El Parque Natural de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama es tan completo que ofrece recorridos y actividades para todos los gustos.
Piedra Sillada y La Cadena desde el Sendero de los Resineros, en la falda de Cerro Lucero
Además de la práctica del senderismo a todos los niveles, cuenta con agradables zonas recreativas como El Pinarillo (Nerja), El Robledal (Alhama), El Pinarillo Espeso (Frigiliana), El Bacal (Jayena), El Río (Alcaucín), El Sedella (Sedella) o La Resinera (Fornes), entre otras. Estas instalaciones organizan numerosas actividades al aire libre, donde además de disponer de zonas de acampada, se puede disfrutar de atractivas rutas organizadas por guías profesionales, que nos explican áreas muy variadas del parque. Las riberas de sus ríos, los senderos señalizados de las rutas clásicas, los recorridos específicos para buscar setas o para el avistamiento y estudio de animales; los observatorios de aves acuáticas, la pesca y las competiciones deportivas en los embalses de La Viñuela, Los Bermejales o la Pantaneta de Alhama; los recorridos que nos inician en el conocimiento de la flora autóctona; las rutas a caballo; la espeleología guiada en la zona de Nerja; el barranquismo en los descensos de Río Verde o Almanchares; la escalada en las paredes rocosas del parque, e incluso, en la parte costera de la Almijara, la práctica de buceo y kayak en las costas de Maro… la lista de cosas que ver y hacer es bien amplia.
Si pensamos en la actividad senderista, encontramos que estas montañas, por su variada orografía, nos proporcionan por igual desde cómodos paseos para disfrutar en familia hasta auténticos retos para quienes buscan emociones algo más fuertes. Un ejemplo de actividad a caballo entre el senderismo y el montañismo puede ser la travesía del cresterío de La Cadena, un recorrido estimulante y arriesgado que se ubica en pleno centro de la Almijara. Se trata de caminar a lo largo de la vertiginosa e irregular arista de roca caliza que une Piedra Sillada con la zona del Portichuelo; esa cuerda coincide, por cierto, con la línea divisoria entre las provincias de Málaga y Granada. Aparentemente, es una abrupta elevación más de las muchas que hay en el parque de Tejeda, Almijara y Alhama; pero La Cadena, a diferencia de otras, cuenta con el aliciente de que -aunque sea a duras penas- se puede recorrer en ambos sentidos teniendo, eso sí, mucho sentido común a la hora de valorar nuestra capacidad física y observando las debidas precauciones, incluso portando si es necesario el material de escalada adecuado, como cuerdas y material para rapelar.
Piedra Sillada y primer tramo de La Cadena por su cara norte, desde el Salto del Caballo (Granada)
Piedra Sillada y primer tramo de La Cadena por su cara sur, desde la cuenca alta del río Chíllar (Málaga)
La principal dificultad de la travesía de La Cadena radica en la pendiente y angostura del borde por el que debemos caminar, con algunos tramos muy quebrados que casi requieren técnicas de escalada y rapelaje, sobre todo si la ruta se realiza en el sentido Portichuelo-Piedra Sillada. En casi todo el recorrido es necesario trepar y destrepar con las dos manos para evitar una caída o sencillamente el puro vértigo, sobre todo en los tramos en los que la arista de roca no supera los treinta centímetros de anchura -poco más del ancho de una bota-. Ciertos trechos en "cuello de botella" muy verticales también pueden ponernos en un aprieto. Por ello es importante tener en cuenta que no está indicada para personas con miedo a las alturas o inexperiencia caminando por terrenos difíciles. La travesía de La Cadena es un recorrido en el que la sensación de peligro es continua y hay que ir con mucha precaución. Una vez terminado este paso, la ruta tiene la dificultad normal que encontramos en cualquiera de las que se hacen por la Almijara: desniveles acusados y dureza del terreno, pero nada más.
