A quienes conmigo compartieron años de formación en el Seminario de Granada; a quienes a ella dedicaron su gran preparación, su esfuerzo y su tiempo: mi más entrañable recuerdo y mi inmensa gratitud.
Allá por el año 2015, casi en los comienzos de mi colaborarción en este medio, en la sección ‘AL VOLVER LA VISTA ATRÁS’ publiqué un artículo titulado “Seminaristas” (ver aquí). Como tantos niños y jóvenes de mi generación, que, sin medios económicos, no hubiésemos tenido la oportunidad de aspirar a una formación académica después de escuela primaria de no ser por estos centros, yo fui afortunado por ser seminarista.
Seminario
Allá donde el asfalto se detiene,
junto a fértiles huertos,
una humilde placeta
y un antiguo convento.
Recios muros de piedra centenaria,
patios de fresca sombra,
estudio y oración
desde el amanecer.
Inocentes chiquillos
cuyos ojos reflejan
la imagen de los ríos y los montes
donde corrían ayer.
Nunca podré olvidarte,
mi viejo Seminario.
Me diste tantas cosas…
Y tan poco te di…
Sé que estos torpes versos no son nada,
pero salen del alma.
Son para ti.
Santa Cruz, marzo 2024
Luis Hinojosa D.