Enhorabuena al buen trabajo de gestión de la junta rectora de la Comunidad y especialmente a su presidente, Jesús Palma, “alma mater” de dicho proyecto.
El pasado 19 de abril de 2024, tuvo lugar el acto de inauguración y presentación pública, de la nueva pantaneta cubierta de la Comunidad de Regantes de” La Volaera”. Con casi medio Hm.3 (quinientos millones de lts. de agua de capacidad,) es una de las mayores pantanetas cubiertas de España. Esperamos que, con esta necesaria obra de infraestructura, se resuelva la situación de falta de agua de riego para los socios de esta comunidad.
Le damos la enhorabuena al buen trabajo de gestión de la junta rectora de la Comunidad y especialmente a su presidente, Jesús Palma, “alma mater” de dicho proyecto.
Para que podamos tener una visión más completa de la historia de esta comunidad, he creído necesario como socio fundador y primer presidente de la misma, republicar este relato que escribí hace años, narrando su gestación, legalización y consolidación, así como un poco de historia de sus ajetreados inicios.
Las comunidades de regantes LA VOLAERA
Después de la llamada "guerra de las lechugas" del año 1977, que se desarrolló en El Llano en los albores de la democracia, pero todavía con unas estructuras, normas, instituciones y hábitos sociales antidemocráticos y propios todavía del período dictatorial que, se resistía a abandonar un escenario en el que había sido tan hegemónico durante los casi cuarenta años anteriores, se fueron asentando en El Llano las bases para el futuro desarrollo económico y socio laboral de nuestros pueblos.
El avance que significó el éxito de la experiencia de movilización y huelga y los frutos obtenidos de la posterior organización,
en forma de distribución de siembra, comercialización, a precios más que aceptables de la lechuga, en su venta a través de La Unión del Llano, generó en la gente un amplio margen de confianza en las acciones colectivas y la autoorganización, y así comenzaron a forjarse y consolidarse las cooperativas y S.A.T. agrícolas de manipulación y comercialización de los productos, lo que a su vez propició una demanda ascendente de tierras de riego, lo que agudizó uno de los problemas más acuciantes de aquel tiempo: la falta de agua para el riego y la necesidad de búsqueda y explotación de nuevos recursos hídricos.
Hasta entonces, el 90% de los recursos hídricos se obtenían del acuífero superficial del cuaternario (entre seis y treinta metros) mediante la apertura y explotación de más de mil pozos por toda la extensión del Llano, y que ya desde antes, se mostraban absolutamente insuficientes, para abastecer las necesidades hídricas de nuestro campo.
...realmente transformó cuantitativa y cualitativamente, el regadío y la economía del Llano
En la parte alta del Llano, había ya varios pozos que explotaban, mediante perforaciones más profundas, el acuífero del kárstico, cuya capa freática se situaba alrededor de setenta y los ciento veinte metros (hoy se encuentra en torno a los trescientos). Entonces surge la idea de crear una gran comunidad de regantes, que fuera capaz de asumir el enorme costo que supondría la perforación, extracción, y distribución de una gran dotación de recursos hídricos, a través de los más de catorce kilómetros de longitud, que tiene El Llano, además de conseguir la consiguiente concesión administrativa de tal volumen de agua. Muchos se han adjudicado la primicia y paternidad de esa iniciativa, teniendo en cuenta que fue la que realmente transformó cuantitativa y cualitativamente, el regadío y la economía del Llano. Yo, que participé de entrada en la experiencia, si tengo muy claro y sé, de quién fue la iniciativa y también los que crearon el primer acuerdo para la realización de aquel proyecto, que surge, mediada la década de los ochenta. Fueron: Juan Manuel Moreno Galeote, (Juanmanuel el de General, como lo conocíamos) y Salvador Fuentes Moreno, Zamarra o "Zamarrilla", como lo conocemos en El Llano, que llegaron entre ellos al acuerdo de cesión por el segundo, de un espacio de terreno de una finca de su propiedad, en el pago de Llano Parejo, suficiente para la perforación y equipamiento de un pozo profundo en el acuífero del kárstico, previo pago de la cantidad de dinero pactada en dicho acuerdo y solicitar la correspondiente licencia administrativa de perforación, a través del Instituto Geológico y Minero y su posterior ratificación por la Confederación de Aguas del Sur.
