Juana Olmos, una mujer hecha a sí misma.
Noviembre 2000.- Una vecina de Alhama, madre de tres hijos, el segundo con lesión cerebral, escribe poesía como terapia, y cuenta Alhama Comarcal RTVA cómo con esfuerzo e ilusión ha superado las muchas adversidades que la vida le ha deparado.
Juana Olmos Castillo es una alhameña de 39 años de origen humilde que recuerda a su madre "como una mujer con mayúscula, trabajadora y luchadora, muy amante de la cultura". A su padre lo define como "un hombre fuera de serie, que siempre ha trabajado como un burro". Hasta los ocho años vivió en un cortijo sin luz ni agua pese a lo cual recuerda esta etapa como muy feliz ya que jugaba con cuatro de sus seis hermanos, dos de ellos mellizos. Para poder asistir al colegio se desplazan a Alhama donde ella inicia sus estudios con las Hermanas Mercedarias que le permitieron hacer dos cursos en un año para alcanzar a los niños de su edad. Después continuó el Bachillerato con buenas notas y es aquí donde admite haber cometido un gran error "al dejar de estudiar y devolver la beca que ya tenía concedida".
Con 18 años entró a trabajar como encargada de un taller de confección sin contrato laboral aunque reconoce que esta experiencia le sería muy útil para posteriores empleos. Con 21 años contrae matrimonio y se instala en Málaga. Con grandes dificultades en especial por esta casada consigue un trabajo para lo que tuvo que desprenderse de su alianza. No obstante, al enterarse de que estaba casada fue despedida al cumplir su contrato. Además estaba embarazada de su primer hijo, Jorge. Ahora le suerte estaba de su parte ya que pudo entrar a trabajar en una fábrica de calzado pese a conocer su condición de casada y madre de familia. Sin embargo, dos años más tarde esta le volvería la espalda ya que un accidente ocasionado por una negligencia del encargado le ocasiona la pérdida del dedo pulgar de la mano izquierda por lo que le conceden la invalidez permanente. "Fueron momentos penosos -afirma con acritud- vinieron los problemas con la fábrica y como mi hijo era pequeño me quedé en casa".
Por aquel entonces su marido empezó a querer otro hijo y fue cuando nació Daniel, "un niño precioso pero que a los tres meses se puso enfermo debido a una lesión cerebral". Entonces el mundo se le vino abajo pese a lo cual buscó fuerzas y se refugió en la poesía. Antes también lo había hecho pero nunca con tanta intensidad como desde la enfermedad de su hijo. En las largas estancias en el hospistal ante la impotencia de no poder hacer nada, sólo vigilarlo y cuidarlo, "cuando estaba muy hundida me ponía a escribir. El papel era mi confidente". Una de esas sentidas composiciones comenzaba "La poesía la inspiran/ las cosas bellas/ y también la inspiran/ las que dan pena". Y concluye: "Hay una fuerza interior/que nos da gran valentía/ para llevar con amor/ lo que una cruz sería".
Accidente doméstico
Como madre no escatima esfuerzos, todavía en Málaga acude con su hijo a estimulación precoz y contacta con un equipo de Educación Especial, y lucha contracorriente pues "la gente a veces me decía que todo era para nada pero yo pensaba que eso es lo que tengo que hacer". De esta época recuerda con cariño la gran ayuda que le prestaron Carmen y Begoña que tres veces en semana se acercaban a su domilicio y consiguieron que Daniel comenzara a andar.
Al quedarse su marido en paro se plantean la idea de regresar a Alhama aunque con cierto temor al dudar si Daniel tendría el mismo apoyo que en Málaga. Este miedo desaparece cuando su hijo es escolarizado en el CP Cervantes de Alhama.
Pero las desgracias nunca vienen solas. En un accidente doméstico Daniel se quema por lo que tienen que operarle en dos ocasiones. "Fue algo espantoso, difícil de borrar de mi mente afortunadamente hoy sólo le quedan las cicatrices", afirma. Pero también la vida tiene aspectos positivos con esta mujer. Así lo afirma cuando habla de su tercer hijo, Juana María, una preciosa niña que quiere con locura a su hermano Daniel.
Como el matrimonio es muy amante de la vida en el campo entre ambos se hicieron un cortijo que al ser visto por unos amigos le propusieron incluirla en la red de turismo rural. Por ello acudió a la oficina de turismo junto a la cual está el Centro de la Mujer de Alhama. Fue seleccionada para un curso de gestión de empresa agraria lo que le ofreció nuevas ilusiones "porque además de aprender mucho me dio una capacidad de relación impensable para mí". Para continuar con esta dinámica ilusionante ha realizado otro curso de cultivo ecológico y forma parte de la Asociación de Mujeres de Alhama (AMAL), llegando incluso a participar en una representación teatral. "Además he comprobado que uno puede hacer lo que quiere siempre que esté dispuesto a realizar el esfuerzo personal que cada cosa exige", concluye con rotundidez.