“Caminos y gentes” rescata la memoria rural de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama

El libro de Mariló Vílchez Oyonarte se presentó en Alhama con inusitada expectación, agotando los ejemplares que se habían reservado para esta presentación.

 El salón de actos del ayuntamiento de Alhama acogió el pasado viernes 1 de agosto, la presentación del libro Caminos y gentes. La memoria recobrada en el Parque Natural de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, de la investigadora y montañera Mariló Vílchez Oyonarte. Un acto cálido y concurrido, que sirvió para dar forma definitiva a un proyecto de más de diez años de trabajo, y que reunió a representantes institucionales, asociaciones culturales, prensa comarcal y público general vinculado a la historia rural de la zona, así como a los compañeros senderistas de Mariló.

 La presentación, promovida por el Patronato de Estudios Alhameños, estuvo organizada en torno a seis intervenciones que dieron testimonio no solo de la obra en sí, sino también del contexto que la hizo posible. La autora estuvo acompañada por Jesús Ubiña Olmos, alcalde de Alhama de Granada; Raúl Gálvez Morales, presidente del Patronato; Juan Cabezas, director de Alhama Comunicación; el periodista Antonio Arenas Maestre; y un coloquio final con el público. Cada uno de ellos aportó una perspectiva que permitió entender el alcance de este libro como documento etnográfico, experiencia humana y testimonio histórico.

Jesús Ubiña Olmos: “Tenemos una sierra intacta, que otros territorios están perdiendo”
 El alcalde de Alhama, Jesús Ubiña, fue el encargado de abrir el acto con una bienvenida institucional en la que agradeció la presencia de los asistentes y elogió el compromiso de la autora con el conocimiento y la divulgación de la historia comarcal. Ubiña destacó el carácter unificador del parque natural, recordando que la sierra no separa, sino que conecta las comarcas granadina y malagueña. “Desde pequeños hemos convivido con este entorno sin darnos cuenta del privilegio que supone vivir en un parque natural prácticamente intacto”, afirmó.

 También tuvo palabras de reconocimiento para la autora, a quien definió como “una persona que, aunque no sea de aquí por nacimiento, ya es de la comarca por mérito propio”. El alcalde aprovechó su intervención para disculpar la ausencia del delegado provincial de Medio Ambiente, quien había confirmado su asistencia pero finalmente no pudo desplazarse a Alhama por razones de agenda.

Raúl Gálvez Morales: “El Patronato comparte el espíritu de esta obra de rescatar lo humano”
 El presidente del Patronato de Estudios Alhameños, Raúl Gálvez, intervino a continuación para contextualizar la obra dentro del trabajo de recuperación patrimonial que lleva a cabo esta asociación cultural. Raúl explicó que el Patronato ha tenido siempre entre sus objetivos el estudio y difusión del patrimonio histórico, natural y humano de la comarca, y que Caminos y gentes responde exactamente a ese enfoque.

 Agradeció públicamente la colaboración de las instituciones y del medio de comunicación local, y tuvo palabras especialmente afectuosas hacia Mariló Vílchez, de quien subrayó su rigor, su sensibilidad y su “manera perfeccionista de trabajar”. “Este libro nos hace ver el siglo XX desde los cortijos y las veredas, desde quienes vivieron en el campo y mantuvieron con esfuerzo una forma de vida que hoy está en peligro de olvido”. También apuntó que la obra es fuente de inspiración para nuevas publicaciones y líneas de investigación que desde el Patronato ya se están considerando.

Juan Cabezas: “Las redes olvidan; una web y un libro pueden recordar para siempre”
 Juan Cabezas, director de Alhama Comunicación y miembro del Patronato, aportó una reflexión  sobre el papel de los medios de comunicación en la génesis del libro. Recordó cómo la autora contactó con él en 2015, cuando aún no se imaginaba que aquellas historias que empezaba a escribir pudieran interesar a un público tan amplio. “Me preguntó si aquello tenía valor. Yo le dije que sí, y el tiempo le ha dado la razón”.

 Juan explicó que todos los artículos que componen el libro pasaron primero por la web de alhama.com, donde fueron leídos por miles de personas no solo de la comarca, sino de otras regiones de España e incluso de América Latina. En su intervención, defendió la importancia de las webs como archivo digital frente a la fugacidad de las redes sociales: “En Facebook, Instagram o TikTok, una noticia dura minutos; en una web organizada, la información permanece y puede volver a consultarse años después”.

 De forma divulgativa y cercana, repasó la evolución de los medios desde los años 80 hasta hoy, y defendió la necesidad de estructurar la memoria comarcal para que no se diluya en el mar de la información efímera. “Este libro es también un ejemplo de cómo un medio local puede convertirse en semilla de un gran proyecto”.

 Juan Cabezas terminó su exposición leyendo la espinela que Manuel Juan García Ruiz le había preparado en Radio Alhama (i) t que pudo hacer personalmente al no poder asistir:

Entre sierras coronadas,
diadema de sol y bruma,
va dibujando su pluma,
las pasiones recordadas,
de veredas encantadas,
qué dan vida a su palabra,
la voz antigua que labra,
memoria, amor y sentido,
en su libro está el latido,
que'l monte lleva en su entraña.