Juan Manuel nos ofrece la posibilidad de compartir aquel proyecto a unos cuantos agricultores, diez en concreto, de la zona de Zafarraya, que decidimos acompañar a estos pioneros, en la aventura de constituir, desarrollar y poner en explotación, con los correspondientes recursos hídricos, un ambicioso proyecto de ampliación de regadío, en un ambiente y medio físico, que ya barruntábamos que iba a ser hostil. A propuesta también de Juanmanuel, se acepta como nombre para la Comunidad, el de "La Volaera", en referencia, decía, a que había que tener la cabeza como "una volaera", para decidir meterle mano a aquel reto.
Y es que, visto desde la distancia, parecerá una empresa de lo más fácil, pero en aquel tiempo de menor capacidad de inversión, inexperiencia total de un tipo de obra similar en nuestro campo y el reto de llenar todo El Llano de tuberías, arquetas de reparto y una tubería de diámetro mucho mayor a través de catorce Kilómetros del arroyo de La Madre, se nos representaba como una obra inasequible a nuestra capacidad de actuación.
...en aquellos momentos, sólo se le podía ocurrir tomar esa determinación a un espíritu decidido y emprendedor
Posteriormente, ese tipo de comunidades se han multiplicado, con iniciativas como Nueva Habana, Cerrillo Blanco, El Alcachofar y otras menores. Pero en aquellos momentos, sólo se le podía ocurrir tomar esa determinación a un espíritu decidido y emprendedor, como era el de Juan Manuel, al que sólo la muerte prematura, le impidió ver realizada su, en aquellos momentos, "utópica idea". Con lo anteriormente expuesto, doy fe de cómo sucedieron las cosas y quisiera que este testimonio y constatación de los hechos, sirviera a modo de pequeño y justo homenaje, a nuestro amigo Juan Manuel el de General, que e.p.d.
Por delante quedaba todo un calvario de burocracia administrativa, licencias, solicitudes, negativas reiteradas, malestar patente entre los agricultores de la zona y mil y un imponderables, que dificultaron tanto el proyecto, desde los inicios, que cualquiera que no hubiera tenido claro los objetivos que se perseguían, hubiera abandonado.
Como primera provisión, decidimos reunificar las tres iniciativas de comunidad de regantes que habían surgido correlativamente (La Volaera en el 85, Los almendraleños, en el 86 y Cerro Pimiento, en el 86 también), en una sola, asumiendo los distintos acuerdos de cada comunidad con el propietario de los terrenos donde se perforaban los pozos, que salvo en el caso de Salvador Fuentes Moreno, Zamarrilla, fueron bastante onerosos para la futura comunidad de regantes. (Posteriormente, a Salvador Fuentes, Zamarra, se le dio el mismo trato que el negociado con los otros propietarios participantes).
Poco después, la Comunidad había formulado su representación legal con una junta de gobierno constituida por: presidente, Juan Miguel Ortigosa Palma, vicepresidente, Antonio Romero Palma. Secretario, Carlos Palma Bautista y Vocales, Emilio García Sánchez, Elías Palma Bautista, Rafael Moreno Chica y Rafael Zamora Moreno.
La Volaera redobla sus esfuerzos para conseguir la imprescindible concesión
En las negociaciones con la autoridad de Cuenca, recibimos una negativa rotunda a nuestra solicitud de concesión. Y aquí, quiero hacer un alto en esta exposición para aclarar un malentendido que siempre ha mal argumentado El Llano: Siempre nos hemos quejado y argumentado que, con la construcción del túnel en el nacimiento del río Guaro, para evacuar agua al pantano de la Viñuela, se lesionaban los intereses del Llano, y que el agua extraída, era poco menos que "robada" de nuestras reservas. Cuando según la ley de aguas, los derechos dan la prioridad a las aguas de surgencias naturales (como el nacimiento del río Guaro) que se vio obligado a reprofundizar su surgencia con el túnel, por las extracciones en el Llano.
Desde ese momento, La Volaera redobla sus esfuerzos para conseguir la imprescindible concesión, y entre sus recursos cuenta con el apoyo del ayuntamiento de Zafarraya, que por aquellos meses intenta resolver con Confederación de Aguas del Sur, la autoridad de cuenca, el viejo contencioso planteado con El Llano, sobre el trasvase de las aguas del arroyo de La Madre al pantano de la Viñuela.
En esos años, ostentaba yo una responsabilidad municipal como la concejalía de agricultura, por lo que, junto al alcalde de la época, Jose Luis Martín Chica, hicimos innumerables gestiones ante Confederación, hasta conseguir la imprescindible y necesaria concesión administrativa, ampliada, para reforzar la solicitud, a diez litros de participación para el municipio.
