntamiento en régimen de alquiler. Según explicó, él quiso ayudarla, pero ella le contestó que no quería ni verlo y lo insultó, tras lo que él se "enfadó mucho" y le arrebató una pata de la cama que llevaba en la cama, agrediéndola con ella. Después de cambiarse la ropa, que tenía manchada de sangre, fue a una cabina telefónica y avisó a la Guardia Civil.
En la segunda sesión, este lunes, los forenses que realizaron la autopsia a la víctima, Fatiha E.K, señalaron que ésta recibió al menos 15 golpes con un objeto contundente aunque de poca masa --la pata de la cama-- y que fue inmovilizada por su agresor, que la cogió por el pañuelo que llevaba causándole marcas en el cuello.
Según su análisis, la muerte fue "rápida" tras una agresión que apenas pudo durar "unos segundos", porque todos los golpes se sitúan muy cercanos los unos a los otros. La mujer fue inmovilizada por el cuello con un pañuelo "o similar" y no tuvo "posibilidad alguna de defensa" ni de gritar para pedir auxilio. De hecho, al segundo o tercer golpe "debió de quedar inconsciente" y algunos de los impactos se produjeron mientras ella se desplomaba, antes de caer al suelo.
El guardia civil que realizó la inspección ocular y el reportaje fotográfico de la escena del crimen explicó por su parte que cuando llegó al domicilio vio "bastante cantidad de sangre" en la entrada, a su juicio el lugar central de la agresión, con manchas de arrastre en el suelo y en la pared, una maceta rota y las zapatillas de la víctima en diferentes sitios, lo que podría ser indicativo de que hubo "lucha". El arma homicida, la pata de una cama, estaba apoyada en una esquina, con lo que no fue arrojada o tirada al suelo, sino "colocada" en aquel lugar.
Junto al cuarto de baño encontró distintas prendas de ropa con sangre y otras que al parecer alguien intentó lavar pero que aún conservaban restos, y en el lavabo signos de haberse lavado también las manos ensangrentadas. En el dormitorio, adonde el guardia civil considera que no pudo llegar la víctima, también apreció en las sábanas manchas de sangre, aunque diluidas, como de alguien que se hubiera lavado antes de tumbarse en la cama.
Juicio, lunes 3 de diciembre de 2012 (Origen)
Forenses concluyen que una mujer que murió en 2010 en Alhama (Granada) recibió al menos 15 golpes y fue inmovilizada.
El agente que se encargó de la inspección ocular afirma que el acusado se lavó las manos y se tumbó en la cama después de acabar con la vida de su esposa.
Los peritos forenses que realizaron la autopsia a Fatiha E.K, presuntamente asesinada por su esposo el 11 de octubre de 2010 en su domicilio de Alhama de Granada, han determinado que la víctima recibió al menos 15 golpes con un objeto contundente aunque de poca masa --la pata de la cama-- y que fue inmovilizada por su agresor, que la cogió por el pañuelo que llevaba causándole marcas en el cuello.
En la segunda sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Granada contra su marido, Mohamed E.B., que se enfrenta a una condena de 25 años de prisión por asesinato con ensañamiento y alevosía, los peritos han indicado que la muerte se produjo a consecuencia de los "politraumatismos múltiples" que presentaba la víctima en la cabeza, que le provocaron una "hemorragia subaracnoidea".
Según su análisis, la muerte fue "rápida" tras una agresión que apenas pudo durar "unos segundos", porque todos los golpes se sitúan muy cercanos los unos a los otros. La mujer fue inmovilizada por el cuello con un pañuelo "o similar" y no tuvo "posibilidad alguna de defensa" ni de gritar para pedir auxilio. De hecho, al segundo o tercer golpe "debió de quedar inconsciente" y algunos de los impactos se produjeron mientras ella se desplomaba, antes de caer al suelo.
Por otra parte, también ha comparecido la médico forense que analizó el estado mental del procesado, que, según la experta, no presenta alteraciones de su capacidad cognitiva o volitiva, con lo que es perfectamente capaz de discernir las consecuencias de sus actos. "Era perfectamente consciente de lo que había ocurrido y del motivo, que refirió que fue una discusión con su mujer, con la que ya tenía problemas matrimoniales previos", ha indicado la perito.