Arista de La Cadena, desde la cumbre de Piedra Sillada (el trazo rojo muestra el recorrido)
Si pensamos en la actividad senderista, encontramos que estas montañas, por su variada orografía, nos proporcionan por igual desde cómodos paseos para disfrutar en familia hasta auténticos retos para quienes buscan emociones algo más fuertes. Un ejemplo de actividad a caballo entre el senderismo y el montañismo puede ser la travesía del cresterío de La Cadena, un recorrido estimulante y arriesgado que se ubica en pleno centro de la Almijara. Se trata de caminar a lo largo de la vertiginosa e irregular arista de roca caliza que une Piedra Sillada con la zona del Portichuelo; esa cuerda coincide, por cierto, con la línea divisoria entre las provincias de Málaga y Granada. Aparentemente, es una abrupta elevación más de las muchas que hay en el parque de Tejeda, Almijara y Alhama; pero La Cadena, a diferencia de otras, cuenta con el aliciente de que -aunque sea a duras penas- se puede recorrer en ambos sentidos teniendo, eso sí, mucho sentido común a la hora de valorar nuestra capacidad física y observando las debidas precauciones, incluso portando si es necesario el material de escalada adecuado, como cuerdas y material para rapelar.
Piedra Sillada y primer tramo de La Cadena por su cara norte, desde el Salto del Caballo (Granada)
Piedra Sillada y primer tramo de La Cadena por su cara sur, desde la cuenca alta del río Chíllar (Málaga)
La principal dificultad de la travesía de La Cadena radica en la pendiente y angostura del borde por el que debemos caminar, con algunos tramos muy quebrados que casi requieren técnicas de escalada y rapelaje, sobre todo si la ruta se realiza en el sentido Portichuelo-Piedra Sillada. En casi todo el recorrido es necesario trepar y destrepar con las dos manos para evitar una caída o sencillamente el puro vértigo, sobre todo en los tramos en los que la arista de roca no supera los treinta centímetros de anchura -poco más del ancho de una bota-. Ciertos trechos en "cuello de botella" muy verticales también pueden ponernos en un aprieto. Por ello es importante tener en cuenta que no está indicada para personas con miedo a las alturas o inexperiencia caminando por terrenos difíciles. La travesía de La Cadena es un recorrido en el que la sensación de peligro es continua y hay que ir con mucha precaución. Una vez terminado este paso, la ruta tiene la dificultad normal que encontramos en cualquiera de las que se hacen por la Almijara: desniveles acusados y dureza del terreno, pero nada más.
Arista de La Cadena, desde la cumbre de Piedra Sillada (el trazo rojo muestra el recorrido)
El paso de La Cadena no es peligroso en el sentido de que haya desprendimientos, pues la roca, aunque con pendientes muy pronunciadas, está firme y es adherente si está bien seca. Es durante el invierno cuando puede resultar impracticable, ya que la posible existencia de nieve o hielo -dependiendo de la orientación del terreno-, o simplemente un poco de humedad acumulada sobre aquellos riscos los vuelve resbaladizos y peligrosos, y por lo tanto imposibles de cruzar.
Caminando entre precipicios
Si queremos atravesar esa zona sin tener que crestear toda la arista, podemos plantearnos rodearla, faldeando la ladera norte de la misma. Existe la posibilidad de evitar ese paso tomando desde el Collado de Piedra Sillada un senderillo que nos lleva hasta la base de los tajos, y que, aunque se encuentra muy perdido por la vegetación, se puede seguir hasta las inmediaciones del Collado de Carrascalejo. Caminando a media ladera y por momentos sin ningún rastro de la vereda, este rodeo también presenta una fuerte pendiente -hay que tener en cuenta que se trata de una mera continuación de lo que hay más arriba- sobre todo en su primera mitad; pero a partir de la vertical del vértice geodésico el camino es más sencillo, aun teniendo que caminar campo a través.
Nuestro recorrido parte desde el Puente de Cambril. Subiendo por el sendero de la Loma de Ubares llegamos al cerro del Salto del Caballo, inconfundible por la presencia en su cima de una casetilla redonda de vigilancia forestal. Desde allí atravesamos el Collado de Piedra Sillada, posición que nos ofrece una panorámica completa de toda la cuerda. Aunque para esta ruta no es necesario ascender a la misma Piedra Sillada, merece la pena hacerlo, porque su cumbre es un magnífico mirador no solamente de La Cadena en sí -que veremos abajo a nuestra derecha, en todo su espeluznante esplendor-, sino también de toda la parte sur de esta zona de la Almijara.