Perforados los pozos, probado su caudal, y con la concesión administrativa garantizada, se contrata la ejecución de las obras con la empresa del ramo "Tisa Mediterráneo" y con proyecto técnico y dirección del ingeniero agrónomo D. Antonio Valverde Lopera y previa consecución de todos los permisos administrativos habidos y por haber, comienzan las obras, abriendo los primeros metros del ramal principal, en el arroyo de la madre, contratadas ya con la empresa "TISA Mediterráneo" y con decenas ya, de kilómetros de tubería principal y secundaria distribuidos por El Llano.
...una manifestación espontánea de agricultores de Ventas y de la parte alta del Llano, se oponen a los trabajos
Y es aquí donde empiezan los verdaderos e insuperables problemas que a punto estuvieron de dar al traste con todo el proyecto y de llevarse también consigo, cualquier iniciativa posterior, que fuera en la misma dirección.
Apenas inician las pesadas máquinas la apertura de los primeros metros de zanja para el ramal principal, en el cauce de la madre, una manifestación espontánea de agricultores de Ventas y de la parte alta del Llano, se oponen a los trabajos, llegando a tumbarse delante de las excavadoras, que tienen que suspender su trabajo.
Desde ese momento, en lo que a mí respecta, tengo que decir aquello, de "no cabemos en mi casa y parió la abuela". No me bastaba con mi actividad política, cooperativista, y sindical, pues eran aquellos años de una actividad frenética y exigente, sino que a partir de ese momento, había que darle prioridad absoluta a este hecho, que amenazaba gravemente con hipotecar el futuro desarrollo del Llano, además de fomentar el tradicional desencuentro entre Zafarraya y Ventas. Desde ese día, multipliqué mis gestiones con Confederación y otras administraciones y organismos, buscando una solución al conflicto, con decepcionantes resultados.
Van pasando los días y el problema se va enconando. En el aire se respira recelo, desconfianza y sentimientos negativos. Un día me llega a los oídos que, los agricultores de Ventas, barajan la posibilidad de crear su propia comunidad de regantes, y de la zona este del Llano. Tengo noticias de que esa misma tarde, celebrarán una asamblea en el ayuntamiento de Ventas, para tratar del asunto. Y no me lo pensé. Confieso que ni siquiera se lo comuniqué a la junta rectora de "La Volaera". Sin encomendarme ni a Dios ni al diablo, me planté en su asamblea, decidido a hacerles una oferta, a "suerte o verdad". Pedí la palabra, que he de decir que, pese a la oposición y quejas de algunos de los asistentes, se me dio cortésmente y oportunamente, y les dije así, fingiendo un aplomo y seguridad, que estaba muy lejos de sentir: "he oído que queréis constituir y desarrollar vuestra propia comunidad de regantes. Si no llegamos previamente a un acuerdo entre todos, tendréis las mismas dificultades que estamos teniendo nosotros y facilitando a la administración argumentos para que revoque nuestra autorización, os deniegue mañana también la vuestra y a negar cualquier futura concesión, pues debéis saber que vuestro argumento sobre la propiedad sobre el acuífero, porque está en el entorno de vuestro término municipal, no es válido ni legalmente sostenible. Escuchad, nosotros tenemos ahora mismo, cuatro pozos con la pertinente concesión administrativa de caudal, para cada uno. Os hacemos donación legal de uno de ellos y ya tenéis encauzada la Comunidad y avanzado un trecho grande del camino. ¿Qué respondéis?”.
Se hizo un momentáneo y denso silencio y en seguida un rumor de división de opiniones
Se hizo un momentáneo y denso silencio y en seguida un rumor de división de opiniones. Un hombre sensato, tomó la palabra e intentó convencer al resto de la bondad de mi oferta y aceptaron en principio nuestra donación. Uno de los dos pozos que tenía la Volaera en el enclave de Caribe, en el paraje de las Pilas, pasó a formar parte del patrimonio de la nueva Comunidad, que se llamaría de "La Nueva Habana". Yo salí de allí, contento y satisfecho, pero sin llegarme aún la ropa al cuerpo, ante las veladas y ciertas amenazas de los más resilientes. Aquella misma noche convoqué a la junta rectora de la "Volaera", y después de exponerle todo lo sucedido, aprobaron la oferta de cesión, por unanimidad.