El guardia civil que realizó la inspección ocular y el reportaje fotográfico de la escena del crimen ha explicado que cuando llegó al domicilio vio "bastante cantidad de sangre" en la entrada, a su juicio el lugar central de la agresión, con manchas de arrastre en el suelo y en la pared, una maceta rota y las zapatillas de la víctima en diferentes sitios, lo que podría ser indicativo de que hubo "lucha". El arma homicida, la pata de una cama, estaba apoyada en una esquina, con lo que no fue arrojada o tirada al suelo, sino "colocada" en aquel lugar.
Junto al cuarto de baño encontró distintas prendas de ropa con sangre y otras que al parecer alguien intentó lavar pero que aún conservaban restos, y en el lavabo signos de haberse lavado también las manos ensangrentadas.
En el dormitorio, adonde el guardia civil considera que no pudo llegar la víctima, también apreció en las sábanas manchas de sangre, aunque diluidas, como de alguien que se hubiera lavado antes de tumbarse en la cama.
Como testigos ha declarado el guardia civil que en primer lugar se personó en el domicilio junto a un policía local, que ha dicho que vio al acusado "tranquilo", y el médico que lo atendió en el centro de salud de Alhama, porque aseguró haber ingerido pastillas y lejía tras matar a su mujer. Según el facultativo, el procesado no tenía los síntomas típicos de esta ingesta, como los labios quemados, y relataba con gran "frialdad" que había matado a su mujer con una pata de la cama que él mismo había desmontado.
En la primera sesión del juicio, que se prolongará hasta este miércoles, el inculpado reconoció que "perdió el control" pero aseguró que "no recuerda nada", salvo que dio a su mujer un primer golpe en la cabeza después de que ésta le insultara en árabe.
Según dijo, aquella mañana, después de que sus tres hijos se marcharan al colegio, ella comenzó a mover muebles porque tenía la intención de mudarse a una casa que le había concedido el Ayuntamiento en régimen de alquiler. Según explicó, él quiso ayudarla, pero ella le contestó que no quería ni verlo y lo insultó, tras lo que él se "enfadó mucho" y le arrebató una pata de la cama que llevaba en la cama, agrediéndola con ella. Después de cambiarse la ropa, que tenía manchada de sangre, fue a una cabina telefónica y avisó a la Guardia Civil.
El agente que se encargó de la inspección ocular afirma que el acusado se lavó las manos y se tumbó en la cama después de acabar con la vida de su esposa.
Los peritos forenses que realizaron la autopsia a Fatiha E.K, presuntamente asesinada por su esposo el 11 de octubre de 2010 en su domicilio de Alhama de Granada, han determinado que la víctima recibió al menos 15 golpes con un objeto contundente aunque de poca masa --la pata de la cama-- y que fue inmovilizada por su agresor, que la cogió por el pañuelo que llevaba causándole marcas en el cuello.
En la segunda sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Granada contra su marido, Mohamed E.B., que se enfrenta a una condena de 25 años de prisión por asesinato con ensañamiento y alevosía, los peritos han indicado que la muerte se produjo a consecuencia de los "politraumatismos múltiples" que presentaba la víctima en la cabeza, que le provocaron una "hemorragia subaracnoidea".
Según su análisis, la muerte fue "rápida" tras una agresión que apenas pudo durar "unos segundos", porque todos los golpes se sitúan muy cercanos los unos a los otros. La mujer fue inmovilizada por el cuello con un pañuelo "o similar" y no tuvo "posibilidad alguna de defensa" ni de gritar para pedir auxilio. De hecho, al segundo o tercer golpe "debió de quedar inconsciente" y algunos de los impactos se produjeron mientras ella se desplomaba, antes de caer al suelo.