Panorámica desde la cumbre de Piedra Sillada, hacia el sur
Desde esta perspectiva podemos observar La Cadena casi en toda su extensión, separando la Axarquía malagueña de la Comarca de Alhama. Ante nosotros se despliegan unas vistas infinitas: el profundo y amplísimo valle del río Chíllar -cuyo rumor se escucha perfectamente cuando el día está calmado-, y los impresionantes precipicios que forman los Tajos del Sol, el Nido del Buitre y el Almendrón, que llegan hasta el mismo cauce del río. El Barranco de los Cazadores queda algo más a la derecha; y si el día está claro, al fondo veremos la población de Nerja y, por supuesto, el mar.
Descendemos de Piedra Sillada, respiramos hondo y ponemos pie por fin en las primeras rocas de la arista, para recorrerla siguiendo exactamente esa divisoria de principio a fin. Este paso podría decirse que está dividido en dos secciones separadas entre sí por un corto trecho de terreno que no es necesario crestear, pues ahí la pendiente se suaviza un poco y se puede rodear por su lado derecho. Desde el mismo comienzo del recorrido la arista exige que prestemos la máxima atención a cada paso que damos, ya que a un lado y al otro nos esperan auténticos despeñaderos de paredes verticales, y un descuido podría terminar en una caída de muchos metros.
Resulta sorprendente encontrarse, en lo alto de una de las zonas más complicadas y expuestas, una señal de reserva de caza acompañada por una pequeña cruz de hierro -que, por cierto, vienen muy bien para sujetarse a ellas y poder tomarse un respiro-, ambas perfectamente ancladas en la roca. ¿Cuánto tiempo llevarán ahí…? Es casi inevitable preguntarse quién tuvo las ganas -o la obligación, quién sabe- de trasponer hasta allí con todo ese material y colocarlo en un lugar tan a trasmano.
Crucecilla de hierro enclavada en uno de los promontorios rocosos
Se puede apreciar la profundidad de los barrancos a ambos lados de la arista
Tras la primera parte del cresteo nos encontramos con una loma en fuerte pendiente, pero que permite un fácil ascenso por un paso lateral; esa subida nos conduce a la segunda parte de la arista, que presenta las mismas características que la primera salvo por un obstáculo, que casi podemos calificar como el punto negro de este trayecto.
Uno de los pasos más complicados, antes del vértice geodésico
Se trata de un trozo de pared vertical de unos cuatro metros de altura, de bordes puntiagudos y con unos asideros bastante incómodos, pues está casi entero en extraplomo. No se puede rodear y para subirlo hay que escalar directamente, haciendo uso de toda la fuerza de brazos y piernas; en este punto hay que decir que una caída es fácil. Afortunadamente la roca es consistente y nos permite sujetarnos bien, sin temor a los desprendimientos tan comunes en otras zonas de la Almijara, de roca más descompuesta. Cuando el cresteo se hace en sentido contrario -es decir, yendo en direción hacia Piedra Sillada- es imprescindible rapelar este paso con cuerdas de escalada para poder continuar.
Una vez superado ese escollo -que parece estar puesto ahí a modo de traca final-, llegamos por fin al vértice geodésico de La Cadena, que indica el punto de mayor altitud de esta cresta rocosa (1645 m). A partir de este momento la dificultad va disminuyendo paulatinamente, a medida que las pendientes se suavizan anunciando el final de este "sendero imaginario" entre peñas y barrancos. Y luego proseguimos cómodamente nuestra ruta -tras éste, todos los caminos resultan sencillos- por el carril que nos lleva directamente al Puerto de Frigiliana rodeando el Cerro de los Machos, hasta terminar esta pequeña aventura en nuestro punto de partida, el Puente de Cambril.