Antonio Arenas Maestre: “Un libro que nació en Internet y se ha salvado del olvido en papel”
 La intervención de Antonio Arenas, periodista y colaborador habitual de Ideal y Alhama Comunicación, sirvió como presentación formal del libro. Con tono sereno pero cargado de contenido, Antonio trazó la trayectoria de la obra desde sus primeras publicaciones digitales hasta su edición en papel, señalando que Caminos y gentes es “una de esas obras que nacen de lo local pero alcanzan lo universal”.

 Destacó que el libro no solo recoge testimonios y documentos que se hubieran perdido sin la intervención de la autora, sino que también plantea un modelo de cómo se puede rescatar la memoria oral desde el respeto, la empatía y la participación directa de las comunidades. Antonio abordó también una preocupación creciente: el riesgo de que los contenidos digitales sean plagiados o desaparezcan, y reivindicó el valor del papel como garantía de permanencia. “Una caída de servidores puede borrar miles de horas de trabajo. Un libro impreso, en cambio, resiste el paso del tiempo”, recordó.

 Detalló además el carácter coral del libro, con sus 65 artículos seleccionados, sus tres bloques temáticos —Caminos y gentes, Madre  Tierra y un apéndice inédito— y los textos introductorios de Manuel Titos, Antonio Castillo y Andrés García Maldonado. Antonio explicó que la autora ha costeado personalmente una edición destinada a presentaciones públicas, y que no obtiene beneficio económico alguno. “Ha invertido tiempo, dinero y alma”.

Mariló Vílchez Oyonarte: “Estas sierras están llenas de historias que no podían perderse”
 La intervención más extensa y emotiva fue la de la propia autora, Mariló Vílchez Oyonarte, quien recorrió visual y verbalmente algunas de las historias que componen el libro, acompañándose de una cuidada presentación de imágenes y documentos. La autora comenzó recordando sus orígenes como montañera, su paso por Sierra Nevada y su descubrimiento de las sierras de Tejeda y Almijara en 2011, cuando dos compañeros de excursión la invitaron a conocer la Maroma.

 Desde entonces, su curiosidad por el paisaje derivó en una investigación de campo que la llevó a recorrer caminos, cortijos y ventas, a hablar con ancianos, a localizar fotografías antiguas y a reconstruir genealogías y microhistorias. “He llamado a ayuntamientos preguntando por quién vivía en tal cortijo, y siempre encontraba a alguien que sabía, o que conocía a alguien que sabía. Así han salido muchas de las historias del libro”.

 Relató casos concretos, como el de la venta Pradillo, el cortijo de la Loma Ugarte o la venta de López, y se apoyó y mostró imágenes que fueron desde ruinas actuales hasta retratos familiares de los años 40. Una de las historias que más conmovió fue la de Antonia y Bernardo, una pareja truncada por la enfermedad, cuyo desenlace trágico está recogido en el libro.

También narró su hallazgo personal al descubrir que su abuelo materno había sido propietario de una finca en la sierra, y su posterior viaje a Guatemala para completar la historia del padre Javier Alaminos, misionero e hijo adoptivo de una marquesa que repartió parte de su finca entre los campesinos de Cáñar y Otívar. “En Guatemala me encontré con familias indígenas que viven gracias a ese legado, que recuerdan al padre Javier como un salvador. Aquello me impresionó profundamente”, confesó.

  Finalmente, defendió la necesidad de preservar la memoria desde una perspectiva humana: “La historia no son solo los hechos oficiales. También son las vidas que no salen en los libros, pero que han dado forma a lo que somos”.

Una obra que da voz a lo invisible
 Caminos y gentes se presenta como una recopilación de 65 relatos que nacieron en alhama.com, pero que han trascendido por su autenticidad y sensibilidad. El libro es fruto del trabajo de campo, pero también de una capacidad narrativa que ha sabido escuchar y transmitir, con respeto y precisión, las voces del pasado.

 La edición, promovida por la Consejería de Medio Ambiente con motivo del 25º aniversario del parque natural, está disponible en los centros de visitantes de La Resinera (Granada) y Sedella (Málaga). Una edición especial, financiada por la autora, acompaña ahora una gira de presentaciones por diferentes municipios. Además de Alhama, están previstas presentaciones en Córdoba (22 de agosto), Nerja (18 de septiembre), Málaga (10 de octubre), y otras localidades de la Axarquía y la comarca de Alhama.

 Como señaló uno de los asistentes al finalizar el acto: “Estas historias estaban a punto de perderse. Hoy ya forman parte de nuestra memoria común”.

 Pero la presentación no concluyó con la presentación y pequeño coloquio, prácticamente todos los asistentes adquirieron un ejemplar, llegando a agotarse, pero el coloquio amigable y cercano con la autora, personas conocidas y compañeros de ruta, hicieron que se prolongaran desde las anécdotas al reencuentro de algunos de los asistentes, llegados desde diferentes sitios, alguna de ellas desde Valencia, que me comentaba como nuestra web la tiene al corriente de lo que ocurre en nuestra tierra, como una ventana que la asoma a su tierra que no olvida. En definitiva, una satisfacción por el fruto de este trabajo desinteresado que hacemos y de los resultados más entrañables que puede proporcionar. Seguiremos mientras se pueda.

