Ayer puse una palabra para nuestro diccionario. Una palabra que, aunque nuestra, hoy no conoce casi el 99% de nuestros jóvenes y no demasiados de nuestros adultos.
La palabra en cuestión es: "pío/a, que se suele, o se solía, decir en masculino y femenino.
Si reparamos en las acepciones que da la Academia de la Lengua, es: persona pía, piadosa y misericordiosa, o varón devoto y piadoso. Asimismo, es onomatopeya de la voz del pollito. También es pío, el caballo blanco, o con la piel blanca en casi su totalidad. Por ahí, se acerca a nuestra acepción en El Llano, que yo defino así para nuestro diccionario: "pío/a, planta de cereal, (trigo o cebada) que, por influencia genética o climatológica, no desarrolla función clorofílica y crece completamente blanca". Sólo tienen en común con una de las acepciones de la Rae, en que aparece la palabra "blanco", en su definición.
Vamos pues, con la definición que damos en El Llano de "pío/a”, para que nuestros jóvenes entiendan bien, cómo y porqué, un pegujal de cereal, (trigo o cebada) podía ponerse "pío" y qué efectos podía tener en el resultado final del cultivo.
Hasta que se explotaron masivamente los pozos abiertos del Llano, (los del Cuaternario) El Polge, era un puro humedal en invierno, con zonas de casi encharcamiento permanente, como El Charcón, La Romana, El Alcachofar, riberas de La Madre, Bejarana, y otras. En general, era muy húmedo de Ventas hacia abajo y mucho más escurrido y drenado de Ventas hacia arriba, con algún humedal también en la parte alta. De ahí la importancia vital de las zanjas entonces (hoy también), porque facilitaban el drenaje de esa humedad. Actualmente, aunque también se inunde en invierno, como la explotación masiva de los cientos de pozos, se llevan la capa freática hasta los veinte metros de profundidad en verano, esto propicia que la saturación no se produzca ahora, hasta finales del invierno, aún en los años lluviosos, lo que permite, en el poco cereal que hoy se da, que el cultivo tenga otras características de desarrollo. Este cambio de condiciones edafológicas, ha repercutido menos de Ventas hacia la zona noreste del Llano.
...eran condiciones más adecuadas para sus hierbas parásitas o competidoras
En los años de hegemonía del cereal, hasta final de la década de los sesenta del pasado siglo, en los años lluviosos, y eran casi todos, el cultivo tenía un exceso de humedad que impedía su adecuado desarrollo, incluso llevando a su pérdida total o parcial, por la asfixia de encharcamiento. Por el contrario, eran condiciones más adecuadas para sus hierbas parásitas o competidoras, como el alpiste silvestre, la centella y la magarza y otras malas hierbas, que proliferaban en los húmedos campos y que terminaban ahogando definitivamente los cultivos de cereal, en la primavera. También la veza gozaba de mejores condiciones en los años lluviosos. Por el contrario, en los años más secos, donde cada noche al raso, supone en el Llano una helada extrema hasta mediados de marzo, esto afectaba muy negativamente a las hierbas parásitas, porque estas heladas levantaban la tierra, dejando sus raíces a la intemperie lo que influía muy negativamente en su posterior desarrollo, colaborando a su debilitamiento o incluso desaparición. Para el cultivo de la veza, era igualmente negativo, ya que esta por su simbiosis con ciertos hongos para acumular nitrógeno en sus raíces, sobrevivía mejor al encharcamiento. Sin embargo, en el cereal, trigo y cebada (recordad la definición de “pío” que daba), la influencia de las heladas, removiendo la planta, promovía la actividad del alelo que inhibía la presencia de clorofila en algunas plantas, dejándolas blancas. Lógicamente, los años en que se manifestaba este fenómeno, eran años escasos en lluvia, e temporada invernal, que significaba menos humedad en el Llano, y si acompañaba una primavera prudencial de lluvias, se producía un año exitoso de producción y calidad en el cereal, que además, se veía favorecido, por la casi ausencia de hierbas parásitas, como alpiste, centella etc. que castigadas por las heladas y la escasez de lluvias, llegaban debilitadas a la primavera, en beneficio de cebadas y trigos, tal y como lo anunciaban los años "píos" y que se refleja en el dicho que nos trae Conchi Ruiz : "años de "pío", siempre fueron lucíos".
Aunque puede que ese mismo año de heladas y escasez de humedad suficiente, que provocaba el "pío", si en primavera no se daba una pluviometría adecuada, en la parte alta del Llano, a veces el cereal, no llegaba a desarrollarse, por lo que no sería contradictorio que en esa parte, el refrán se expresara así: "año de "píos", nunca fueron lucíos".
Perdonadme que me haya "enrollado" así, pero quiero que las nuevas generaciones, conozcan los modos, maneras y fenómenos agrícolas que se daban en los años del cereal.
Juanmiguel., Zafarraya.