Vértice geodésico de La Cadena, cerca ya del final de la arista
La Cadena desde el vértice; al fondo Piedra Sillada y Sierra Nevada
No hay duda de que ésta es una ruta preciosa, pero a la vez arriesgada y exigente. Sólo la travesía de La Cadena -sin contar los tiempos de aproximación hasta Piedra Sillada y la vuelta al punto de inicio- lleva entre dos horas y dos horas y media, dependiendo del estado de la roca. Es un rato durante el cual la tensión y el cansancio se acumulan, pero la emocionante sensación de estar allí arriba compensa el esfuerzo y las posibles magulladuras.
Hay en China una montaña sagrada, tremendamente alta, escarpada y peligrosa, hacia la que peregrinan miles de personas, incluso muy ancianas, todos los años. Ellos creen firmemente que si consiguen llegar hasta su cima ganarán la inmortalidad de la otra mitad de su cuerpo, la que no es el alma. ¿Qué impulsa al ser humano a acometer ciertas acciones, del todo innecesarias, que además pueden entrañar peligro? Quizá todos llevamos en los genes la impronta de la búsqueda constante; cada uno de nosotros conoce sus propios límites, tanto físicos como psíquicos, y debemos actuar en consecuencia. El paso de La Cadena es muy poquita cosa en comparación con la montaña sagrada china, pero Tejeda, Almijara y Alhama nos ofrece así, a su manera, la posibilidad de ir un poco más allá. En nuestra mano está aceptar sus retos -o no- con responsabilidad.
Recorrido completo de la circular desde Puente Cambril | PÚLSALA PARA AMPLIARLA
Gráficos de Mariló V. Oyonarte
Fotos de Manuel Rodríguez Martos
Caminando entre precipicios
Si queremos atravesar esa zona sin tener que crestear toda la arista, podemos plantearnos rodearla, faldeando la ladera norte de la misma. Existe la posibilidad de evitar ese paso tomando desde el Collado de Piedra Sillada un senderillo que nos lleva hasta la base de los tajos, y que, aunque se encuentra muy perdido por la vegetación, se puede seguir hasta las inmediaciones del Collado de Carrascalejo. Caminando a media ladera y por momentos sin ningún rastro de la vereda, este rodeo también presenta una fuerte pendiente -hay que tener en cuenta que se trata de una mera continuación de lo que hay más arriba- sobre todo en su primera mitad; pero a partir de la vertical del vértice geodésico el camino es más sencillo, aun teniendo que caminar campo a través.
Nuestro recorrido parte desde el Puente de Cambril. Subiendo por el sendero de la Loma de Ubares llegamos al cerro del Salto del Caballo, inconfundible por la presencia en su cima de una casetilla redonda de vigilancia forestal. Desde allí atravesamos el Collado de Piedra Sillada, posición que nos ofrece una panorámica completa de toda la cuerda. Aunque para esta ruta no es necesario ascender a la misma Piedra Sillada, merece la pena hacerlo, porque su cumbre es un magnífico mirador no solamente de La Cadena en sí -que veremos abajo a nuestra derecha, en todo su espeluznante esplendor-, sino también de toda la parte sur de esta zona de la Almijara.
Panorámica desde la cumbre de Piedra Sillada, hacia el sur
Desde esta perspectiva podemos observar La Cadena casi en toda su extensión, separando la Axarquía malagueña de la Comarca de Alhama. Ante nosotros se despliegan unas vistas infinitas: el profundo y amplísimo valle del río Chíllar -cuyo rumor se escucha perfectamente cuando el día está calmado-, y los impresionantes precipicios que forman los Tajos del Sol, el Nido del Buitre y el Almendrón, que llegan hasta el mismo cauce del río. El Barranco de los Cazadores queda algo más a la derecha; y si el día está claro, al fondo veremos la población de Nerja y, por supuesto, el mar.
Descendemos de Piedra Sillada, respiramos hondo y ponemos pie por fin en las primeras rocas de la arista, para recorrerla siguiendo exactamente esa divisoria de principio a fin. Este paso podría decirse que está dividido en dos secciones separadas entre sí por un corto trecho de terreno que no es necesario crestear, pues ahí la pendiente se suaviza un poco y se puede rodear por su lado derecho. Desde el mismo comienzo del recorrido la arista exige que prestemos la máxima atención a cada paso que damos, ya que a un lado y al otro nos esperan auténticos despeñaderos de paredes verticales, y un descuido podría terminar en una caída de muchos metros.