Varias noches más tarde, J. Antonio Ruiz Reina, como representante elegido, de la nueva "Comunidad de Regantes Nueva Habana" y yo, como presidente de la Volaera, nos reunimos y firmamos, el acuerdo, no antes de tener una última y acalorada discusión, que se resolvió favorablemente. Las cesiones y acuerdos llevados a cabo aquella noche, hasta altas horas de la madrugada, en el despacho de D. Antonio Casquet, abogado de Granada especialista en temas de aguas, fue posible entre otras cosas, por la gran amistad, respeto y lealtad que nos profesábamos, y todavía nos llega, Pepe Reina y yo, muy unidos en tantos proyectos de aquellos años dinámicos y plenos de retos y cambios.
Varios meses más tarde, en un ambiente de total distensión, y confianza mutua, con socios ya de cada pueblo, indistintamente en ambas comunidades, fuimos invitados por "Nueva Habana", a festejar el rotundo éxito de caudal, del segundo pozo perforado por esa comunidad en el pago de Llano Parejo.
Sinceramente, nos alegramos todos de ese éxito, pues a esas alturas, como he dicho, los miembros de ambas comunidades, ya eran indistintamente de Ventas y de Zafarraya. No obstante, seguía teniendo un regustillo desagradable en la boca, que tenía que escupir y tomando la palabra les dije, -"¡Os felicitamos y os damos la más sincera enhorabuena, porque todos nos alegramos de vuestro éxito, pero para que de verdad se haga justicia y las cosas vuelvan a su sitio, os pedimos una cosa: que nos devolváis el pozo de Caribe, que ofrecimos con la mejor voluntad, pero que hoy lo precisamos más que vosotros, pues tenemos menos recursos hídricos y aunque sabemos que legalmente no tenemos derecho a pediros nada!".
Todos estos acontecimientos, tan llenos de emotividad y de valores positivos
Dos días después, mediante un escrito firmado por su presidente, Pepe Reina, "Nueva Habana", nos comunicaba la devolución del pozo, para que pudiéramos completar el caudal para cubrir la concesión que Confederación del Sur nos había otorgado.
Todos estos acontecimientos, tan llenos de emotividad y de valores positivos, me llenaron de satisfacción y me emocionaron hasta las "1trancas". Y todavía, casi cuarenta años después, me emociona revivirlos y me traen al recuerdo que, los pueblos del Llano, supieron estar, en aquellos momentos, a la altura de las circunstancias.
Poco después decidí que debía dejar la presidencia, a alguien con más tiempo y menos actividades extras que yo. En la última reunión que presidía de la junta rectora, Emilio García Sánchez (Emilio el de El Niño Matilde, como lo conocemos), hizo esta otra propuesta que me afectaba personalmente y que le agradecí y me emocionó hasta los tuétanos, porque tomando la palabra, dijo: "-ya hemos superado los problemas y parece que las cosas se han enderezado. Todos hemos puesto nuestro granito de arena y perdido muchos ratos, pero Juan Miguel, ha puesto la arena por sacos y perdido días y días. Yo propongo que lo gratifiquemos con trescientas mil pesetas, que para todos no es nada, pero a él le pueden resarcir en algo de tanto tiempo perdido". Se aprobó por unanimidad. Lógicamente, me negué a aceptarlas, pero tuvieron la agilidad mental y la delicadeza, de enviárselas a mi mujer y a otro día, nuestro flamante secretario de la comunidad, Carlos Palma Bautista, muerto tan prematuramente y al que tanto quise, trasladaba la cantidad en dinero a mi mujer. Y las mujeres, ya sabéis…, son mucho más pragmáticas".
Si hago reseña de esta anécdota, que dudé hasta última hora de sacarla, es porque, después de tantos años dedicado a la actividad municipal desde el Ayuntamiento y de tanto y tanto tiempo extra, dedicado a las cooperativas, a la Comunidad de Regantes, a la cultura, a las asociaciones profesionales agrarias y a todos los movimientos sociales, ciudadanos y políticos que tan efervescentemente se nos acumulaban en aquellos años irrepetibles, fue la primera y única vez, en mi vida, que recibía gratificación económica por actividad alguna. Quizás, el mismo reconocimiento en sí, era más íntimamente emotivo y satisfactorio, pero he de reconocer, que las trescientas mil pesetas no vinieron nada mal que, yo tenía cinco hijos que, todavía muy pocos años antes, se tapaban con una criba.
Después vendrían posteriores propuestas de creación nuevas Comunidades, de la constitución de "La Junta Central de Usuarios" y de unificación de todos los proyectos de riego en El Llano... Y por ahí va el futuro.
Juanmiguel, Zafarraya.