Por otra parte, también ha comparecido la médico forense que analizó el estado mental del procesado, que, según la experta, no presenta alteraciones de su capacidad cognitiva o volitiva, con lo que es perfectamente capaz de discernir las consecuencias de sus actos. "Era perfectamente consciente de lo que había ocurrido y del motivo, que refirió que fue una discusión con su mujer, con la que ya tenía problemas matrimoniales previos", ha indicado la perito.
El guardia civil que realizó la inspección ocular y el reportaje fotográfico de la escena del crimen ha explicado que cuando llegó al domicilio vio "bastante cantidad de sangre" en la entrada, a su juicio el lugar central de la agresión, con manchas de arrastre en el suelo y en la pared, una maceta rota y las zapatillas de la víctima en diferentes sitios, lo que podría ser indicativo de que hubo "lucha". El arma homicida, la pata de una cama, estaba apoyada en una esquina, con lo que no fue arrojada o tirada al suelo, sino "colocada" en aquel lugar.
Junto al cuarto de baño encontró distintas prendas de ropa con sangre y otras que al parecer alguien intentó lavar pero que aún conservaban restos, y en el lavabo signos de haberse lavado también las manos ensangrentadas.
En el dormitorio, adonde el guardia civil considera que no pudo llegar la víctima, también apreció en las sábanas manchas de sangre, aunque diluidas, como de alguien que se hubiera lavado antes de tumbarse en la cama.
Como testigos ha declarado el guardia civil que en primer lugar se personó en el domicilio junto a un policía local, que ha dicho que vio al acusado "tranquilo", y el médico que lo atendió en el centro de salud de Alhama, porque aseguró haber ingerido pastillas y lejía tras matar a su mujer. Según el facultativo, el procesado no tenía los síntomas típicos de esta ingesta, como los labios quemados, y relataba con gran "frialdad" que había matado a su mujer con una pata de la cama que él mismo había desmontado.
En la primera sesión del juicio, que se prolongará hasta este miércoles, el inculpado reconoció que "perdió el control" pero aseguró que "no recuerda nada", salvo que dio a su mujer un primer golpe en la cabeza después de que ésta le insultara en árabe.
Según dijo, aquella mañana, después de que sus tres hijos se marcharan al colegio, ella comenzó a mover muebles porque tenía la intención de mudarse a una casa que le había concedido el Ayuntamiento en régimen de alquiler. Según explicó, él quiso ayudarla, pero ella le contestó que no quería ni verlo y lo insultó, tras lo que él se "enfadó mucho" y le arrebató una pata de la cama que llevaba en la cama, agrediéndola con ella. Después de cambiarse la ropa, que tenía manchada de sangre, fue a una cabina telefónica y avisó a la Guardia Civil.
ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA
Según consta en el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, al que ha tenido acceso Europa Press, fue sobre las 8,00 horas de aquel 11 de octubre de hace dos años cuando el acusado, que tenía tres hijos menores de edad con su mujer, Fatiha E.K., de 37 años, inició una discusión con ésta motivada por el hecho de que ella estaba preparando un nuevo domicilio que le había sido concedido en régimen de alquiler y gestión municipal, al que tenía previsto trasladarse en compañía de los niños.
En el transcurso de esa discusión, el procesado, "con intención clara de acabar" con la vida de su esposa, se situó por detrás de ella "de forma sorpresiva" y la inmovilizó, agarrándola fuertemente del pañuelo que portaba anudado al cuello para que no pudiera moverse ni defenderse.
Después, usando una pata de hierro de cama, cuadrada y hueca, comenzó a golpearla en la cabeza "de forma indiscriminada" empleando una gran fuerza y propinándole un total de 17 golpes. Según considera el fiscal, "pretendió aumentar deliberada e inhumanamente el dolor y el sufrimiento de la víctima", dado lo prolongado de su acción y el medio empleado.
Una vez finalizada la agresión, el hombre se duchó y se cambió de ropa dejando la vestimenta que portaba y que se encontraba manchada de sangre en el interior de la lavadora, saliendo a la calle a comprar tabaco en un estanco cercano. A su regreso, desde una cabina telefónica, avisó a la Guardia Civil.
Fatiha el Khatiri |
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