Resulta sorprendente encontrarse, en lo alto de una de las zonas más complicadas y expuestas, una señal de reserva de caza acompañada por una pequeña cruz de hierro -que, por cierto, vienen muy bien para sujetarse a ellas y poder tomarse un respiro-, ambas perfectamente ancladas en la roca. ¿Cuánto tiempo llevarán ahí…? Es casi inevitable preguntarse quién tuvo las ganas -o la obligación, quién sabe- de trasponer hasta allí con todo ese material y colocarlo en un lugar tan a trasmano.
Crucecilla de hierro enclavada en uno de los promontorios rocosos
Se puede apreciar la profundidad de los barrancos a ambos lados de la arista
Tras la primera parte del cresteo nos encontramos con una loma en fuerte pendiente, pero que permite un fácil ascenso por un paso lateral; esa subida nos conduce a la segunda parte de la arista, que presenta las mismas características que la primera salvo por un obstáculo, que casi podemos calificar como el punto negro de este trayecto.
Uno de los pasos más complicados, antes del vértice geodésico
Se trata de un trozo de pared vertical de unos cuatro metros de altura, de bordes puntiagudos y con unos asideros bastante incómodos, pues está casi entero en extraplomo. No se puede rodear y para subirlo hay que escalar directamente, haciendo uso de toda la fuerza de brazos y piernas; en este punto hay que decir que una caída es fácil. Afortunadamente la roca es consistente y nos permite sujetarnos bien, sin temor a los desprendimientos tan comunes en otras zonas de la Almijara, de roca más descompuesta. Cuando el cresteo se hace en sentido contrario -es decir, yendo en direción hacia Piedra Sillada- es imprescindible rapelar este paso con cuerdas de escalada para poder continuar.
Una vez superado ese escollo -que parece estar puesto ahí a modo de traca final-, llegamos por fin al vértice geodésico de La Cadena, que indica el punto de mayor altitud de esta cresta rocosa (1645 m). A partir de este momento la dificultad va disminuyendo paulatinamente, a medida que las pendientes se suavizan anunciando el final de este "sendero imaginario" entre peñas y barrancos. Y luego proseguimos cómodamente nuestra ruta -tras éste, todos los caminos resultan sencillos- por el carril que nos lleva directamente al Puerto de Frigiliana rodeando el Cerro de los Machos, hasta terminar esta pequeña aventura en nuestro punto de partida, el Puente de Cambril.
Vértice geodésico de La Cadena, cerca ya del final de la arista
La Cadena desde el vértice; al fondo Piedra Sillada y Sierra Nevada
No hay duda de que ésta es una ruta preciosa, pero a la vez arriesgada y exigente. Sólo la travesía de La Cadena -sin contar los tiempos de aproximación hasta Piedra Sillada y la vuelta al punto de inicio- lleva entre dos horas y dos horas y media, dependiendo del estado de la roca. Es un rato durante el cual la tensión y el cansancio se acumulan, pero la emocionante sensación de estar allí arriba compensa el esfuerzo y las posibles magulladuras.
Hay en China una montaña sagrada, tremendamente alta, escarpada y peligrosa, hacia la que peregrinan miles de personas, incluso muy ancianas, todos los años. Ellos creen firmemente que si consiguen llegar hasta su cima ganarán la inmortalidad de la otra mitad de su cuerpo, la que no es el alma. ¿Qué impulsa al ser humano a acometer ciertas acciones, del todo innecesarias, que además pueden entrañar peligro? Quizá todos llevamos en los genes la impronta de la búsqueda constante; cada uno de nosotros conoce sus propios límites, tanto físicos como psíquicos, y debemos actuar en consecuencia. El paso de La Cadena es muy poquita cosa en comparación con la montaña sagrada china, pero Tejeda, Almijara y Alhama nos ofrece así, a su manera, la posibilidad de ir un poco más allá. En nuestra mano está aceptar sus retos -o no- con responsabilidad.
Recorrido completo de la circular desde Puente Cambril | PÚLSALA PARA AMPLIARLA
Gráficos de Mariló V. Oyonarte
Fotos de Manuel Rodríguez Martos