 

Dedicatoria de Mariló

 Esta dedicatoria sólo puede comenzar con una palabra: gracias. Gracias a todas y cada una de las personas que protagonizaron, en su día, una historia. Gracias por su generosidad, cortesía, confianza y afán de colaboración, pues sin sus testimonios no habría sido posible poner por escrito todo lo que me enseñaron –todo lo que me inspiraron– años de caminatas por el territorio del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Testimonios reales, que describen las vidas corrientes de personas corrientes, desprovistas a priori de interés o atractivo, y que hoy constituyen documentos etnográficos –algunos sorprendentes– relatados en primera persona, con caras, apodos, nombres y apellidos: lo que vivieron, lo que creyeron, lo que disfrutaron, lo que padecieron; relatos que son también una guía paisajística y de oficios, tradiciones, usanzas e incluso formas de pensar que cayeron en desuso hace mucho tiempo. Gracias, del mismo modo, a quienes seguís las publicaciones mes tras mes y año tras año, como lectores primero y, muchos, como amigos después. Gracias a quienes me habéis ayudado, propuesto, motivado, acompañado, aconsejado, enseñado y respaldado a lo largo de este tiempo de trabajo; gracias a todos por estar, por seguir ahí.

 Desde el 13 de junio de 2015 –fecha de publicación del primer artículo– los héroes de estas historias nos han permitido entrar en la intimidad de sus casas y sus pensamientos para compartir el pasado, su pasado, con nosotros. Les hemos visto reflexionar, concentrarse, evocar, sonreír y también llorar mientras desgranaban –sorprendidos, tal vez, por el interés que suscitaban– los frutos más preciados de su memoria; recuerdos que no eran, como quedó patente, las hojas caídas de otros tiempos, sino algo valioso e inaprensible que, para ellos, existía aún en todo su esplendor. Por nosotros rememoraron una parte de la Historia reciente a través de su infancia, sus inquietudes, sus penas y alegrías, sus amores, sus frustraciones también, dando cabida en un rato de charla a muchos años de vida, con esa propiedad sobria y certera que los mayores infunden a su lenguaje; por nosotros se entregaron al sentimiento agridulce de volver la mirada a aquello que se tuvo y que ya no se tiene y, a pesar de eso, continuar su narración con una sonrisa. Ellos son –ellos fueron– los últimos habitantes de un mundo que ha ido decayendo y del que ya sólo quedan vestigios: hombres y mujeres que pertenecían a una familia, a un oficio, a un pueblo y en definitiva a una vida que, ciertamente, no era mejor pero sí más auténtica que la que llevamos hoy. 

 Queridos protagonistas, cuánto hemos aprendido de vuestras sentidas narraciones, por las que podemos figurarnos el pasado como si también hubiésemos sido parte de él; mediante ellas la razón se expresa, los afectos se conmueven y se recuperan conocimientos ya extinguidos. Gracias por ofrecernos la oportunidad de abrazar otras vidas y de participar de experiencias muy distintas a las nuestras; por enseñarnos de sabidurías centenarias y arcaicas costumbres perdidas en el rodar del tiempo; por pintar de colores el antiguo paisaje agrario, cultural y humano de nuestros pueblos y sus comarcas, que sólo conocíamos en un desvaído blanco y negro. Por tantos testimonios personales con un común hilo conductor –el día a día en un entorno campesino–, que abrigan como una manta de lana junto al fuego: son lecciones que transmiten valores universales y que, mientras perduren, nos ayudarán a comprender un presente cada vez más paradójico. Gracias por demostrar con el ejemplo que, al fin y a la postre, el verdadero éxito consiste en alcanzar la vejez recorriendo con serenidad y confianza, un paso detrás de otro, el sendero de la vida. Los que seguís con nosotros y los que por ley de vida nos habéis dejado ya, sabed que os escuchamos con respeto e interés y que vuestra palabra –todo lo que sabéis y todo lo que sois– escapará, lo ha hecho ya, de la fuerza destructiva del olvido. Con cuánta razón afirmaba William Shakespeare que los ancianos son los libros, las artes y las academias que ilustran y alimentan a este mundo. 

 Labradores, resineros, pastores, caleros, esparteros, jornaleros, leñadores, viñateros, segadores, arrieros, trashumantes, esencieros, soldados, maquis, guardias civiles, curas misioneros, venteros, terratenientes, padres, madres, abuelos, hombres y mujeres… Todos. Porque la Historia, por fortuna, no la erigen sólo los grandes nombres. Convertir vuestro tesoro de memoria recobrada y compartida en un libro es restituiros una parte de tanto como ofrecéis cuando nos lleváis de la mano en ese fascinante viaje a través del tiempo que constituye escuchar vuestros relatos. 

 

 

Un reportaje gráfico de Eladia Rus

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